Agua potable: Rubro soslayado
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Opinión

Editorial

Agua potable: Rubro soslayado

 


Está ya en curso el sexto mes de la administración del gobernador Salomón Jara. Aún no se han dado a conocer los pormenores para la presentación de su Plan Estatal de Desarrollo, 2022-2028. Hay que recordar que se hicieron de manera oportuna las consultas y foros temáticos para buscar los consensos en torno a rubros claves del entorno político, económico y social de la entidad y de los grandes desafíos que se han ido arrastrando de antaño. Sin embargo, más allá de formalidades, sería interesante saber sobre qué vertientes caminará este gobierno; cuáles serán los ejes básicos y transversales por donde se desplegará la política social; la gobernabilidad; infraestructura; turismo; el campo y otros rubros fundamentales para el desarrollo oaxaqueño. Esperamos que dicho Plan Estatal sea en verdad un eje rector en la tarea de gobierno y no un mero formulismo o trámite que haya que cumplir.

Lo anterior viene a tono con un rubro que parece ser marginal en las prioridades gubernamentales. Se trata de la urgencia de un proyecto hidráulico que asegure el suministro de agua potable en la capital y municipios conurbados. En estos días, hay colonias del casco urbano que están a casi un mes de no recibir el vital líquido. Y no se diga las colonias populares. En ciertos sentidos se ha superado a gobiernos pasados en el mal manejo del racionamiento y de la atención a fugas de agua potable y residuales. Sin hacer comparaciones ociosas, tal parece que hoy en día, no se han diseñado estrategias para hacer frente a la crisis que se presenta en cada temporada de estiaje. Los pozos que permitían atenuar los efectos, ubicados en municipios conurbados, ya son insuficientes. El crecimiento de la mancha urbana ha contribuido al empobrecimiento de los mantos freáticos. A ello hay que agregar los coletazos de la contaminación de nuestros principales afluentes, que parecen no figurar entre las prioridades del gobierno.

Desde la administración pasada se menciona nuestra capacidad de crecimiento económico, que supera la media nacional; la captación del turismo y el aliento a las inversiones. Lo más triste es que no se atiendan cuestiones elementales como la salud, la educación y los servicios básicos para una vida digna. Y no puede hablarse de vida, en tanto haya carencias elementales como es el agua potable. En la capital nadie quiere verse en el espejo de Monterrey que, con todo su desarrollo, su población ha vivido un verdadero infierno ante la pobreza de agua potable.

 

CityBus: Millones a la basura

 

En los poco más de cinco meses del actual gobierno, han salido a flote irregularidades, desvíos y presunta corrupción en diversas áreas de la administración pública que involucran al régimen anterior. Contratos de empresas que no cumplieron, venta de plazas de base, presunta protección a funcionarios coludidos con el Cártel del Despojo y muchas más. Empero, no dejan de ser denuncias que sólo alientan el morbo. Y hay un proyecto que viene desde dos sexenios atrás, el cual por las anomalías presentadas, habría sido borrado de un plumazo. Se trata del llamado CityBus, con el que se buscaba mejorar y dignificar el transporte urbano en la ciudad. Se habla de más de mil millones de pesos que fueron tirados a la basura. El proyecto nació en los dos últimos años del gobierno de Gabino Cué y el siguiente hizo su parte, al poner en operación las unidades adquiridas para ese fin.

Sin embargo, de nueva cuenta la opacidad permeó en el citado proyecto. Paradas de autobuses que ya habían sido destruidas por el vandalismo fueron levantadas de nuevo. Se reactivaron los trabajos, pero el sistema de transporte al parecer, arrastró desde su nacimiento muchas anomalías y corrupción. Todo ello contribuyó a que la actual administración lo cancelara. Se menciona un parque vehicular de más de 40 autobuses que están inactivos y yacen en encierros. De lo que serían las paradas, ahora convertidas en estacionamientos de taxis foráneos; de todo un trabajo de acondicionamiento que no sólo generó un desembolso millonario sino, además, muchas molestias a la ciudadanía, sobre todo a los vecinos por donde pasan las rutas. ¿Todo para qué? Para que al final se diga que el CityBus fue un fiasco.

Si bien es cierto que el principio fue muy loable, darle a los citadinos un transporte moderno, digno y decoroso, que tuvo que bogar contra corriente ante un pulpo camionero local que insiste en seguir utilizando su chatarra, también es cierto que toda esa nobleza naufragó en medio de corruptelas, opacidad y de funcionarios rapaces. En Oaxaca, con tantas necesidades y pobreza, no estamos para echar los magros recursos públicos a la basura. En nuestra opinión, la actual administración debe realizar una investigación a fondo sobre este caso. Pero, en paralelo, evitar que aquello que ya fue construido o adquirido como es el caso de los autobuses, no se siga deteriorando. Es factor de todo buen gobierno recuperar lo poco que no se ha perdido del todo. Son recursos del erario y, por tanto, dinero del pueblo.