Ficciones sanitarias
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Editorial

Ficciones sanitarias

 


Mucho hemos insistido en el tema del colapso en el sistema de salud en México y de la situación tan crítica que hemos tenido en Oaxaca, desde el inicio de la actual administración. La contingencia y posiblemente emergencia sanitaria, nos ha tomado no precisamente por sorpresa, sino cuando el sistema de hospitales que funcionan en la entidad lo hacen con serias deficiencias. Falta de insumos, medicamentos, equipo, personal médico, etc. Es posible que el gobernador Alejandro Murat ignore, porque no le hayan informado, de la situación que prevalece en los cuatro hospitales que él anunció hace dos semanas, que estarían disponibles para atender casos de Covid-19, en caso de que éstos llegaran a presentarse. El ejemplo más dramático es el Hospital de Especialidades de Juchitán, que sigue sin dar servicio, sin agua, sin luz eléctrica, etc. Y esto lo detectaron las Fuerzas Armadas, que son por decreto, quienes operarán dichos nosocomios. Por fortuna, el Hospital IMSS Bienestar de Tlaxiaco, ya está en operación.

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), reportó el pasado martes que, a nivel nacional, decenas de sus trabajadores han dado positivo de coronavirus, de los cuales han muerto varios. En un hospital del estado de Coahuila, hubo un contagio masivo de médicos y enfermeras. Es decir, los trabajadores de la salud son los más expuestos a los contagios pues están en contacto permanente con pacientes graves. Cientos de ellos han protestado por la falta de equipo básico. Cuando inició la contingencia por el Covid-19, empleados administrativos y médicos del Hospital Civil “Aurelio Valdivieso”, realizaron un paro de labores para demandar equipos e insumos necesarios y básico, como gel anti-bacterial, cubre-bocas, guantes y otros. ¿Cómo pueden atender casos como el que nos ocupa si carecen de los elementos necesarios para hacerlo?

Lo que el ejecutivo estatal y el titular de los Servicios de Salud en la entidad deben hacer de inmediato, es valorar las condiciones en que se encuentran los cuatro hospitales mencionados para atender casos de este grave mal y realizar las adquisiciones necesarias para avituallarlos o surtirlos. No es un secreto que desde hace tres años hemos ido arrastrando un lastre pernicioso de falta de medicinas y ficciones sanitarias. Y ya no vale echarle la culpa al de atrás. Estamos en el cuarto año de gestión, cuando la curva empieza a descender. Si los nosocomios citados carecen de lo más elemental, hay que habilitar espacios para un caso de emergencia mayor, que no está hasta hoy, totalmente descartada.

Segregación irracional

Los pacientes habituales de las instituciones médicas, sobre todo aquellos que padecen enfermedades crónico-degenerativas, como diabetes mellitus, cáncer, hipertensión, VIH, lupus u otras, han quedado prácticamente a la deriva, luego de que dichas instituciones le han otorgado prioridad a atender casos de la emergencia sanitaria en que vivimos. Citas en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), programadas para dentro de tres meses o falta de medicamentos en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), son entre otros, algunos de los problemas que ya están enfrentado derecho-habientes con males graves. Todo ello es producto del colapso del sistema nacional de salud que vivimos desde el inicio del gobierno de la llamada Cuarta Transformación. 

La lógica elemental enseña que, de esta suerte, podrán salvarse vidas del mal que hoy tiene en zozobra al mundo, en tanto que los pacientes graves habituales, que tienen ya sus carnets de citas, pueden morir, o por falta de atención médica o por carencia de medicinas. Esto es: se cuida un flanco y se descuida otro. A todo ello hay que agregar que se han cancelado cirugías, operaciones y otros, que ya estaban programados con antelación. Más aún, la falta de una política de atención para esos pacientes, la mayoría de ellos de la tercera edad y no pocos con dificultades de movilidad. Hay que recordar que la falta de medicinas para enfermos con cáncer y pacientes con VIH siempre ha escaseado desde hace tiempo. Es necesario pues, aún en esta II etapa, que advierte una siguiente más problemática, seguir adelante con los protocolos de atención, sin segregación ni discriminación.

En el Hospital Civil “Aurelio Valdivieso”, uno de los nosocomios al que acuden oaxaqueños de todo el estado, con situación económica precaria, se debe permitir que siga en la dinámica de darles atención. Hay mujeres embarazadas, pacientes con cáncer, inclusive niños, en sus áreas de Oncología y otras enfermedades más, que deben recibir atención de manera prioritaria. Pero eso requiere de planeación y mesura. Poner en marcha los cuatro hospitales que el gobernador afirmó que recibirían a pacientes con Covid-19, que están en condiciones precarias o inconclusas para operar o habilitar espacios públicos, con elementos básicos, adquirir equipo y dar prioridad a esta etapa de emergencia sanitaria.