Seguridad: Mito y realidad
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Editorial

Seguridad: Mito y realidad

 


Durante los primeros ocho días de octubre, en la entidad se contabilizaron al menos 26 homicidios dolosos. La mayoría fueron con arma de fuego, ejecuciones y con el perfil indiscutible de haber sido perpetrado por sicarios cebados en este tipo de acciones criminales. En dos o tres ocasiones, Oaxaca ha aparecido en las conferencias de prensa mañaneras, en donde figura al lado de entidades calificadas con altísimos niveles de violencia y criminalidad. En esas apariciones públicas, de las que los responsables de la seguridad en el gobierno estatal parecen no tomar debida nota, se ha dicho la realidad: estamos en los más altos niveles en materia de homicidios. ¿Cómo se entiende pues que se siga cacareando la especie de que somos no de las diez sino de las nueve entidades más seguras de México?

En años anteriores daba escalofrío conocer la cadena de ejecuciones, crímenes, secuestros y desapariciones que ocurrían en regiones como Tuxtepec o el Istmo de Tehuantepec. Hoy no. Se ha tomado como algo normal en la conciencia ciudadana, más aún, porque la propia capital oaxaqueña ha sido escenario de vendettas, ajustes de cuentas y ejecuciones a plena luz del día. Ello se ha constatado en los últimos tiempos cuando ha sido escenario de crímenes perpetrados, seguramente, por sicarios o células del crimen organizado. No hay un solo día en que las diversas regiones del estado, antes consideradas tranquilas como la Mixteca, no sean teatros criminales. Es más, en la Costa, Pinotepa Nacional se ha convertido en años recientes en una de las poblaciones más inseguras del país. A diario se cometen homicidios y delitos de alto impacto.

Las autoridades tienen –o deben tener- identificadas las ramificaciones de los grupos delictivos que operan en la entidad. En la capital, algunos de los homicidios tienen que ver con las operaciones de una banda de colombianos dedicados a préstamos con altísimos intereses. En la Cuenca, el Istmo y la Costa, es evidente la presencia de grupos criminales bien identificados en varias partes del país, una de sus operaciones ilícitas es cobrar derecho de piso, con lo que sorprenden a comerciantes, ganaderos, agricultores y hasta modestos negocios de venta de tacos, misceláneas o lava-autos. Para desgracia nuestra tanto a nivel estatal como nacional no existe una estrategia de combate a dichos grupos, lo que pone a la ciudadanía en un ambiente de indefensión.

 

Anarquía vial

 

Cuando se analiza en perspectiva la situación caótica de la vialidad en la capital del estado, que a veces asemeja las que padecen las grandes urbes, se parte de la premisa de que no hay autoridad ni reglamento que tenga una observancia y cumplimiento generalizado. Si en Oaxaca de Juárez existe algún reglamento de tránsito, éste debe ser muy antiguo y, probablemente obsoleto. Sin embargo, es más que evidente que no existe, al ver a diario centenas de vehículos parados en doble fila, obstruyendo el tránsito y sin que patrulla o elemento de vialidad les aplique alguna multa o sanción económica. Esto se ha convertido en un vicio, que nadie pretende abandonar. Y ello ocurre en toda la ciudad. Pararse en doble fila y así congestionar el tráfico, es un ilícito que se comete con absoluta impunidad, sin que autoridad alguna –insistimos- busque evitarlo por salud pública.

Otra de esas violaciones a los principios de buena convivencia es aparcarse en la terminal de las banquetas, donde hay señales para que personas, si usan silla de ruedas, puedan bajar sin dificultad. Tampoco se respetan los espacios previamente designados para dicho efecto ni se sancionan en el Centro Histórico y otras partes de la capital, la costumbre de vecinos, comerciantes y prestadores de servicios turísticos, de apartar lugares con letreros como “ascenso y descenso”, “carga y descarga” o simplemente porque quieren dejar sus vehículos de motor enfrente de sus domicilios o negocios. Este gobierno municipal es de impulsos cortos. Puso en marcha el operativo “barredora” para quitar dichos obstáculos: cajas de cartón, botellones de plástico u otros, en calles y avenidas, pero al día siguiente lo suspendieron sin razón o justificación aparente.

En los últimos días, tal como lo hemos consignado en las páginas de EL IMPARCIAL. El Mejor diario de Oaxaca, en el tramo comprendido entre el puente de San Jacinto Amilpas hasta el llamado “Cuarto Centenario”, motociclistas y automovilistas toman dicha vía como si fuera pista de carreras, poniendo en riesgo a los peatones que tienen que sortear el peligro para poder cruzar. Ello ante la falta de puentes peatonales. Dicha situación se pone en práctica todos los días y a todas horas sin que los aprensivos agentes de vialidad, más preocupados en imponer sanciones o pedir “mordidas”, hagan acto de presencia. Y es que por lo visto, las denuncias, las notas en los medios impresos o digitales, les vienen valiendo sorbete.