Obras a medias
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Opinión

Editorial

Obras a medias

 


Mucho hemos insistido en el tema de que las obras que están en curso en los meses que restan de la administración de Alejandro Murat –las pocas que dejará de su gestión- deben ser agilizadas para no dejar obras a medias para el siguiente gobierno. Como lo publicamos la semana anterior en nuestras páginas, existe el riesgo, según comentó el dirigente estatal de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), que, de las obras que se llevan a cabo: las del Circuito Interior y la de Símbolos Patrios, por el tiempo que les falta, podrían ser dejadas a medias o con materiales de pésima calidad. Sin embargo, SINFRA afirma que se terminarán en tiempo y forma. Desde hace meses, en este espacio editorial hemos abordado el tema de la falta de obras y lo que ello implica para una administración que está a pocos meses de terminar su gestión sexenal.

No obstante, si el tiempo apremia para concluir las que se han planeado, como las dos citadas en el párrafo anterior, lo menos que se puede hacer es exigir a las constructoras que ganaron las licitaciones a imprimirle velocidad, sin que ello vaya en detrimento de la calidad de la construcción. Hay que recordar que el financiamiento de las mismas, así se ha dicho, provienen de los recursos del crédito bancario que, luego de la autorización del Congreso del Estado en octubre de 2019, contrajera el gobernador Alejandro Murat con la banca privada. Estamos hablando de 3 mil 500 millones de pesos, que no es poca cosa, si partimos de la premisa de que –insistimos- no existen obras emblemáticas que hayan requerido de mayor financiamiento.

Las dependencias ejecutoras tienen en sus manos la agilización de las que están en curso. Y hay que hacerlo, pues ya se sabe que quienes están hoy en campaña por la gubernatura, traerán sus propios proyectos, algunos de los cuales no habrán de empatar con las obras que quedarían inconclusas. Siempre habremos de lamentar que nuestra entidad, con los magros recursos con los que operan los gobiernos, tengan que dejar obras sin concluir. Al menos el Centro Cultural y de Convenciones que llevó a cabo la actual administración, fue de inicio a fin, aunque con el presupuesto y proyecto ya etiquetados desde el gobierno de Gabino Cué. En realidad, nadie quiere que se repita esta historia, por respeto a la ciudadanía y a quienes, hasta el día de hoy, tienen plena confianza en el gobierno estatal.

 

Triquis: La paz imposible

 

Dentro de la atomizada nomenclatura municipal oaxaqueña y en el marco de su mosaico pluriétnico y multicultural, no todo es paz y armonía; creatividad, tradición y folklore. Hay también conflictos, algunos de los cuales son permanentes, como permanente es el dolor de cabeza para las autoridades estatales. Años y años pasan sin que en la región donde habita la etnia triqui, llegue la paz y la civilidad. Se trata de un grupo indígena trashumante, susceptible a la manipulación y reacio, por consigna de sus dirigentes, a vivir en paz y conciliación en la zona geográfica donde habitan algunos, ya que muchos, cual etnia viajera, se han avecinado en la Ciudad de México, el Norte del país e inclusive, ciudades de Estados Unidos de América. Sin ánimo discriminatorio, son conocidos los grupos de dicha etnia, cerrando calles; mujeres bloqueando avenidas con sus túnicas bordadas rojas, mientras los varones permanecen al acecho o agazapados.

Desde la entrada del gobierno del presidente López Obrador se ha insistido en la necesaria firma de un acuerdo de paz entre los diversos grupos y organizaciones que mantienen en la región triqui la supremacía. La idea de sus dirigentes es llevar por doquier la cantaleta de que, ante la violencia que se vive en esa zona de la Mixteca, hay grupos que se asumen “desplazados” y con ello, convencer a organismos nacionales y extranjeros para protegerlos con medidas cautelares. Y, obviamente, vivir de la dádiva gubernamental. Si existe una etnia que perviva con la mano extendida, ésa es la etnia triqui. Años después de que un grupo de supuestos desplazados tomara como de su propiedad los pasillos del Palacio de Gobierno, en donde pronto cumplirán 12 años, surge la violencia en la zona de Tierra Blanca, Copala.

Y militantes de una de las organizaciones sale de la región con el mismo argumento de que no pueden vivir ahí, por la presencia de grupos paramilitares que matan a ancianos, mujeres y niños. Y se culpan entre sí; se matan entre la misma etnia. Viven de la violencia y de administrarla. Por ello, la semana anterior, cuando la Guardia Nacional realizó un operativo, de inmediato los dirigentes del Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT), llamaron a las comunidades en donde tiene arraigo, a movilizarse, lo que implicó cerrar carreteras y bloquear oficinas en la capital oaxaqueña. ¿Cuál es la lectura de esta situación? Ningún grupo y organización quiere la paz y la concordia. Su meta es seguir viviendo de la violencia y la victimización.