Tiradero: Foco de extorsión
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Editorial

Tiradero: Foco de extorsión

 


Desde hace al menos cuatro o cinco trienios, los gobiernos municipales tienen el pendiente de construir un nuevo relleno sanitario. Pero tal parece que ese tema prioritario se ha ido dejando al arbitrio de las circunstancias. En este medio impreso hemos dado cuenta puntual de las gestiones y desenlaces de dicho proyecto. Ninguno lo ha concretado, mucho menos construido. Es más, se han mencionado algunas ideas como aquella que propone privatizar la recolección de basura y su manejo, situación casi imposible ésta última por parte de uno de los sindicatos que se mueven en el ayuntamiento capitalino. Los vicios en la recolección y depósito en el terreno actual, ubicado en jurisdicción de la Villa de Zaachila, todo mundo los conoce. El pago extra de los trabajadores de limpia por parte de restaurantes y hoteles; bares y giros negros, además, de la venta de cartón, plástico, etc. Privatizar el servicio de limpia sería una especie de suicidio político, por el ámpula que levantaría.

Pero hay un problema adicional: en inmediaciones del tiradero municipal, en donde se deposita la basura de la Ciudad de Oaxaca y al menos una veintena de municipios conurbados, se instalaron desde hace al menos dos décadas, paracaidistas, que se apropiaron de hectáreas de terrenos particulares. Otras más fueron convertidas en lotes y luego vendidas, sin las condiciones necesarias para utilizarlas para casa-habitación, es decir, sin servicios ni nada. Ante la pobreza de centenas de vecinos, éstos se convirtieron en rehenes de falsos redentores sociales, que ahí sentaron sus reales. Una de dichas organizaciones es, justamente, el Frente “14 de junio”, que lidera el prófugo Francisco Martínez Sánchez, a) Don Panchito o Pancho Mugre. Pero no es la única. 

De esta suerte, cada que estos pillos exigen algo a las autoridades y no los atienden, cierran los accesos al tiradero municipal. Cada que sus dirigentes requieren moverse políticamente, para que el gobierno sepa de su ascendiente entre la gente, impiden el paso de los camiones recolectores y llenan la ciudad de basura, como ha ocurrido sobre todo en temporada vacacional. El depósito de desechos sólidos pues, que ya cumplió con su período de vida, es un instrumento de chantaje y extorsión. Lo grave es que no se atisba por ningún lado, que tanto el gobierno estatal, mucho menos el municipal, tengan como alternativa la construcción de otro en un lugar menos conflictivo.

Una medida saludable

Como lo publicamos en nuestra nota principal del pasado domingo, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), informó de la apertura de la Zona Arqueológica de Monte Albán, desde el pasado 24 de noviembre. La medida fue aplaudida por los prestadores de servicios turísticos que, como ya hemos comentado en este espacio, han sido uno de los segmentos más afectados por la pandemia. Es de todos sabido que Oaxaca y los Valles Centrales son, en esencia, un destino cultural, por lo que, muchos de los visitantes del país o el extranjero que llegan a nuestra entidad vienen con el propósito de conocer y disfrutar de nuestro pasado prehispánico y la arquitectura novohispana. Hace al menos un mes trascendió que una guía de turistas que, por cierto, no es oaxaqueña, había llevado a un grupo por veredas y caminos viejos para entrar de manera subrepticia a Monte Albán, cuando fue descubierta y denunciada, por desacatar las restricciones impuestas por el INAH en dicha zona.

Es importante subrayar que no es sólo la zona en mención la que ha sido afectada, sino también su entorno. Por ejemplo, en el caso de la Villa de Mitla que es, además, un pueblo mágico, la venta de artesanías ha caído precisamente por la falta de turistas. Los efectos colaterales de la pandemia en los sitios de monumentos arqueológicos, ha sido brutal. Transportadoras, guías, agencias de viajes, además de la caída en los vuelos nacionales que tienen como destino Oaxaca y sus principales destinos de playa, han tenido efectos demoledores. Al menos se sabe que Huatulco ha sido uno de los puertos turísticos que menos casos ha registrado de Covid-19, en tanto que, en Puerto Escondido, la aplicación de medidas sanitarias ha sido severa.

Esperamos que la reapertura de las zonas arqueológicas permita un respiro al sector turístico y que sea para bien. Sin duda habrá restricciones y limitaciones, como el cierre de los museos de sitios y tiendas al interior. Nada puede ser igual. Al menos se trata de una medida saludable ante más de ocho meses de parálisis en la actividad turística, que difícilmente podrá reponerse de las pérdidas de Semana Santa, de la temporada de mayor afluencia que es julio o de los fines de semana largos. En ello también influiría la apertura de otras zonas como Mitla, Yagul y otros pequeños sitios ubicados en los Valles Centrales como Lambyteco, Huijazoo, El Mogote y demás que, aunque menos visitados, son una opción.