Una práctica perniciosa
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Opinión

Editorial

Una práctica perniciosa

 


En Oaxaca se ha institucionalizado el bloqueo carretero o citadino. Cualquier baba de perico, por los motivos que se le ocurran bloquea calles, cruceros o incluso tramos carreteros importantes. Petróleos Mexicanos (Pemex) lamentó que el bloqueo que se mantiene en Matías Romero esté provocando el varamiento de los autotanques que transportaban productos altamente flamables y que representan un riesgo inminente. La semana pasada se cumplieron al menos diez días que vecinos de Estación Mogoñé, municipio de San Juan Guichicovi, en el Bajo Mixe, bloquearon la Carretera Transístmica. ¿El motivo? Su pretensión de desconocer a la agente municipal de dicha población, Fidelia Terán, quien se dice, fue impuesta por el cacique perredista de la cabecera municipal, Reynel Ramírez Mijangos. Sin embargo, no se trata de una demanda genuina de los pobladores, sino de un terrible manipuleo del sempiterno y acomodaticio dirigente de la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo (UCIZONI), Carlos Beas Torres que, a través de una de sus incondicionales de apellido Godínez, pretende prácticamente asumir el control político de dicha zona. Una vez más, un asunto doméstico se convierte en un mal público, pues una centena de vecinos cerraron la carretera, sin más.

El jueves 14 de junio, en una abierta afrenta a toda civilidad –y a lo mejor con justificada razón- los familiares de un joven de apellido Colmenero, que fue secuestrado y asesinado por maleantes que luego de ser detenidos fueron liberados sospechosamente por algunos jueces de control, cerraron la carretera a la altura de Matías Romero. Esta situación provocó daños graves al transporte de mercancías, medicinas, pasajeros y demás. Petróleos Mexicanos por ejemplo, informó que la paraestatal ha tenido pérdidas millonarias en virtud de que al menos 39 autotanques full cargados con material peligroso procedentes de la Refinería Antonio Dovalí Jaime de Salina Cruz, quedaron varados ante la protesta de los citados vecinos. El riesgo para la ciudadanía no fue tomado en cuenta por los protestantes, que con tal de conseguir su objetivo paralizaron la libre circulación cometiendo con ello un delito. Esta cultura del chantaje y la extorsión política; del manipuleo y otros vicios debe terminar. Las autoridades deben tomar en cuenta el bien colectivo y evitar la crispación social, la cual puede derivar en acciones de violencia muy lamentable.

Homicidios al alza

La delincuencia no para en su carrera criminal. No obstante el operativo montado en el Istmo hace un par de semanas, por parte de las Fuerzas Federales, la Policía Federal, el CISEN, la Procuraduría General de la República (PGR) y las corporaciones estatales, luego de la exigencia de los candidatos de los diversos partidos exigiendo seguridad para no suspender sus campañas, los asesinatos han continuado como si nada. En efecto, se han logrado magros resultados, como el aseguramiento de vehículos con reporte de robo, decomiso de armas o detención de delincuentes que se dedican al robo de combustible, pero nada de asegurar a grupos criminales o acciones de mayor envergadura. Éstos siguen operando y dejando detrás su carga de sangre y muerte. Y es que mientras las acciones de seguridad se volcaron en el Istmo, la región de la Cuenca del Papaloapan volvió a ser el teatro criminal. La semana anterior se contabilizaron más de diez ejecuciones. Hay en realidad crímenes que advierten demasiada crueldad, como en Ixcatlán, cuando un hombre fue baleado junto a su hija de cuatro años de edad, o el caso de una profesionista, que fue encontrada desnuda y en estado de descomposición, en su departamento.

Entre miércoles y jueves se dieron al menos siete ejecuciones, dejando en claro que la presencia de grupos criminales continúa en absoluta impunidad. Esto implica que el hecho de cubrir una zona y descuidar otra conlleva graves riesgos. Si bien el operativo Juchitán se aplicó en una coyuntura electoral que nos puso a nivel a nacional en el ámbito de la crítica, también es cierto que en lo que va de la actual administración el Talón de Aquiles ha sido la seguridad. El promedio de homicidios dolosos ha ido en franco crecimiento, al igual que los feminicidios. Es eso lo que mucho hemos criticado a los responsables gubernamentales, para los que tal parece que nada ocurre y que todo camina sobre rieles. Hemos escuchado al Jefe del Ejecutivo Estatal decir que Oaxaca es una entidad segura y tiene razón. Él dice lo que le informan los titulares de las áreas de seguridad no lo que en realidad está ocurriendo. Es decir, le dan informes a medias o le sorprenden en su buena fe. Paradójicamente tanto la Cuenca del Papaloapan y el Istmo, que son las regiones con mayor potencial económico; con más expectativas de inversión, son las zonas en donde la delincuencia de plano ha sentado sus reales de sangre y muerte.