Racionamiento en puerta
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Editorial

Racionamiento en puerta

 


Como lo publicamos en nuestra portada del pasado domingo 7 de marzo, existe ya un recorte del suministro de agua potable de al menos un 30%, debido a varios factores, según informó la titular de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado de Oaxaca (SAPAO), Laura Vignon Carreño. La falta del vital líquido se habrá de agudizar, habida cuenta que estamos ya entrando prácticamente a la temporada de sequía, que representa no sólo para las colonias populares que carecen de este servicio o lo reciben cada quince días o un mes, sino aún para colonias de alta plusvalía, como las que se ubican en el norte de la capital. En el mes de enero abordamos este tema, habida cuenta del racionamiento que se dio en los últimos días del 2020, que fue algo así como una premisa de lo que apenas habremos de padecer. 

No le hace falta razón a la funcionaria al afirmar que hay una serie de factores para que al momento se tenga menos capacidad. Hay tuberías que tienen más de 40 años; están obsoletas, pero además rotas. Cuando se instaló el adoquinado en el Centro Histórico, entre 2005-2006, trascendió que había tuberías en donde se presentaban fugas tan grandes que, ello inevitablemente influía en el suministro, dejando a decenas de colonias populares muriendo de sed. Sin embargo, durante la administración de Gabino Cué Monteagudo (2010-2016), se aplicaron recursos millonarios para superar esa carencia y darle a la población al menos lo necesario de agua potable. Se invirtió en la construcción de un acueducto proveniente de San Agustín, Etla. Pero no sirvió de mucho, pues a lo largo de su instalación, decenas de fraccionamientos de interés social se conectaron al mismo, exprimiendo de manera ilegal el vital líquido. 

Hay que recordar, asimismo, que uno de los grandes proyectos hidráulicos de los últimos tiempos fue cancelado desde el sexenio pasado: el de “Paso Ancho”, que pretendía traer agua potable por un acueducto de 85 kilómetros, aprovechando los escurrimientos concentrados en una presa que se ubicaría entre San Vicente Coatlán, Ejutla y Sola de Vega. Los millones invertidos se fueron a la basura. Lo que hace falta hoy en día, es una campaña publicitaria intensiva para hacer conciencia entre la población para cuidar el agua y evitar desperdicio. Desde hace muchos años, eso no ha sido posible. Pero hace falta. Además de recuperar el reparto en carros cisternas que se hacía para aliviar la necesidad y la sed de las colonias que padecen más la sequía.

“Ni sufren ni se acongojan”

En unos días más tendremos el segundo fin de semana largo del año. El que corresponde al 21 de marzo, natalicio del Benemérito. Los llamados puentes representaron hasta febrero del 2020, una bocanada de aire fresco para la industria turística oaxaqueña. Los prestadores de servicios registraban altos promedios de ocupación hotelera; de atención en restaurantes y destinos de playa; de arribo de visitantes en carreteras y aeropuerto que, hasta antes del inicio de la contingencia, tuvo estadísticas impresionantes del arribo de viajeros. Nuestra antes rentable industria sin chimeneas vive hoy uno de sus peores momentos. Muchos hoteles y negocios vinculados al turismo han cerrado. Y, como se ven las cosas, sin pesimismo, presumo que esto no habrá de mejorar en el corto plazo. Los coletazos de la pandemia han fustigado con dureza al comercio, el turismo y los servicios, con implicaciones en el entorno laboral. Es admirable cómo han sobrevivido algunos negocios. 

Sin embargo, en sentido contrario, hay muchos que ni sufren ni se acongojan. Y son aquellos dirigentes y grupos que han pervivido del chantaje y la presión. La entidad oaxaqueña y la ciudadanía siguen acotadas por bloqueos carreteros y cierres de calles y avenidas. Está tan arraigada la cultura del chantaje, que es la más rentable incluso que la construcción o el turismo, que un hecho de tránsito deriva en daños colectivos. Por ejemplo, el caso de dos jóvenes que laboran en el reparto de comida, hace poco más de una semana. Los presuntos responsables del percance fueron agentes de vialidad. Se sabe que una iniciativa en la Cámara de Diputados local, para legislar en contra de los bloqueos en tiempos de pandemia. No se trata de acotar ni limitar el derecho a manifestación o la libre expresión, simplemente que los bloqueos en estos tiempos son un insulto al sentido común y un doble golpe para quienes tratan de sobrevivir en este ambiente hostil.

Otro ejemplo lamentable es que en la zona del Istmo de Tehuantepec y de manera particular en Matías Romero, el bloqueo carretero ya es una institución. Durante 10 días, vecinos de San Juan Mazatlán, Mixe, mantuvieron cerrada la carretera Transístmica. Y la semana anterior, vecinos de agencias de Matías, hicieron lo propio. El pasado lunes, pobladores de San Juan Guichivoci volvieron a bloquear. Sólo el pasado viernes, trabajadores de los Servicios de Salud instalaron al menos seis bloqueos carreteros. Hay razón de que, desde hace varios meses, ya nadie hable del famoso Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec. Con este mapa de chantaje, ¿quién puede?