No más impunidad
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Opinión

Editorial

No más impunidad

 


La exigencia de quienes participamos en los medios de comunicación ante el gobierno federal y estatal no es fortuita. Deben detenerse ya las agresiones físicas en contra de los periodistas. Hace poco más de un mes, hordas de pseudo normalistas arremetieron en contra de reporteros y fotógrafos que cubrían los actos vandálicos de los primeros. Golpes, garrotazos, robos de equipo de trabajo y otros, fueron documentados en redes sociales. Nadie movió un dedo para integrar carpetas de investigación o medidas para sancionar a los agresores. Una vez más los periodistas tuvieron que sorber su propia indignación. Hay razón de que Oaxaca figure como una de las entidades en donde más se agrede a los representantes de los medios de comunicación y en donde la impunidad campea.

Las agresiones, como ya hemos comentado en este espacio, provienen sobre todo de maestros, normalistas, organizaciones sociales y transportistas. Como una forma ruin de encubrirse de la nota periodística, se les ha hecho fácil quitar teléfonos celulares o cámaras fotográficas, además de los consabidos mensajes de “prensa vendida” o “chayoteros”. Insistimos: se ha vuelto el deporte favorito de los íconos de la Cuarta Transformación en un intento burdo y torpe de silenciar a los medios. Y no nos referimos a la comparsa de sujetos cínicos que aplauden todos los días las barrabasadas que se escuchan en la mañanera, sino de la política que ha desplegado el mismo presidente de México en su soterrada aversión hacia medios y periodistas. Decimos que el mal ejemplo cunde, pues hoy, cualquier baba de perico pretende emular a quienes nos han tomado como botana. Es el caso de un compañero del diario “Noticias” que fue golpeado por mototaxistas la semana pasada, despojándolo de celulares, cámara y hasta de su motocicleta. O el de nuestro compañero José López Bolaños, a quien conocido abogado famoso por sus truculencias, pretendió desalojar de su domicilio.

Muchas voces de organizaciones locales, nacionales e internacionales se han elevado para exigir al gobierno garantías para que podamos desarrollar nuestro trabajo. Sabemos también que son momentos de que quienes participamos en la labor periodística debemos unirnos en una sola voz para defender nuestro trabajo que es mantener informada a la sociedad. En la medida en que no se actúe conformes a derecho en contra de los agresores, estos se asumirán intocables y las agresiones jamás terminarán. Los ojos del mundo, a través de diversos organismos de defensa de la libre expresión están en Oaxaca.

Obras particulares

Por enésima ocasión abordamos el tema de las obras que una empresa privada lleva a cabo en calles y avenidas de la Colonia Reforma, dando lugar a molestias de los vecinos y afectaciones severas a la carpeta asfáltica. Son al menos diez vías las que han sido perforadas para introducir cable. Esto no sería problemas si los contratistas no dejaran las cepas abiertas y los montones de tierra que, al caer la lluvia generan encharcamientos y tapones en las alcantarillas. Ello, además de reducir los carriles de circulación vehicular, lo que ocasiona caos viales a diversas horas del día. En algunas avenidas concurridas como las avenidas Fuerza Aérea Mexicana, Heroica Escuela Naval Militar, Emilio Carranza o Las Rosas, los daños a la carpeta asfáltica son evidentes, además de otras afectaciones que se han traducido en falta de suministro de agua potable, por ruptura de tubos, entre otros daños a la ciudadanía. Sin embargo, pese a denuncias ciudadanas e incluso notas periodísticas, ninguna autoridad ha dado a conocer la autoría de dichas obras y el tiempo estimado para terminarlas. 

Desde muy temprano se observan cuadrillas de trabajadores jalando gruesas mangueras o perforando el pavimento con cuchillas. Se han instalado ya unos cubos que se presume son registros, pero la tierra extraída para ponerlos debajo de la superficie, sigue estando amontonada en banquetas y calles. Es decir, no se han dejado las cosas tal cual estaban. Dichos desperfectos se pueden observar en algunas esquinas de las calles antes citadas. Los daños son evidentes. Y nadie da información al respecto, no obstante que la ciudadanía tiene derecho a saber a quién o quiénes habrán de beneficiar las citadas obras que, como ya hemos dicho, son ejecutadas por empresas privadas, es decir, no son obras para el mejoramiento de la calidad de vida de la población.

Como hemos comentado en espacios editoriales anteriores, hace falta, como en cualquier ciudad, que se pongan letreros o leyendas que adviertan la realización de perforaciones en las calles; que la empresa ofrezca disculpas por las molestias a la ciudadanía, etc. Aquí no. Hay una omisión y desinterés, como si las referidas obras se hicieran en un territorio llano y liso, sin generar molestias o malestar. Es más, se ha utilizado la calle para colocar unos rollos enormes de manguera, como si la misma vía fuera propiedad privada y no de tránsito público.