Congreso inoperante
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Opinión

Editorial

Congreso inoperante

 


La LX Legislatura del Estado se ha caracterizado por su parálisis, poca productividad y voracidad. Se trata de uno de los congresos locales más obesos a nivel nacional, además de ser uno de los más onerosos. Desde dos legislaturas anteriores, el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO), lo ha ubicado como tal. Tener 42 diputados (as), 25 de mayoría relativa y 17 de representación proporcional es una exageración tomando en cuenta su poca productividad, el bajísimo perfil de muchos legisladores y la suma millonaria que gastan de presupuesto anual, ello aparte de las prebendas que se le otorgan a cada legislador o legisladora. En el pasado reciente, aún en el último año del gobierno de Alejandro Murat, por aprobar iniciativas del ejecutivo, el presupuesto anual o la Cuenta Pública, había para cada uno (a) un pago adicional, conocido como “pago por evento”. Es decir, aparte de sus dietas, había una suma millonaria disponible para pagar sobornos a los y las legisladoras.

Si como dijo el gobernador Salomón Jara, tal cuota ya no existe, luego de aprobarse la nueva Ley Orgánica del Poder Ejecutivo, la revocación de mandato y una que otra iniciativa, no todo es miel sobre hojuelas entre los mercenarios representantes populares. El ejemplo está en el Plan Estatal de Desarrollo, 2022-2028, que fue enviado de manera oportuna por el ejecutivo estatal, pero fue aprobado mes y medio después. Esto es, se mantuvo en la congeladora, minimizando su importancia. Obvio, en otros tiempos se hubiera aprobado en dos o tres días, siempre que se les hubiera otorgado el “pago por evento”. Este embute millonario era cobrado de manera directa y llegaba en paquetes al mismo edificio legislativo de San Raymundo Jalpan o, en su defecto, cada legislador acudía a la Secretaría de Finanzas del gobierno estatal. Por ello, hemos calificado a ésta como a las anteriores legislaturas, de voraces.

Siempre hemos opinado que si bien los pueblos tienen los gobiernos y representantes populares que merecen, en Oaxaca hace falta un Observatorio para medir la productividad o trabajo del Congreso del Estado. Ello podrá dar una idea si los 42 cumplen o si, en su defecto, vale la pena reducir con una reforma constitucional dicho órgano obeso, además, si la labor realizada justifica que tenga asignado un presupuesto anual cercano a los 400 millones de pesos. Hoy, en tiempos preelectorales, la mayoría está en otras cosas y no en su labor legislativa.

 

Abusos vs turismo

 

Uno de los problemas que a menudo soslayan las autoridades es, evitar que el turismo que visita Oaxaca y sus destinos de playa en esta temporada, se vaya de nuestro terruño con malestar, insatisfecho o presa del hartazgo. Para ejemplo basta un botón. Luego de que el gobierno de la ciudad de Oaxaca autorizara cientos de permisos para puestos ambulantes, incluso los de la festividad de la Virgen del Carmen, las calles quedaron materialmente copadas e imposibles para transitar a pie. Esta situación resulta una paradoja al propósito de la Secretaría de Movilidad de habilitar algunas calles del Centro Histórico para uso exclusivamente peatonal. Pero hay cosas que van más allá de la pésima imagen que presentó nuestra capital como un gigantesco tianguis y son los abusos en contra de los visitantes. Desde los propietarios de restaurantes reconocidos –y no digamos los que se asumen exclusivos para el turismo extranjero o adinerado- hasta las fondas de los mercados, que de manera burda incrementaron sus precios en sus cartas.

El resultado de la autorización desmedida de permisos para bares y antros en el mismo Centro Histórico, ha hecho de las calles más concurridas por los visitantes, lugares de escándalo, con grupos musicales y aparatos de sonido a todo volumen, sin control alguno. Porque no existen en el ayuntamiento capitalino normas o reglamentos que, si no inhiben ese tipo de conductas, al menos sirvan para moderarlas. En dichos lugares los cobros son superiores a cualquier parte del país, incluso en centros de gran afluencia turística. Las reservaciones estuvieron por las nubes, desde meses atrás cuando los espacios fueron solicitados en exclusividad. Esto es, no existen organismos que vigilen o verifiquen la calidad y los costos de los productos que expenden.

En redes sociales incluso se recomendó a quienes quisieran ir a la verbena de la fiesta de la Virgen del Carmen, los días 16 y 17 de julio, evitar consumir productos típicos ante los abusos de los vendedores. Es decir, sentarse a cenar unas memelas o empanadas, era realmente prohibitivo para locales y nacionales. Esta situación debe evitarse si, como han dicho las autoridades, hay que hacer del turismo un verdadero pivote del desarrollo económico. Porque no es un secreto que, en temporadas altas de afluencia de visitantes, hasta el más modesto prestador de servicios quiere explotarlos a placer.