Malas costumbres
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Editorial

Malas costumbres

 


El pasado martes fue detenido por elementos de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI), el médico Luis Alberto P., como presunto responsable de negligencia médica de un menor de edad, que ingresó a un hospital local, con una fractura, sin embargo, fue entregado a sus padres muerto. Una visión parcial de la situación advierte que pudo tratarse de exceso de anestesia, dado que no se trataba de un problema de salud que ameritara una operación de extrema gravedad. Los padres del menor exigieron la realización de las investigaciones pertinentes, a fin de que se deslindaran responsabilidades. El médico fue vinculado a proceso e internado en el penal de Santa María Ixcotel. Sin embargo, lejos de indagar las causas penales; de conocer el fondo de la carpeta de investigación, un grupo de médicos traumatólogos y colegas de la Sección 28 del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS), realizaron una marcha para exigir la libertad de su compañero. Ese hábito que inculcara la Sección 22 y quedara arraigado en la conciencia colectiva de los oaxaqueños, de querer torcer la ley y cualquier decisión de autoridad a través de marchas y bloqueos, sigue permeando en la entidad.

El pasado miércoles un grupo reducido de alumnos de la Facultad de Medicina y Cirugía, así como médicos del IMSS, marcharon de la Fuente de las Ocho Regiones al centro de la ciudad, para pedir la libertad del citado médico, En ningún momento se ha escuchado de parte de los que protestan una postura racional de llevar una defensa jurídica adecuada, sino que de inmediato y a menos de 24 horas de que el médico indiciado fuera detenido, empezó el chantaje y la presión a las autoridades. En Oaxaca –insistimos- todo se quiere resolver con marchas, con bloqueos, incluso hasta torcer el ejercicio de la ley, sobre la cual nadie debe estar por encima. Es una mala costumbre que debe ser erradicada. Hay instancias que obligadamente tiene que pasar una persona, para demostrar su inocencia. Pero ni las autoridades ministeriales ni las que procuran justicia, deben doblegarse a la presión y a la movilización. Los médicos y compañeros deben tener plena conciencia de que más que instrumentar medidas de coerción, deben apelar a la defensa jurídica. Es lo que todo mexicano que esté vinculado a proceso judicial debe hacer para mostrar su inocencia y evitar la prisión. Pero no marchas, por favor.

¿Y el impuesto al hospedaje?

Desde hace algunos años, existe un impuesto al hospedaje, que se cobra al turismo y lo retiene la Secretaría de Finanzas. Sin embargo, se sabe que dicho impuesto no cumple su cometido, habida cuenta que se queda en la citada dependencia sin que se utilice en programas u proyectos que permitan estimular la estancia de los visitantes o, en su defecto, impulsar campañas de promoción para apuntalar nuestros destinos culturales y de playa. Es sabido que la Secretaría de Turismo estatal cuenta con recursos limitados para promoción y difusión. A nivel nacional, no obstante el gran legado que tiene Oaxaca, considerado un destino completo, por su riqueza arqueológica, artesanal, gastronómica, cultural, etc., no tenemos la publicidad que tienen otras entidades del país con menos posibilidades que nosotros. Hay que recordar que la industria sin chimeneas ha sido considerada por el gobierno de Alejandro Murat, como un puntal del desarrollo económico del estado, factible de generar empleos y alentar inversiones, algunas de las cuales ya se están plasmando en el desarrollo de hoteles en la costa y los Valles Centrales.

Para la dependencia responsable sería un gran aliciente que los recursos que se generan vía impuesto al hospedaje, fueran canalizados hacia los objetivos de que hablamos líneas arriba. El sector turismo oaxaqueño requiere de un verdadero impulso. Dar a conocer en México y el mundo, lo que podemos ofrecer y el rico legado del que somos depositarios. Insistimos: da envidia ver en programas de televisión denominados de AAA, que se invita a visitar a estados como Veracruz, Chiapas o Michoacán. Se trata de una publicidad que puede ser considerada como cara, pero valiosa. Además, se habla de dichos destinos en otros medios electrónicos y publicaciones impresas, como revistas especializadas y demás. Obviamente se trata de una inversión, que por supuesto no es dinero echado a la basura. El asunto es que al llegar el monto del impuesto al hospedaje a la SEFIN, es canalizado hacia otras prioridades, no precisamente al fomento de nuestra industria más rentable aunque de manera modesta. Es decir se utiliza en otras cosas y no en alentar la afluencia de visitantes, en promovernos en el extranjero o en ferias internacionales que permitan atisbar un mejor futuro. Hay que reintegrar pues el monto del impuesto y destinarlo a lo que es: mejorar nuestra industria sin chimeneas.