El discurso del odio
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Opinión

Editorial

El discurso del odio

 


El lamentable y doloroso accidente en la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México, que dejó como saldo original 25 personas fallecidas y más de 70 heridas, desató en el país una ola de indignación, precisamente por el tufo abominable de la corrupción desde su construcción y la apatía para resolver las constantes denuncias ciudadanas respecto a los visibles daños estructurales de la vía aérea y otros más. No se trata de un asunto menor ni tampoco de decretar días de duelo nacional, sino de indagar a fondo las corruptelas y responsabilidades que se dieron desde que la famosa “Línea dorada” se licitó y edificó. Ya no se trata ahora de culpar a la mafia del poder ni a los neoliberales o conservadores, sino de ver la podredumbre en casa propia, habida cuenta de que quienes estuvieron al frente del gobierno de la Ciudad de México, son los mismos que hoy detentan importantes cargos en el gabinete federal, en el gobierno local o en la dirigencia del partido en el poder. 

Nos referimos a: Marcelo Ebrard, hoy titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores; Claudia Sheimbaum, Jefa de Gobierno en la CDMX y Mario Moreno, presidente del Comité Nacional del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), los tres cercanos al presidente Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, lejos de admitir que en el equipo pudieron darse casos de negligencia o prácticas nocivas, éste ya encontró al culpable: son los medios de comunicación que, desde Francisco I. Madero, no se habían mostrado tan “obcecados” en atacar al gobierno de la mal llamada Cuarta Transformación. El discurso de odio ante periodistas y periódicos, “con sus honrosas excepciones” -dice AMLO- se ha convertido, insistimos, en el deporte favorito del presidente y de sus cercanos. Resulta sorprendente que, en lugar de asistir al lugar del accidente, de visitar a los heridos, de mostrar un poco de consideración, el presidente utilice el espacio de su sofocante mañanera para arremeter -como todos los días- en contra de medios y periodistas.

La aversión mostrada a quienes desde nuestra modesta trinchera cuestionamos la conducción del país, ha tenido la solidaridad de medios influyentes de los Estados Unidos, España o el Reino Unido. El accidente del Metro, por ejemplo, fue abordado en primera plana por The Wall Street Journal, The Washington Post y Financial Times. No es pues sólo la prensa nacional, a la que jamás le ha hecho el menor reconocimiento, sino atacado con una andanada de descalificaciones, denuestos y ataques. 

Día de la Madre

Hoy es una fecha emblemática para todos los mexicanos. Se celebra a la llamada reina del hogar: la madre. Desde tiempos inmemoriales todos recordamos los festejos escolares, los regalos hechos con nuestras manos infantiles y los festivales en los que el eje principal, eran nuestras madres. Con el paso de los años, lo que era una celebración tradicional devino un instrumento comercial. Se dejó el afecto por un lado, para devenir compras de todo, deudas y regalos suntuarios. Desde el año pasado, justo en el crecimiento de contagios por la pandemia de Covid-19, los festivales escolares y públicos tuvieron que cancelarse. Suponemos que este año será lo mismo. Como ya hemos comentado, contagios y decesos no ceden en Oaxaca. Las medidas sanitarias se han relajado con un resultado desafortunado, no obstante el avance en las campañas de vacunación que ha emprendido el gobierno federal.

Este año la celebración tiene un significado especial, habida cuenta del crecimiento desafortunado en las agresiones en contra de las mujeres, los asesinatos, los feminicidios y la violencia política por cuestiones de género. En este mismo espacio hemos abordado el tema de la trata de personas, de la desaparición de jóvenes solteras y madres de familia. En el contexto nacional se ha exacerbado la protesta de las mujeres, justamente por la apatía y la indolencia que se percibe en las altas esferas del poder público. La lucha de las madres cuyas hijas han sido asesinadas, se ha minimizado. El “Día de la Madre” pues, no es sólo festejos y abrazos; regalos y recordatorios, sino algo más. Es una fecha en la que se pone de manifiesto la situación por la que atraviesan millones de mujeres, que son o han sido víctimas de la violencia.

En este día de especial significación en el calendario cívico y tradicional de los mexicanos, hacemos un homenaje especial a esas mujeres que nos dieron vida, cuidaron de nosotros y siempre han sido ejemplo de bondad y sacrificio. Para aquellas que antes y durante la pandemia han partido de este mundo, nuestro respeto y recuerdo perenne. Nada hay tan sagrado en este mundo que una madre. Quienes aún la tienen, deben guardar ese tesoro, conservarlo y venerarlo. Amén de lo que abordamos en el párrafo anterior, desde este espacio enviamos a todas las madres oaxaqueñas nuestro reconocimiento y afecto. Madre sólo hay una.