¿Entidad segura?
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Opinión

Editorial

¿Entidad segura?

 


En la madrugada de ayer, en lo que parece ser un ajuste de cuentas del crimen organizado, fueron asesinadas siete personas en la comunidad de San Juan Lachigalla, distrito de Ejutla. Un comando armado llegó hasta el lugar donde se llevaba a cabo un baile y accionó sus armas. Más tarde, el ex presidente municipal y ex diputado local priista, Francisco Hernández, fue ejecutado en céntricas calles de la población. Por otra parte, ya es común escuchar en los noticieros o leer en la prensa escrita la forma en la que se conduce Juchitán de Zaragoza, por el camino de la ilegalidad y el crimen. Las ejecuciones son cosa de todos los días y los ajustes de cuentas van dirigidos en su mayoría en contra de ciudadanos que, sin duda alguna, tampoco se dedican a cosas santas. Ahí se da de todo: ejecuciones, secuestros, trasiego de droga, cobros de derechos de piso, etc. Quienes hacen el trabajo sucio son en su mayoría operadores de moto-taxis. Sobre ellos se han cebado los grupos criminales y la delincuencia común. Pese a ello, no se sabe de operativos policiales o mixtos con las Fuerzas Armadas, que permitan desactivar o al menos acotar a dichos grupos delincuenciales. Cuando se han hecho y cual si fuera una burla, las ejecuciones no paran. Para muchos, Juchitán es similar a cualquiera de las poblaciones del estado de Guerrero que están bajo la tutela de bandas criminales como “Los Ardillos”, “Los Rojos” u otros.

Lo grave de este espectro peligroso es que ahí se asientan los principales proyectos para la generación de energía eólica del estado y de la región. Los capos de dichos grupos también extorsionan a los gerentes y operadores financieros de dichas empresas, la mayoría extranjeras. Con la detención de uno de los principales ejes delictivos en la Confederación de Trabajadores de México (CTM), hace al menos tres meses, la presión de sus similares en la región istmeña cedió un poco. Éstos han hecho su gran negocio con el acarreo de materiales luego de los sismos del mes de septiembre. Empero, antes traían a raya a las empresas eólicas, a quienes les imponían cuotas obligatorias y la exclusividad del trabajo de acarreo. He ahí el por qué nuestra insistencia en el tema de la seguridad. Nadie medianamente cuerdo va a invertir sus millones en un territorio convertido en teatro criminal. Porque todos lo sabemos: no sólo son los delincuentes los que asuelan la región, sino además otras lacras mayores: las organizaciones sociales que, vinculadas a la delincuencia, son más perniciosas cuando de extorsión y amenazas se trata.

Industria en peligro

 

La industria del mezcal está desde hace mucho tiempo en peligro. Hay varios motivos, pero uno en particular es preocupante: el tráfico ilegal del agave e incluso, el robo de dicho producto. No obstante que dichos ilícitos se llevan a cabo desde hace años, las autoridades no han actuado en consecuencia. Es ya motivo de asombro ver pesados tracto camiones en la zona de El Camarón, Yautepec y otras comunidades del mismo distrito, cargando toneladas y toneladas de agave para producir mezcal, pero que son llevadas a otras partes del país. En poco tiempo, una de las industrias más pujantes en la entidad –pese a que no se le ha dado la dimensión requerida- no tendrá el insumo suficiente para producir. No hay que olvidar que existen empresas locales que exportan su producto al mercado europeo, norteamericano y asiático. El mezcal es hoy en día una de las bebidas más socorridas y cotizadas en el mercado mundial. He ahí el por qué se ha luchado tanto para lograr la denominación de origen, pues si bien es cierto que existe mezcales que se producen en Guerrero o Zacatecas, por decir sólo dos entidades, en nuestro país el mezcal se identifica con Oaxaca, igual que el tequila con Jalisco.

El gobierno estatal, particularmente la Secretaría de Economía debe encender las luces de alerta respecto al saqueo de la materia prima para la elaboración de la bebida. Los productores de agave son a menudo engañados con la paga de altos precios, pero no sólo están súper explotando la tierra, con el consecuente empobrecimiento, sino además, haciéndole la bolsa a productores de tequila o mezcal, quebrando prácticamente nuestras empresas locales. El tráfico y la venta ilegal deben ser castigados conforme a la ley. No se trata de una venta lícita cuando ello atenta en contra de los mezcaleros y de productores que tienen en el mezcal su manera de vivir. Los traficantes de agave no han dejado títere con cabeza, pues lo mismo se desplazan por la zona de Yautepec, que de Miahuatlán, Ejutla o Sola de Vega. Las especies de maguey que antes se producían para el mercado local, son ahora las que están en la mira de los que trafican o roban el agave. Las luces de alerta se han encendido. Las autoridades deben tomar cartas en el asunto y no dejar que siga esta práctica infame que a la larga, habrá de contribuir a perder una de nuestras incipientes industrias, que se anticipan pujantes y rentables.