Ambulantaje: El eterno conflicto
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Editorial

Ambulantaje: El eterno conflicto

 


Con el argumento de que durante esta temporada vacacional sus ventas se incrementan, el comercio en la vía pública que ha atiborrado de puestos, mecates y desorden el Centro Histórico, sólo se replegó para calles aledañas al zócalo, pero ahí continúan. De poco o nada sirvieron los escandalosos operativos del gobierno municipal aún en funciones, con su despliegue policial, vallas metálicas y cierre de calles, como se vio en la temporada del “Día de Muertos”. Ahí quien pagó los platos rotos fue el turismo nacional y extranjero, que tenían que pedir permiso prácticamente para poder transitar por el Andador Macedonio Alcalá y visitar Santo Domingo u otros lugares. Hay que recordar que después de dos años y medio de no mover un dedo para solucionar el problema, el edil Oswaldo García Jarquín, activó en el mes de julio los operativos para desalojar a los comerciantes.

Desde ese mes ya asomaba el fracaso. Policía y ambulantes empezaron a jugar una especie del “gato y ratón”. Un día los quitaban del zócalo y al día siguiente los puestos y la venta de centenas de productos aparecieron en las calles de García Vigil y después en Reforma. Posteriormente se instalaron en las calles aledañas a los mercados “20 de Noviembre” o “Benito Juárez Maza”, con las consecuentes protestas del comercio establecido y de los locatarios de dichos centros comerciales populares. En ningún momento, se sabe, el gobierno de la ciudad les ofreció alguna alternativa viable para poder subsistir. Es más, con la cercanía de la Fiesta de Guadalupe, los chachacuales, juegos mecánicos y otros, que ya no se instalaban en El Paseo Juárez, El Llano, volvieron a dicho lugar, al igual que lo hicieron en Independencia y Mier y Terán, en ocasión del festejo de “La Virgen de la Soledad”.

La problemática del comercio en la vía pública, que no ha tenido solución, quedará para la agenda del presidente municipal electo, Francisco Martínez Neri que, el próximo primero de enero, rendirá protesta como edil en funciones. Tendrá como pesado fardo, la problemática que su antecesor no pudo resolver y que, en los últimos días quiso dar una respuesta, incurriendo en otros desatinos, como fue el desalojo que trató de hacer de los locatarios del anexo al mercado “Hidalgo”, en la Colonia Reforma, pues según él, lo daría como pago al adeudo que deja su gobierno con el Sindicato “3 de marzo”.

 

Ni obras ni programas

 

Estamos ya en el ocaso del 2021. Como dijimos el viernes anterior, no ha sido un año fácil, sino complejo y mortal. Estamos además, en la recta final del gobierno que encabeza el ejecutivo estatal, Alejandro Murat Hinojosa y quien, en los últimos días, ha sido objeto de duros cuestionamientos en algunos medios impresos de la capital del país que ponen en tela de juicio, lo que con ironía llaman el “milagro oaxaqueño”. Y no les hace falta razón. Hay más pendientes que realizaciones sobre todo en lo que se refiere a obra pública. Ninguna que pueda calificarse de emblemática y cuya autoría o gestión se le pueda acuñar al actual gobierno. Nadie olvida que en la campaña política de 2016, el hoy gobernador se calificó a sí mismo como una persona de resultados, que cumple a cabalidad lo que ofrece. Pese a ello, estamos ya a once meses y días de que termine su gestión sin obras que, insistimos, le puedan ser adjudicadas a su gestión gubernamental.

Hay áreas de gobierno como la Secretaría de Bienestar (Sebien), por ejemplo, de la que sólo trascienden las entregas de apoyos o créditos o la Secretaría de la Mujer Oaxaqueña (SMO), cuya existencia actual se basa en conferencias, seminarios y foros virtuales. Mucho hemos insistido en que en este último trecho, quien manda en el gobierno estatal debe apretar las tuercas y evitar que la modorra, el desencanto o la voracidad del “Año de Hidalgo”, dejen un mal precedente ante la sociedad. El pueblo oaxaqueño está harto de simulación, de discursos y demagogia. Quiere ver resultados. Y no se trata de descalificar de manera dolosa, habida cuenta de que, como hemos mencionado en ocasiones anteriores, también esta administración ha capoteado como ninguno de sus antecesores, la tragedia recurrente de inundaciones, sismos y también la pandemia.

Esperamos que en este último trecho que le queda, pueda la administración de Murat Hinojosa replantear los ejes centrales y transversales de su gestión. Que no se queden sólo para el anecdotario político o para el escarnio doloso de su Plan Estatal de Desarrollo, 2016-2022. Es cierto, queda muy poco tiempo y, lo que no se hizo en cinco años menos se hará en once meses. Si como han dicho algunos medios nacionales, el ejecutivo estatal suena para ubicarse en el gabinete federal una vez que concluya su gobierno, nada mejor que una buena carta de recomendación en su desempeño al frente de una de las entidades con mayor número de pobres y más rezago en el país.