Sucesión, símil de la de 1988
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De Frente y de Perfil

Sucesión, símil de la de 1988

 


En política es común que se repitan historias o que, incluso, se busque abrevar de algunas del pasado, cuyo esquema sea consecuente con los momentos que se viven actualmente.

Las sucesiones presidenciales siempre han tenido sus propios ingredientes y más desde que en el año 2000 se vivió la alternancia en la Presidencia de la República y de cuatro sucesiones, tres se hayan dado con la alternancia de siglas.

Hasta ahora no hay signos de que se el país se mueva hacia la alternancia y todo parece hecho para que Morena siga gobernando la república.

Como en los esquemas del pasado, el Presidente de la República mueve sus fichas y selecciona y alinea a los que considera reúnen las características para sucederlo.

En 1975, Leandro Rovirosa Wade, secretario de Recursos Hidráulicos, fue el designado para develar el nombre de los prospectos del entonces partido dominante, por instrucciones del Presidente Luis Echeverría y Jesús Salazar Toledano lo hizo con los aspirantes a suceder a Miguel de la Madrid, ahora el propio Ejecutivo federal seleccionó a las llamadas corcholatas.

Primero lo hizo con un compacto grupo de hombres y mujeres, en los que englobó a varios y varias que ni siquiera soñaban con eso.

Poco a poco los mismos personajes se fueron decantando, para dejar un reducido grupo de fichas de dos hombres y una mujer y luego fue incluido uno más.

Esteban Moctezuma, Juan Ramón de la Fuente, Rocío Nahle, Tatiana Clouthier y algunos más se hicieron de lado, para dejar a Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López y Marcelo Ebrard como las piezas adecuadas y luego subió a la disputa a Ricardo Monreal y aunque en forma aleatoria hasta a Gerardo Fernández Noroña.

Los tres del cercano afecto del Presidente iniciaron su periplo por el país, como lo hizo en 1986 y 87 Jorge de la Vega Domínguez, en la búsqueda por encontrar qué opinaba la ciudadanía, en torno a los aspirantes presidenciales.

El esquema es similar, aunque ahora no lo hace el dirigente del partido en el poder, sino los mismos aspirantes, quienes se acercan a la ciudadanía y recogen las experiencias de unos y otros, así como las necesidades para planear su plataforma de lanzamiento.

Los tres principales prospectos y el cuarto mosquetero, aprovechan para intentar jalar a los gobernadores de su propio partido o, incluso, a los ajenos y convencerlos de que los apoyen.

En aquel entonces el más avispado de los seis prospectos presentados por el PRI fue Carlos Salinas de Gortari quien tenía a una más de una veintena de los 31 gobernadores favorables, con todo y que el secretario de Gobernación, Manuel Bartlett Díaz, era el enlace entre los mandatarios y la política interior.

Ahora se vive un panorama parecido, aunque a la inversa, Claudia Sheinbaum fue la primera en alinear a los gobernadores en su entorno, pero en tiempos recientes la moneda dio la vuelta y varios de esos gobernadores surgidos de Morena se mantienen alrededor del secretario de Gobernación, Adán Augusto López.

Veremos cuando se acerquen los tiempos reales de la sucesión cuáles le son leales a uno y otro y cuáles se cambian de carril para favorecer al adversario.

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