Brotes sin atención
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Opinión

Editorial

Brotes sin atención

 


Mientras el mundo se estremece por la proliferación del llamado coronavirus, que ha cobrado ya más de mil víctimas en el mundo, ello sin descastar miles de infectados –incluso una mujer jubilada en nuestra entidad- por el mal emanado –se dice- en un mercado de Wuhan, China, en Oaxaca aparecen casos de males que desde hace mucho se creían superados, como es el caso de la tuberculosis y, en otros, de lepra. Se trata de enfermedades que, al menos por los informes de las autoridades de salud, sería rara su existencia, pero ahí están. Y son tan graves como las que hoy mantienen en alerta a organismos gubernamentales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a muchos países en el mundo, en donde se han detectado personas infectadas. Es el caso de la tuberculosis, cuyo contagio, mencionamos en nuestra nota principal el pasado martes, se transmite por vía aérea y puede generalizarse, dado que no se han tomado las medidas de prevención obligadas.
Es penosa la situación por la que atraviesa el sector salud a nivel federal, luego de la lamentable desaparición del Seguro Popular y la aparición del Instituto Nacional de Salud y Bienestar (Insabi), huérfano de reglas de operación y con múltiples carencias. Esta situación, tomada como una medida unilateral por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, desestimo los llamados y las súplicas no solamente de la población de escasos recursos que resultó afectada, sino de ex titulares de la Secretaría de Salud, que sabían de que el funcionamiento del referido programa de salud, con todas sus debilidades, era la mejor alternativa de atención a la población abierta. Los coletazos nos han pegado de lleno, no obstante que el gobierno estatal ha tratado de superar rubros como el abasto de medicinas.
La aparición de los brotes de tuberculosis, hepatitis, lepra y otros males, es un duro reto para los Servicios de Salud en la entidad (SSO), que sigue arrastrando un gran rezago de adeudos e inconformidad de sectores sindicalizados que dicen estar insatisfechos. Desde hace semanas las oficinas centrales están tomadas por trabajadores inconformes que, obviamente, no se ocupan de sus responsabilidades sino de exigencias laborales. Las nuevas medidas adoptadas por el gobierno federal han enviado asimismo a muchos trabajadores a la calle, como en el caso del ya citado Seguro Popular, que de pronto quedaron cesantes y en la calle.

Sequía en puerta

El racionamiento de agua potable que ha emprendido el organismo responsable, el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Oaxaca (Sapao), en la capital oaxaqueña, es un aviso irreversible de que la temporada de sequía está en puerta y que los mantos freáticos y manantiales que surten el vital líquido no serán suficientes para abastecer a la ciudadanía. Los que más padecen son quienes habitan en zonas marginales, colonias y asentamientos irregulares, que no cuentan con los servicios básicos. Se sabe que los pozos profundos que se han perforado en algunas comunidades como San Juan Bautista La Raya o San Andrés Huayapan, ya son insuficientes para una demanda cada vez más creciente. A ello hay que agregar que hay partes en donde la tubería, no obstante, las acciones de la dependencia respectiva, está en malas condiciones; el desperdicio infame del vital líquido y las fugas que no se reportan, entre otros, contribuyen a la carencia de agua para consumo humano.
Un factor que sin duda contribuye a crear consciencia de nuestra vulnerabilidad ante las sequías y la carencia de agua, son las campañas publicitarias que deben emprender las áreas respectivas del gobierno estatal. Un ejemplo es aquella campaña que llamaba la atención sobre el goteo, como desperdicio, o una más que subrayaba que “Dios pone el agua, pero no la entuba”. En fin, es la imaginación de los expertos en el tema la que debe prevalecer para hacer de dichas campañas algo eficaz. Sin embargo, estamos ya en febrero y no se advierte por ningún lado que los organismos referidos tengan la menor intención de llevar a cabo las referidas campañas.
Siempre habremos de lamentar el fracaso de aquel mega-proyecto hidráulico que pretendió echar andar el exgobernador Ulises Ruiz, del que poco caso hizo su sucesor, Gabino Cué. Era el proyecto denominado “Paso Ancho”, que permitiría abastecer de agua potable no sólo a la capital sino a las decenas de municipios conurbados que la rodean, por al menos cincuenta años. La idea, nada descabellada –aunque tuvo muchas críticas- era aprovechar el líquido de los escurrimientos de esa cuenca hidráulica y llevarlo a través de un acueducto hasta los Valles Centrales. Lamentablemente y pese a los millones que ahí se invirtieron, el proyecto fracasó y nadie se acuerda de él. Jamás de reparó en que dicha zona es terreno fértil para el cultivo de enervantes y que los mismos habitantes de San Vicente Coatlán y Sola de Vega, no permitirían nada.