Evitar dispendio
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Opinión

Editorial

Evitar dispendio

 


Estamos ya a escasos meses de que inicie prácticamente el declive de esta administración. Lo hemos dicho de manera reiterada: se tiene que ejercer el presupuesto con prudencia y con transparencia, para que el gobierno de Alejandro Murat deje los menores adeudos posibles. Si como hemos dicho en ocasiones anteriores, las cuentas han sido buenas, luego de haber librado una serie de revisiones de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en diversos programas federales, como es el caso del programa “Escuelas al Cien”, es prudente que la cercanía al término de la gestión no se convierta en un saqueo infame del erario y que se haga realidad en el bolsillo de funcionarios el famoso “Año de Hidalgo”. Porque de una cosa sí estamos ciertos: a los funcionarios que llegaron con el gobernador de la Ciudad o del Estado de México, muchos de los cuales hasta la fecha no han asumido un compromiso tácito con los oaxaqueños, puede tenerles sin cuidado, pero no así al que cargará sobre sus espaldas con la responsabilidad sexenal.

Si bien es cierto que todo en política y gobierno tiene sus tiempos, también lo es que vale más prevenir que lamentar. Hay áreas que manejan presupuestos millonarios; otras puras minucias. Hay ejecutoras y normativas que, al menos en el manejo de obras, se traslapan. Para quien tiene encima la responsabilidad creemos que ya es tiempo de ir pidiendo a todos y todas sus colaboradoras, un estado de sus cuentas, para que no haya sorpresas. Con certeza, la Secretaría de la Contraloría y Transparencia Gubernamental (SCyTG), está haciendo su trabajo para cuadrar los estados financieros y salir lo mejor librados en cuentas. No hay que olvidar también que habrá dependencias y entidades que tienen que solventar adeudos o desvíos que traen arrastrando desde hace años.  

Lo importante es que ya no haya gastos excesivos, como los que hemos visto en los tres últimos años en el Congreso del Estado, en donde se han despachado con la cuchara grande. Es una infamia que en menos de tres años nuestros (as) flamantes representantes populares hayan sangrado al erario del pueblo con más de 2 mil millones de pesos. Además, de que no hayan producido –si esa es la palabra adecuada- un marco jurídico que beneficie a los oaxaqueños y, particularmente a los más pobres. Diputados y diputadas autorizan el presupuesto y validan sus ampliaciones presupuestales a placer. Sin embargo, el ejecutivo tiene la facultad de vetarlos.

Trampas mortales

La temporada de intensas lluvias que hemos vivido en semanas anteriores han sacado a flote obras mal hechas, así como los descuidos oficiales y ciudadanos para la reparación de daños evidentes en las vialidades. Se han puesto al descubierto pues, hoyos, zanjas y socavones en sitios en donde algunas dependencias como el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado (SAPAO) u Obras Públicas Municipales, llevaron a cabo alguna obra de conexión de agua, drenaje o simplemente reparación de baches para hacer viable el tránsito vehicular. Hace algunos meses apareció un gigantesco hoyo, luego de desaparecer por completo la carpeta asfáltica, en las calles de Fuerza Aérea Mexicana. Luego de denuncias y difusión en redes sociales, dicha trampa urbana fue reparada. En este diario hemos publicado decenas de fotografías de la labor de ciudadanos preocupados por la salud y vida de los demás que, ante la aparición de algún hueco en el pavimento, ponen ladrillos o llantas para advertir a los automovilistas.

Otro de los problemas que ya hemos abordado en este espacio editorial, es el robo de tapas de alcantarillas. Es increíble que las autoridades no puedan dar con las bandas de ladrones que se dedican a este ilícito. Conocen el modus operandi y quiénes compran los objetos del hurto, pero no se ha sabido de la detención de algunos de los responsables, pese a que en años anteriores han provocado hasta la muerte de personas que han caído en dichas alcantarillas sin tapa. Cuestión sólo de darse una vuelta por el Periférico o algunas de las principales vialidades citadinas para darse cuenta de los avisos esporádicos que ponen los vecinos en los huecos en donde han desaparecido las tapas.  

Sin embargo, lo que preocupa es la superficialidad con la que las autoridades toman este problema. La semana anterior en redes sociales apareció la fotografía de un ciudadano de la tercera edad poniendo tabiques y haciendo lo posible por llenar un socavón en la esquina de Belisario Domínguez y Emiliano Zapata, una labor que, suponemos, compete a las autoridades. Pese a las denuncias y llamados, el problema persiste y ninguna dependencia estatal o municipal ha acudido a corregir o subsanar el daño en la vialidad. Está bien que en corresponsabilidad con las tareas de gobierno un ciudadano o dos pongan su empeño en evitar daños a sus semejantes, pero ello es atributo de las instituciones que usan nuestros impuestos.