Los fines en la vida
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Los fines en la vida

 


Constantemente uno cambia de lugar, de habitación, de trabajo, de amores o de edad y se enfrenta a lo nuevo y lo inesperado. En ocasiones no tomamos conciencia de esos cambios y en otras modifican  nuestra existencia, hábitos y costumbres. Lo grave de estos cambios es cuando uno no sabe dónde va a terminar el cambio si uno está en movimiento perpetuo  o cómo conformar  y ocupar el tiempo de su existencia. Así pasa con los jubilados que anhelan durante treinta años  dejar de trabajar y cuando lo logran no saben qué hacer con el tiempo, se aburren, se deprimen y se mueren.   

La pandemia nos ha puesto en otra condición. Nadie pensaba morirse y repentinamente se contagió, cayó en el hospital y se murió. Así es la muerte y la vida de inesperada, nos depara sorpresas de todo tipo por eso dicen que no hay que preocuparse  y hay que vivir cada día como si fuera el primero o el ultimo. Difícil situación para la cual casi nadie está preparado, son tan pocas las personas que planean su vida y mucho menos las que planean su muerte. 

El fin de año y un cambio más de vida me ha puesto melancólico y pensativo sobre la existencia humana, afortunadamente estas situaciones ya las he vivido varias veces  y aunque no sé lo que pasará, si sé que hay que seguir vivo y lleno de inquietudes humanas, sociales y políticas. Preocupaciones por mi vida, por el destino de México, de la administración pública, por lo que va a pasar en un país que necesita tanto esfuerzo para salir del subdesarrollo en que hemos vivido en los últimos siglos. 

Todo parece indicar que AMLO está en la misma tesitura y que está acomodando las piezas de su salida. Hasta ahora ha dejado que se discuta públicamente si una mujer puede ocupar la presidencia de la república. Ha colado la idea de que la Jefa de Gobierno de la ciudad de México, es una mujer extraordinaria, trabajadora, honesta y que podía continuar los trabajos y las políticas de la Cuarta Transformación. 

Creo que así es, que está capacitada para eso y más. Habrá que examinar su trabajo en la ciudad de México en estos tres últimos años, desde mi punto de vista está reprobada. Mal que bien perdió seis alcaldías y en una modestísimo encuesta que realicé con los taxistas de la ciudad de México de cada diez que entrevisté, nueve  hablan mal de la administración pública y de la destrucción paulatina que ha tenido su trabajo por altos precios de insumo e inamovilidad de sus tarifas. Las tarifas de los taxis de la ciudad de México no han tenido ninguna modificación en los últimos 10 años y la gasolina ha subido el doble. 

Analizar parte de los problemas de la ciudad capital de esta nación, me hizo pensar en los  que enfrenta  nuestra maravilla arquitectónica que es Oaxaca y el cambio de la próxima administración que vamos a tener. Por primera vez desde hace mucho tiempo llega una persona que ha probado en los más diversos puestos que ha ocupado y en su vida profesional su capacidad  administrativa y política. El reto  ahora es la ciudad de Oaxaca, una entidad que se maneja más por el capricho de los dirigentes urbanos, pepenadores, dirigentes de los recogedores de la basura, de los vendedores ambulantes, de los hoteleros y en la cual las autoridades juegan un papel de negociadores de los múltiples intereses que se conjugan, más que de autoridades y árbitros.

Oaxaca es sin duda el más  amplio y diverso  ring de la lucha de intereses. Los taxistas fijan las tarifas que quieren, los vendedores de los mercados no ponen los precios en los artículos y a la pregunta de los compradores tienen diversos precios para los turistas o extraños un precio 20 o 30 por ciento mayor que para sus clientes cotidianos. Otro problema brutal son los vendedores ambulantes que exigen su derecho al trabajo pero no quieren pagar ningún servicio, ni espacio y toman la vía pública como su propiedad privada. 

Así podemos seguir nombrando a los diversos grupos sociales que hacen su santa voluntad no solo en materia de precios. Cuando no se hace lo que ellos quieren  bloquean el tránsito. Varias autoridades dejan pasar su mandato sin mayores problemas, resuelven lo que es posible y sobreviven a los cataclismos sociales. Desgraciadamente Oaxaca necesita urgentemente que se administren y resuelvan  la mayor parte de sus problemas. Requiere una administración honesta, una vía pública transitable, un ambiente seguro.