¿Ofrecer disculpas?
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Opinión

Editorial

¿Ofrecer disculpas?

 


El 2006 y todo lo que ocurrió en ese aciago año, es un tema que sigue permeando en la conciencia colectiva de los oaxaqueños, particularmente de quienes padecieron sin motivo para ello, los golpes de los bloqueos a calles y avenidas, barricadas, incendio de casas y negocios, asaltos, etc. Las víctimas no fueron quienes se escudaron en una supuesta lucha social, menos en lo que alguien llamó la “primera insurrección del Siglo XXI”, ni maestros ni funcionarios. Fue el pueblo quien tuvo que sorber el trago amargo de la impotencia frente a grupos y bandas de pseudo radicales que, embozados con paliacates o pasa-montañas hicieron y deshicieron a placer de nuestra capital, agrediendo a la sociedad y desatando lo que en su momento fue una situación de excepción, gracias a la superficialidad con que la Federación vio el affaire oaxaqueño.

Lo anterior viene a cuento pues existen nostálgicos y falsos redentores que hoy, investidos con el manto de la Cuarta Transformación y demás balandronadas, quisieran reabrir ese capítulo y desgarrarse las vestiduras con el triste y lamentable papel de víctimas. El martes pasado, a 16 años del fallido desalojo ordenado por el ex gobernador Ulises Ruiz, que fue el detonador del nacimiento de la tristemente célebre Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO) y de la serie de abusos y atropellos que padeció la ciudadanía, un par de legisladores locales: Horacio Sosa Villavicencio y César Mateos Benítez, presentaron un punto de acuerdo ante el Congreso local, para exigir que los tres poderes acepten que el Estado fue el responsable de la “represión” y éste ofrezca disculpas a quienes ellos llaman víctimas de la fuerza gubernamental.

No faltaron oaxaqueños que tienen frescas en la memoria escenas brutales de lo que cometieron grupos como la APPO, la Sección 22 y otros organismos radicales que llegaron a la entidad para sacar rajas del citado movimiento, que les reviraron a los aludidos legisladores. Algunos se preguntaron si en realidad no deberían ellos ofrecer disculpas a la sociedad por los atropellos que se cometieron. Dicho episodio que, por el bien de tirios y troyanos debería olvidarse, fue una vergüenza tanto para el gobierno como para los grupos que se asumieron entonces, depositarios de la justicia revolucionaria. Sin embargo, el peor castigo que tuvieron fue que dicho movimiento nunca permeó a nivel nacional. No pasó de ser un evento local.

 

Otra de sindicatos

 

De nueva cuenta y con tintes violentos vuelve a surgir en Oaxaca la disputa entre sindicatos y confederaciones del transporte, no sólo por el control de las rutas de las unidades concesionadas al servicio público sino por la misma hegemonía en dicho rubro y en el transporte de materiales. En el Istmo de Tehuantepec, han sido los personeros de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (Catem) con sus homólogos de la Confederación Internacional de Trabajadores (CIT) y lo que queda de la de Trabajadores de México (CTM), los que han obstaculizado tanto las obras que se llevan a cabo en la construcción del rompeolas en Salina del Marqués, como en el mismo Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT). No es un secreto que dichas confederaciones habrían abierto la puerta a los grupos criminales para que impongan su ley en el acarreo y explotación de los materiales pétreos que ahí se requieren.

El pasado martes 14 de junio por la noche, ante la disputa presuntamente por el control de una base de taxis foráneos, el dirigente de “Jóvenes Catem”, Eduardo Luis Villaseca, hermano de Erick, Iván y Juan Yahvé de los mismos apellidos, quienes controlaron a sangre y fuego la Confederación Libertad de Transporte, fue herido junto con uno de sus escoltas por miembros de la Confederación Internacional de Trabajadores (CIT), que dirige a nivel nacional el controvertido y cuestionado senador Napoleón Gómez Urrutia y en Oaxaca, por Hipólito Rojas. Luego de los hechos fueron aprehendidos dos presuntos sicarios de este último. El encono y la ambición de poderío para mantener la hegemonía en el control de este ramo productivo, ha llevado a los personeros de dichos sindicatos a cometer las peores aberraciones.

El dirigente de la CIT, Hipólito Rojas junto con dos sicarios fueron detenidos en un aparatoso operativo policial el pasado miércoles, luego de que armados penetraran en conocido hospital ubicado en la Colonia Reforma de la capital oaxaqueña, para rematar al dirigente de “Jóvenes Catem”, herido un día antes. De ese nivel es la lucha a muerte entre estos delincuentes que, si no han sido identificados como tales, lo son en potencia. Sin embargo, pese a que el mismo presidente López Obrador los ha señalado de ser “sindicatos mafiosos”, poco se ha hecho para detener esta escalada criminal que podría hacer abortar uno de sus proyectos emblemáticos. Por lo pronto, el dirigente detenido y sus sicarios, siguen detenidos.