Indignación nacional
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Editorial

Indignación nacional

 


En todo México y en el mundo católico ha corrido como reguero de pólvora una gran indignación, independientemente del credo religioso que profesen los mexicanos. Y es el asesinato artero y cobarde de dos sacerdotes jesuitas en una comunidad de la Sierra Tarahumara, en el estado de Chihuahua, por parte de un jefe delincuencial de la zona apodado “El Chueco”, el mismo que ha mantenido a dicha región en medio del terror y la zozobra. Su Santidad, el Papa Francisco, emitió un sentido mensaje al respecto, deplorando del nivel que ha alcanzado la violencia en el país. La jerarquía católica y la propia Compañía de Jesús en México, lo han calificado de “Estado fallido”, justamente por la burda e insultante estrategia de seguridad que ha seguido el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, llegando a niveles graves de muertes violentas que ya rebasa los 121 mil, incomparables con los que tuvieron los regímenes de Felipe Caderón y Enrique Peña Nieto, en todo su período de gobierno.

Sin embargo, lo que ha llenado de repudio e indignación a la población católica y cristiana del país, es el cinismo presidencial que, a sabiendas de gobernar un país salpicado de sangre, insiste en que su estrategia es la correcta y que la culpa de todo lo que pasa en materia de seguridad es de gobiernos anteriores, es decir, el mismo disco rayado, burdo y torpe de culpar a casi cuatro años de esta administración, a los antecesores o, en el caso de los jesuitas, al gobierno local de Chihuahua, gobernado por el Partido Acción Nacional (PAN). Es decir, sigue adelante la política de anexar responsabilidades al de atrás y culparlo de todos los males del país, lavándose las manos, aunque éstas sean en sangre. Se lo han dicho los euro-diputados del Parlamento Europeo y congresistas de los Estados Unidos, que son opiniones calificadas, empero, el empecinamiento en que los abrazos y no los balazos son la solución, dejan entrever una connivencia evidente entre gobierno y grupos criminales.

A diario, los canales de televisión y los medios de comunicación impresos y digitales muestran el mapa criminal del país. Las ejecuciones en mercados públicos; los fusilamientos; el clima de terror que la delincuencia organizada ha desatado en entidades como Zacatecas, Guanajuato, Colima, Guerrero, Michoacán, Tamaulipas o Sonora, no ha permitido hacer entender al llamado gobierno de la Cuarta Transformación de que el país se ha ido hundiendo en un abismo poco a poco, sin que haya una respuesta al peligro que ello representa.

 

Tema impostergable

 

Nuestra postura respecto al cacareado argumento de que Oaxaca es una de las entidades más seguras del país no ha sido algo fortuito. Es una respuesta a ese insulto a la inteligencia de los oaxaqueños, de persistir en un argumento que sólo quienes están al frente del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) conocen de sus mediciones y estadísticas. Por ejemplo, sólo en lo que va del mes de junio, en dos fines de semana, se han contabilizado hasta diez ejecuciones. Es evidente que ello no ocurre en una entidad que tenga altos parámetros de seguridad o que sus estrategias sean tan exitosas que hechos como el que mencionamos no ocurran. En efecto, Costa e Istmo de han llevado los más altos resultados en materia de criminalidad, sin que ello tenga que exentar a otras regiones.

El argumento de que somos de las entidades más seguras del país, con certeza sirve para promover las inversiones o alentar al turismo nacional y extranjero a venir a Oaxaca. Pero no se vale sorprender la buena fe de los que aquí vivimos con este tipo de farsas que lo único que hacen es generar confusión o que, aquellos funcionarios que tienen a su cargo las delicadas áreas de seguridad, se regodeen en la comodidad de las mediciones del SESNSP y no cumplan a cabalidad con su compromiso institucional. Por ejemplo, el pasado fin de semana, desde el viernes 17 de junio, hubo hechos criminales en verdad lamentables. Una madre con su hija, menor de edad, fueron asesinadas en límites de Oaxaca. Al día siguiente, dos sujetos fueron privados de la vida en Pochutla. En la madrugada del domingo 19 de junio, un conocido maleante que era el terror de la Costa, apodado “El Tigre” fue ejecutado junto con su familia, en la región y dos jóvenes más, fueron acribillados con armas de alto poder en la Colonia Santa Elena, perteneciente a Santa Cruz Xoxocotlán.

El gobernador electo, Salomón Jara Cruz tiene entre manos la oportunidad de darle seguridad a los oaxaqueños. El tema ha sido una de las demandas más sentidas que le fue planteada durante su campaña política, en municipios y regiones. Por tanto, sabe que la inseguridad sigue lacerando duramente a la ciudadanía. Más ahora que, se sabe, la delincuencia se está apropiando de la cadena productiva y todo aquello que le genere más dividendos, como es el caso del aguacate en Michoacán o el pollo en Guerrero.