Remesas: Apoyo indiscutible
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Editorial

Remesas: Apoyo indiscutible

 


Una pregunta drástica y dolorosa sería: ¿Qué harían miles y miles de familias oaxaqueñas, de todos los rincones del estado, desde las fértiles tierras de la Cuenca del Papaloapan, hasta las desérticas de la Mixteca, sin las remesas que sus padres, hermanos o hijos envían cada mes? La pobreza estaría más exacerbada, sin duda alguna. Ni los programas asistenciales ni, mucho menos, las dádivas de los subsidios gubernamentales habrían podido paliar el hambre, los efectos del desempleo y la existencia de un agro desnutrido y desolado. Por fortuna, miles de oaxaqueños que han viajado al norte del país o que ya radican en la Unión Americana siguen anclados en sus raíces familiares y haciendo honor al sacrificio que ha representado el sueño americano, siguen enviando el producto de su trabajo a sus familias. La sobrevivencia, en ese sentido, está garantizada.

En efecto, de no ser por los oaxaqueños que trabajan en el extranjero para enviar apoyo económico a sus familiares en México, la crisis económica por la pandemia tal vez sería más aguda para quienes padecen hoy la falta de empleo o la mínima entrada de dinero debido al cierre de negocios y demás, que ha dejado la Covid-19. Según datos oficiales, el año pasado, las remesas enviadas registraron un crecimiento de 11.44 por ciento anual y alcanzaron un saldo acumulado histórico de 40 mil 606 millones de dólares, de acuerdo con informes del Banco de México. Si bien es cierto que Oaxaca no encabezó la lista de estados con mayores remesas, no se puede ignorar el panorama tan difícil que deben vivir nuestros paisanos, pues la pandemia afectó allá igual que en el resto del mundo. Cayeron los empleos, pero también se enfrentaron a la intolerable política de Donald Trump y hubo muchas detenciones. Al expresidente le costaba aceptar que la comunidad latina es protagonista de la economía de aquel país.

Hay que subrayar, asimismo, que en los primeros meses de 2020 se registró la muerte de mil 36 mexicanos fallecidos por Covid-19 en Estados Unidos. Hoy la cifra rebasa tres mil muertes. Los decesos sucedieron en los 45 estados, principalmente en California (881), Nueva York (809), Arizona (282), Illinois (220), Texas (206), Wisconsin (91), Minnesota (76), Georgia (64), Colorado (63) y Florida (62). Los connacionales, 621 eran originarios de Puebla, 268 de Oaxaca, 299 de Guerrero, 237 de Michoacán, 227 de Jalisco, 198 de Guanajuato y 141 eran de la Ciudad de México.

 Evitar actos masivos

Una y otra vez las autoridades sanitarias y aún el ejecutivo estatal han insistido en la necesidad de evitar actos masivos, festejos patronales o reuniones tradicionales para evitar la proliferación de la pandemia de Covid-19. La lección de la comunidad de San Juan del Río, perteneciente a Santiago Choapam, es algo que debe servir como ejemplo para aquellas comunidades, cuyos pobladores, haciendo caso omiso de los llamados de las autoridades se empecinan en celebrar. Como a tiempo lo difundieron algunos medios de comunicación, entre ellos El Mejor diario de Oaxaca, el gobierno local autorizó un baile popular para festejar el Día de Reyes, el pasado 5 de enero. Los videos exhiben a hombres y mujeres de todas las edades, disfrutando del bailongo, amenizado seguramente, por algún grupo musical de la región.

El resultado fue brutal. Dos semanas después el edil de Choapam, Evergisto Gamboa, hizo un llamado urgente a las más altas autoridades del país y el estado, informando que había al menos 400 personas contagiadas, doce de ellas habían fallecido, además de decenas internados en el Centro de Salud. Además, la médica y la enfermera, no estaban en condiciones de atender a los enfermos, pues habían dado positivo a Covid-19. En un intento desesperado por paliar la situación sanitaria en su comunidad, incluso amenazó que de no atender su petición de que los Servicios de Salud (SSO), enviaran de manera urgente una brigada médica, traería a los enfermos a protestar a la capital. Por fortuna, dicha solicitud fue atendida con prontitud. Sin embargo, en el imaginario colectivo quedó claro que quienes autorizaron el baile popular actuaron con irresponsabilidad criminal.

No ha pasado lo mismo con otros municipios de la entidad, por ejemplo, Miahuatlán de Porfirio Díaz, cuyas autoridades han prohibido incluso la instalación de la plaza de lunes y la venta de ganado en el baratillo. Otras como Ixtlán de Juárez, la autoridad municipal ha obligado a sus habitantes a tratar de no salir ni entrar a la población. No son las únicas. En Juchitán de Zaragoza, existen sanciones para quienes realicen fiestas. Hay decenas de pequeñas comunidades, hasta donde ha llegado el virus mortal, que ha obligado a tomar providencias y evitar más contagios y decesos. Tenemos encima festejos tradicionales como el “Día del Amor y la Amistad”. Por el bien de todos, ojalá que ello no genere experiencias tan desagradables como las de Choapam.