La tragedia, una vez más
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Opinión

Editorial

La tragedia, una vez más

 


Como se ha difundido en los medios de comunicación, portales de noticias y redes sociales, este martes 22 de agosto, por la madrugada, un autobús, con 47 pasajeros, chocó de frente con un tráiler en la carretera Cuacnopalan-Oaxaca, en el kilómetro 91+850. La mayoría de los pasajeros eran migrantes, en su mayoría originarios de Venezuela. El primer reporte de las diligencias de este fatal accidente carretero ubicó a 36 personas lesionadas, la mayoría en estado crítico y 16 fallecidas, 8 hombres y 8 mujeres. Es el segundo accidente mortal que se registra en territorio estatal en poco más de un mes, pues el pasado 7 de julio, otro más cobró la vida de 29 personas, en el tramo de Magdalena Peñasco a Chalcatongo de Hidalgo, en la región Mixteca. La mayoría de los cuerpos fueron reconocidos y entregados a sus familiares. También se procedió el traslado de cinco al Estado de México, entre ellos, el chofer de la unidad. En tanto, los restos de dos personas de nacionalidad mexicano-estadunidense, permanecieron en el auditorio de Peñasco.

Antes del siniestro del mes de julio hubo otro, asimismo de un viejo autobús lleno de migrantes que volcó en un tramo carretero de la misma autopista en límites entre Oaxaca y Puebla. Se sabe que la vía referida no está hecha para grandes velocidades, pues ha sido escenario cotidiano de accidentes mortales. Sin embargo, en el reciente siniestro como en los anteriores, queda en suspenso el origen del mismo: impericia del conductor, mal estado de la unidad, error humano de quien lo ocasionó, entre otros. Asimismo, deja lugar a la duda respecto a la omisión de las autoridades, en este caso de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), al otorgar autorización para circular por las carreteras federales del país y aún las de cuota, a empresas que, con la pantalla de transporte turístico, utilizan unidades viejas, desvencijadas y chatarra.

La tragedia que nos ocupa es el efecto colateral de los flujos migratorios sin precedente que han transitado por la entidad, que las autoridades estiman en más de cien mil en las semanas recientes. La desesperación de familias completas para llegar a su destino, los lleva a abordar unidades que no son del todo adecuadas. Ante esta situación tan dramática, hay que reconocer el gesto humanitario que desplegó el gobierno de la Primavera Oaxaqueña para apoyar a quienes fallecieron y aquellos (as) que permanecen en hospitales, cuya gravedad, seguramente habrá de incrementar el número de decesos.

 

S-22: Su otro calendario

 

La beligerancia y el desapego docente del magisterio oaxaqueño afiliado al llamado Cártel 22, es ampliamente conocido por todos en nuestra entidad. Y es que, desde hace 43 años, cuando nació la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y en Oaxaca, el Movimiento Democrático de los Trabajadores de la Educación (MDTEO), su “lucha” ha sido llevarle la contra al gobierno federal, al estatal y a todo aquello que provenga de los mismos, salvo, obviamente, las prebendas y dádivas. Por ello, a diferencia de otras entidades cuyos maestros participan en la Coordinadora, como Chiapas o Michoacán, el magisterio oaxaqueño, siguiendo la campana de sus dirigentes manipuladores, se ha opuesto a planes, programas de estudio y mecanismos de evaluación. Son opositores a ultranza de cualquier estrategia que pretenda medir el aprovechamiento escolar. Es decir, se asumen autónomos.

El ejemplo está a la vista. Hace días la dirigente sindical, Yenny Aracely Pérez Martínez declaró que ellos rechazan los libros de texto gratuitos, además, de cualquier plan de estudios que provenga de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Más aún, que ellos elaboran sus propios contenidos programáticos adaptados a la educación pública de los oaxaqueños. Y para ello enarbolan su Plan para la Transformación de la Educación en Oaxaca (PTEO) que, durante los recientes talleres de capacitación ha quedado claro para muchos maestros que no son de contenido pedagógico sino político e ideológico. Desde hace tal vez una década, un grupito de mentores aglutinados en un organismo de fanatismo sindical se sacaron de la manga dicho plan. Fue en el período de gobierno de Gabino Cué Monteagudo (2010-2016). Lo mantuvieron en suspenso durante el régimen de Alejandro Murat (2016-2022), pero con la entrada de una dirigencia permeada por el fanatismo y el falso radicalismo, lo volvieron a sacar de la congeladora.

Bajo esa premisa salieron de nuevo con la jalada de que tienen un nuevo calendario escolar, en donde ya señalan las fechas para celebrar. Éstas incluyen algunas efemérides no históricas, sino aquellas en las que el magisterio se ha asumido víctima como el 14 y 16 de junio. Los símbolos patrios y los héroes nacionales vienen pasando a segundo término. La pregunta es: ¿y dónde está la energía de los padres y madres de familia para detener esta farsa de educación? ¿Dónde está la fortaleza de las autoridades municipales?