Economía: Sigue mala racha
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Editorial

Economía: Sigue mala racha

 


El tema económico ha sido recurrente en estos espacios editoriales en tiempos de contingencia. Y no es algo fortuito. La pobreza se está extendiendo por doquier y de manera acelerada, aún en los sectores que si bien es cierto vivían con la medianía de sus salarios, están resintiendo los efectos nocivos y colaterales de este mal. Surtirse de los alimentos de la canasta básica ya es un reto. Pequeños negocios, misceláneas, cafeterías, fondas, negocios de comida rápida, etc., han cerrado y los que aún abren sus puertas tienen sus días contados. Es impresionante la cantidad de cortinas metálicas que han bajado. De letreros de renta de local o, simplemente, de puertas pequeñas que se han cerrado, algunas de manera definitiva. Nuestra crítica a la famosa “Ley chatarra” no ha sido algo desafortunada o para descalificar a sus torpes promotores, sino justamente porque va en contra de esa economía de supervivencia de la que se mantienen en todo el estado, miles y miles de familias, a las que jamás se les consultó, en las reglas de la llamada 4T.

Los negocios que han suspendido operaciones se cuentan por cientos. Los que están sobreviviendo de milagro son otros tantos. En la capital, incluso comercios bien acreditados, con clientela garantizada, han pasado a mejor vida. Los apoyos gubernamentales federales o estatales no se ven por ningún lado. La presidencia del país tiene otras prioridades: buscar venganza con el pasado y el presidente López Obrador devenir Ministerio Público; vender el avión o estar buscando conflictos con los ex presidentes de México. Esto es, seguir alentando la polarización de los mexicanos. No cerrar heridas, ver hacia adelante y, sobre todo, salir de esta crisis sanitaria y sus coletazos económicos que, según los organismos internacionales, traerán una carga muy difícil, traducida en pobreza y nulo crecimiento.

Aparejado al desempleo, el cierre de negocios, la crisis en la industria turística y la falta de incentivos, entre otros, la espiral inflacionaria ha traído su carga negativa, con el incremento en el precio del huevo, arroz, frijol, azúcar. En Oaxaca, la gasolina no baja como en otras partes del país. Y como si fuera maldición y en una situación de supervivencia, el Sistema de Administración Tributaria (SAT), poniendo la estocada final en la micro, pequeña y mediana empresa. A ello hay que agregar que la delincuencia que se dedica a extorsionar, amenazar o asesinar, no descansa. Ha aprovechado esta emergencia para seguir con su carrera infame.

Atención a comunidades

La pandemia ha hecho estragos en las zonas rurales de Oaxaca. Hay cientos de municipios, agencias municipales y de policía que han presentado casos de contagios de Covid-19 y hasta muertes, pero sus gritos de auxilio son minimizados tanto por presidentes municipales como por el gobierno estatal. En la Sierra Sur, hay zonas frías en las que, la temporada de lluvia ha permitido que la humedad y el agua permanente haga que humildes campesinos sucumban ante este mal mortal. No es, por supuesto, una exigencia fortuita. Es la necesidad la que ha llevado a ciertas comunidades a pedir la dotación de cubre-bocas, alcohol, gel anti-bacterial y medicamentos para aquellas personas que pasan la enfermedad en sus casas, ante la imposibilidad de acudir a centros de salud básicos u hospitales que no cuentan con la atención para el nuevo coronavirus.

Una zona de grave riesgo es justamente, la región de los Ozolotepec, afectada por el sismo de 7.4 grados del pasado 23 de junio. Está ubicada en una parte montañosa de la Sierra Sur, de acceso carretero complicado y de escasa atención médica. Se trata de una región de alta marginación que, para hacer más patética su situación fue golpeada por el citado siniestro. Se trata de una z0na fría de prolongadas temporadas lluviosas. Es difícil, durante meses, ver la claridad de los días soleados. Su clima es frío y las viviendas de adobe y techo de teja o palma, dejan penetrar la humedad que resulta un reto para los pulmones. A ello hay que añadir una alimentación precaria, casi de subsistencia. La gente ahí muere de males menores, sin tener la oportunidad de cruzar caminos de terracería en mal estado, para llegar a las cabeceras distritales y recibir atención médica que, insistimos, no la encuentran.

No es exagerar al afirmar que una cantidad considerable de pobladores quedaron prácticamente a la deriva cuando desapareció el llamado Seguro Popular y su conversión en Instituto Nacional para la Salud y el Bienestar (Insabi). El pasado lunes circuló en redes sociales la carta que autoridades de la agencia municipal de Cieneguilla, municipio de San Sebastián Río Hondo, una comunidad que en invierno alcanza temperaturas de bajo cero, dirigieron al gobernador Alejandro Murat solicitando una serie de insumos para enfrentar la pandemia. Se trata de los gritos de auxilio de oaxaqueños marginados, que hacen cuanto pueden para salvarse de este mal peligroso y letal. Las autoridades de Salud deben atenderlas.