Buenas expectativas
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Editorial

Buenas expectativas

 


Aunque las autoridades municipales prohibieron la realización de calendas, comparsas y visitas a los panteones, sobre todo esto último, que es un gran atractivo para el turismo extranjero y nacional, ello no significó que este abarrotara el Centro Histórico de la capital oaxaqueña en la pasada temporada del “Día de Muertos”. Si bien es motivo de riesgo de propagación por la pandemia, fue una delicia visual para quienes vivimos aquí, ver a miles y miles de visitantes transitar por el Andador Turístico o calles del centro. Desde el sábado 30 de octubre y hasta el pasado 2 de noviembre, restaurantes, hoteles, plazas comerciales y mercados estuvieron llenos de turistas, sin excluir a comunidades y poblaciones como Mitla, Santa María Atzompa, San Martín Tilcajete, San Bartolo Coyotepec, Santo Tomás Jalietza, El Tule y otras más.

Sin temor a equivocarnos podemos afirmar que fue un respiro desde que inició la contingencia sanitaria y una bocanada de aire fresco para uno de los rubros de la economía más castigados: el turismo. Ello implica que, de seguir a la baja relativa el tema sanitario, seguramente habrá buenas expectativas para el mes de diciembre. Oaxaca, hay que subrayarlo, se mantiene desde hace más de dos semanas en semáforo epidemiológico verde. Es cierto, los contagios y decesos no ceden, aunque en menor magnitud. Por ello es importante que, así como celebramos el arribo de miles de visitantes, también las autoridades tienen que exigir en la medida de lo posible, que los mismos cumplan con las medidas sanitarias pertinentes. Tenemos cerca la lección de Cancún y de otros destinos de la Riviera Maya, en donde se dieron contagios masivos por no respetar los protocolos sanitarios.

No hay que olvidar que las enfermedades respiratorias son más comunes en el mes de diciembre y enero y que, de no cuidarse el factor salud puede representar para el estado, un boomerang. Por lo pronto, hay que celebrar que nuestra capital, los Valles Centrales y nuestros destinos de playa, siguen como un importante imán para el turismo nacional y extranjero. Como decíamos hace algunos días: la fiesta de Muertos, aunque no muy publicitada como la celebran en otras partes del país como Mixquic o Pátzcuaro, en Oaxaca es excepcional. De no serlo no tuviéramos la cantidad de visitantes que hubo en esta temporada, además de que, se trató de un fin de semana largo.

Migración y doble discurso

En política migratoria, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador sigue manejando un doble discurso. Al inicio de su gestión, ofreció abrir las fronteras para que los migrantes de países centroamericanos pudieran penetrar y transitar libremente por territorio nacional en su camino hacia la frontera norte e incluso, ofreció empleos temporales. Era el mejor momento de su política populista y de su intención de perfilarse como líder latinoamericano. Sin embargo, todo ello se vino abajo con la presión del ex presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump, de construir el muro fronterizo y exigirle a México cerrar sus fronteras con Guatemala y Belice, por donde penetran las oleadas migratorias procedentes de Centro, Sudamérica, Haití, países asiáticos y otros. Nuestro gobierno se convirtió en algo así como el guardia del patio trasero de los norteamericanos y tendió un cerco formado por militares, marinos y Guardia Nacional para impedir el tránsito hacia nuestro país.

Con el inicio de la gestión del presidente Joe Biden, las expectativas de un cambio radical en la política migratoria del vecino del norte, exacerbó la penetración por nuestra frontera sur, de miles y miles de migrantes, muchos de ellos haitianos y cubanos. Caravanas y caravanas han llegado a Tapachula, procedentes de Centroamérica. De inmediato se encendieron las alarmas y agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) realizaron verdaderas redadas de indocumentados, en lo que muchos vieron violaciones a los derechos humanos. Algunos medios difundieron imágenes en verdad deleznables de las detenciones: padres y madres separadas de sus pequeños y sometidos a golpes. Las deportaciones y las detenciones fueron el pan de todos los días. Las acciones fueron ampliamente justificadas por el presidente de México. 

El pasado jueves, luego del avance de una caravana de migrantes procedentes del estado de Chiapas, se difundieron imágenes de elementos de la Guardia Nacional golpeados, apedreados y vejados por turbas de centroamericanos, haitianos y demás, que con ello trataron de romper el cerco que les impedía el avance. Imágenes en verdad deprimentes y tristes de cómo extranjeros, de quien hemos denunciado la violación a sus derechos, arremeten a golpes contra un elemento de la GN, inmóvil en el pavimento. La pregunta es: ¿hasta cuándo el gobierno federal habrá de definir una política respecto a esta situación en la que haya un poco de congruencia y no tengamos que ver imágenes que van de un extremo a otro?