Y el saneamiento, ¿cuándo?
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Editorial

Y el saneamiento, ¿cuándo?

 


El tema de la contaminación de ríos y afluentes en la ciudad de Oaxaca y los Valles Centrales, que implicaría al menos a dos decenas de municipios, no es un asunto menor. Incluso se han dado resoluciones del Poder Judicial de la Federación para atender este preocupante tema, las cuales han sido ignoradas por presidentes municipales. La gravedad de la polución, las descargas de aguas negras y tomarlos como depósito de desechos, afecta particularmente a los ríos Atoyac y Salado, ambos impactan directamente a la capital oaxaqueña. Han corrido ríos de tinta al respecto, pero nada ha podido convencer a los dos órdenes de gobierno, estatal y municipal, para insertar este asunto en sus planes y programas de desarrollo. Desde hace muchos años, simplemente se ha soslayado, a pesar de la denuncia de grupos y organismos ambientalistas y ciudadanía en general.

Tal como lo hemos documentado en notas y reportajes, es impresionante la apatía oficial para dar una respuesta a este complejo problema. De promesas y compromisos fallidos estamos hartos. En breve iniciará la temporada de lluvias y estaremos como siempre con el Jesús en la boca, pidiendo que dichos afluentes no rebasen su cauce y generen daños y que las aguas negras que llevan en sus corrientes no sean un grave problema de salud pública. En EL IMPARCIAL. El Mejor diario de Oaxaca, no hemos sido omisos en atender los problemas ambientales. He ahí el porqué hemos reiterado que mucho tienen que hacer las autoridades sanitarias estatales y municipales para evitar que camiones cisternas cargados de desechos de fosas sépticas, los arrojen así, sin recato alguno, en las corrientes del Río Salado.

Hemos contabilizado cientos de descargas de aguas residuales en dicho afluente y la cantidad de desechos, incluso peligrosos, que van a dar al Río Atoyac, durante su trayecto de cientos de kilómetros y pasando por decenas de comunidades. Sin embargo, las autoridades no se dan por aludidas. Simplemente les vale sombrilla la protesta, la degeneración de dichos afluentes y la impresionante contaminación que sufren, haciéndolos depósitos de desechos. Estamos convencidos de que ello no es sólo competencia del municipio de Oaxaca de Juárez, sino que tiene que tratarse en un entorno de coordinación con al menos una veintena de municipios por donde pasa el Atoyac. E incluso, con el apoyo del gobierno federal, a través de sus dependencias y organismos dedicados a la protección del medio ambiente.

 

El Llano: el nuevo fumadero

 

Sin ánimo de cuestionar las preferencias o adicciones; la libertad personal o los prejuicios que hay en torno a ciertas sustancias, todo advierte que el Paseo Juárez “El Llano”, no sólo adolece de enfermedades de sus árboles, descuido y destrucción, sino que ahora se ha convertido en el fumadero de marihuana de decenas de personas. Es importante subrayar que el consumo de dicho estupefaciente no está del todo regulado por la legislación mexicana vigente, al menos lo que compete a su uso lúdico, no medicinal. Desde hace un par de semanas, la Policía Municipal recibió la instrucción del edil capitalino, Francisco Martínez Neri, de no molestar a aquellas personas que en la vía pública estuvieran fumando cannabis. Ello dio la pauta para que los consumidores buscaran un lugar idóneo que es, justamente, uno de los únicos sitios recreativos públicos de la capital oaxaqueña.

Respetuosos de las preferencias personales o de quienes consumen dicho producto natural, no podemos soslayar que los excesos pueden detonar un tema serio de inseguridad. Es posible que no tenga relación una cosa con otra, sin embargo, el sábado 23 de abril por la noche se dio un incidente grave: un sujeto pretendió llevarse a una pequeña de 5 años de edad. Por fortuna, los padres de la menor detectaron de inmediato su ausencia y llamaron a la Policía, quien detuvo al presunto responsable. No se trata de moralismo ni, mucho menos, que este diario se asuma como depositario de la ética pública. No. Estamos convencidos de que cada quien es responsable de sus actos. Lo que preocupa es que El Llano ha sido, históricamente, un lugar de sano esparcimiento y convivencia para las familias oaxaqueñas.

Si se ha convertido en el fumadero de marihuana con la anuencia de las autoridades, con certeza éstas, actuarán en consecuencia, es decir, reforzando la vigilancia y dando mantenimiento al citado parque. No podemos soslayar que muchos de los árboles que ahí lucen y dan sombra están enfermos o llenos de plagas. Hace al menos un mes, un viejo ejemplar se vino abajo sin consecuencias graves, sólo daños materiales. Bajo esa premisa, hay quienes no ven con buenos ojos que dicho parque, de recreación familiar, se haya convertido en un fumadero de mota y hasta de siembra, pues en redes sociales se ha difundido que en uno de los prados hay plantas de crecimiento notable.