Pobreza infantil
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Opinión

Editorial

Pobreza infantil

 


La pobreza tiene repercusiones importantes en la salud, el aprendizaje y la productividad de las niñas, niños y adolescentes. Si no se rompe, el ciclo de la pobreza se reproduce generación tras generación. Todos ellos son el grupo de edad más afectado por la pobreza en México, ya que más de la mitad vive en estas condiciones, lo que les impide el ejercicio de sus derechos básicos a la salud, alimentación, educación, vivienda y protección social.

Tal escenario obliga a mejorar los sistemas de recolección de datos para asegurar que los niños y niñas más vulnerables, en situación de calle o en comunidades de difícil acceso, estén incluidos en estas mediciones, además de garantizar que existan indicadores para medir los progresos en la disminución de la pobreza infantil.

Es indudable que la pobreza y exclusión que enfrentan los niños y adolescentes en Oaxaca en ocasiones agudiza la negación en el ejercicio de sus derechos que pueden llegar a experimentar en situaciones de alta vulnerabilidad, tales como carencias en el ejercicio de su derecho a la identidad; separación de sus familias asociada con las dinámicas migratorias internas e internacionales que ocurren en el estado.

Así como la posibilidad de que sean víctimas de violencia o explotación económica o bien el hecho de tener alguna discapacidad o estar privados de su libertad por haber incurrido en algún delito. Poco más de la mitad de los menores de 18 años que viven en México, un total de 20.7 millones de niñas, niños, adolescentes y jóvenes, se encuentran en situación de pobreza.

Para mejorar las condiciones en materia de acceso a la protección social, se requiere de un sistema universal, que cuente con una instancia que coordine esta política a nivel nacional. También es deseable que la instancia sea encabezada por el o la titular del Ejecutivo y estar integrada por las dependencias y entidades cuyo objeto esté vinculado a los riesgos asociados a la protección social.

 

Rescatar inmuebles

 

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) así como al gobierno municipal de Oaxaca de Juárez deben flexibilizar los lineamientos para la rehabilitación de edificios en el Centro Histórico ante el peligro que representan. Debido a que ahí se encuentra el mayor número de viviendas en mal estado con riesgo de colapso de bardas o marquesinas, es necesario acudir en su rescate.

En muchos de los casos, a lado de los inmuebles funcionan establecimientos comerciales y en consecuencia hay flujo de ciudadanos que entran y salen, corren el riesgo de que en cualquier momento puedan sufrir algún accidente. Temblores y lluvias reblandecen suelos y paredes, y son el mejor argumento para establecer un programa de acción para rescatar los inmuebles en mal estado.

Como transeúntes, en ocasiones somos inconscientes e irresponsables, pues pese a tener conocimiento de las averías en las fachadas de los inmuebles pasamos cerca sin importar que se desplome. Si bien toda reconstrucción o rehabilitación obliga a desembolsar recurso, es necesario que los dueños de las casas en precarias condiciones se hagan responsables de sus propiedades y busquen una solución.

El Centro Histórico está constituido por 488 manzanas, en donde existen mil 602 edificios, de los cuales 315 están catalogados como inmuebles en mal estado y 41 están catalogados de alto riesgo. De ahí que el reto no sólo sea prevenir riegos entre la población, también mejorar la imagen de la ciudad, tanto para los visitantes como para los propios oaxaqueños.

Oaxaca es catalogada Patrimonio Cultural de la Humanidad y deben existir condiciones necesarias para tener una ciudad en buen estado y atractivamente turística. Urge convocar a los oaxaqueños a evitar dañar nuestro patrimonio histórico, pues los grafiti, sismos, lluvias ácidas, humedad, son factores sociales que dañan las viviendas, por ello urge acudir en su rescate.