Las armas nacionales…
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Opinión

Editorial

Las armas nacionales…

 


Hoy se celebra el 159 aniversario de la Batalla de Puebla, una importante efeméride histórica, que recordamos todos los mexicanos. Según fuentes de la historia oficial, la Guerra de Intervención de Napoleón III de Francia contra México, pretendió consolidar una posición estratégica de su imperio en expansión en América. El pretexto fue la decisión del presidente Benito Juárez, en 1861, de posponer el pago de la deuda externa. El ejército francés, el más poderoso del mundo, inició la guerra apoyado por los conservadores mexicanos y la iglesia que pretendieron instaurar un imperio encabezado por Maximiliano de Habsburgo. La primera gran batalla en que se enfrentaron los ejércitos de México y Francia tuvo lugar en Puebla, el 5 de mayo de 1862. El general Ignacio Zaragoza condujo a sus hombres con una estrategia genial, astuta e inesperada. En los Fuertes de Loreto y Guadalupe derrotó al ejército de Napoleón III por primera vez. El triunfo en esta batalla tan desigual, mostró a los mexicanos que era posible ganar la guerra. Siguieron cinco años de combates, pero finalmente se impulsó la República sobre Napoleón III y el Imperio de Maximiliano en junio 1867. 

Se trató de una de las grandes epopeyas de los hombres de la Reforma, leales al presidente Benito Juárez, quien con el temor de la derrota de las tropas comandadas por Lorencez, optó por hacer un llamado a sus contrarios, los conservadores, e invitarlos a unirse por la libertad de la Patria. A esta petición respondieron muy pocos, entre ellos el general Miguel Negrete. Las fuerzas del ejército mexicano se concentraron en las comandadas por los generales: Ignacio Zaragoza, Miguel Negrete y Porfirio Díaz. Sin embargo, es importante señalar que las tropas mexicanas estaban conformadas por voluntarios. Y es que, el ardor, el coraje y el valor nacional llegó a tal punto que cuando los mexicanos se quedaron sin balas, atacaron a machetazos, pedradas y con lo que tuvieran enfrente. Incluso, hubo quienes utilizaron las balas de cañón para golpear derrotar al enemigo.

Lorencez replegó a sus tropas tres veces, y en la última, humillado decidió retirarse. Entonces, Zaragoza mandó una carta al presidente Juárez en la que se leía: “Puede ser que ellos sean el mejor ejército del mundo, pero nosotros somos los mejores hijos de México… Le informo que las armas nacionales se han cubierto de gloria”. Poco tiempo después, Zaragoza murió y la guerra contra Francia continuó hasta 1867, de la cual también salimos victoriosos para la instauración de la República y el gobierno constitucional de Juárez.

A cuidar el agua

Estamos ya en plena etapa de sequía, de racionamiento de agua potable, de calores infernales y agotamiento de los mantos freáticos. La falta de suministro del vital líquido genera, cada temporada, soterradas protestas de vecinos tanto de colonias urbanas como zonas marginadas, hasta donde no llega dicho servicio. Hay viviendas que reciben un pequeño chorro cada quince días, otras menos afortunadas, cada mes. El pasado viernes, en nuestra nota principal de portada, dimos cuenta de información del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Oaxaca (SAPAO), en la que reconoce que, pese a trabajar a marchas forzadas, existe un déficit de suministro cercano al 60%. Se trata pues, de una situación grave, de la que poco se sabe. Ante la falta de lluvias, los pozos con los que se hace frente a una demanda cada vez más creciente, están agotados. A ello hay que agregar que, las instalaciones por donde fluye el agua para llegar a los hogares está, desde hace mucho tiempo, inservible.

Durante la administración anterior se realizaron importantes inversiones para mejorar el suministro y trajo resultados favorables. Una de esas obras relevantes tuvo como destinatario San Agustín, Etla, de cuyos manantiales proviene un flujo importante del vital líquido que surte a colonias citadinas ubicadas hacia una zona de la capital. Sin embargo, también fue coto de vivales. Autoridades locales y comunales exigían millones para el paso del acueducto, además de que, dueños o directivos de fraccionamientos y asentamientos habitacionales se conectaban a dicho tubo para extraer el agua sin pagar los derechos correspondientes. Pese a todo ello, la dotación de agua a las familias de la capital y el área conurbada fue exitosa. Los citadinos poco padecimos de falta de líquido.

La crisis que pasamos actualmente y la que se avizora en el futuro inmediato debe poner en alerta tanto al gobierno estatal como al municipal, sobre todo a quienes ya piensan en el futuro político. La capital oaxaqueña y los municipios conurbados requieren un Plan Maestro de Desarrollo Urbano que planifique el crecimiento urbano, lo que conlleva un incremento en la dotación de servicios, para cuya satisfacción es prácticamente imposible por las razones que exponemos antes, además de recuperar proyectos como el de “Paso Ancho” u otros, que garanticen el suministro de agua potable por muchos años.