Tarjetas coleccionables
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Tarjetas coleccionables

 


Uno de los entretenimientos más importantes de los aficionados al béisbol de las Grandes Ligas es la colección de tarjetas con la información y las fotos de los peloteros profesionales, existen desde hace casi cien años así que es un negocio muy grande paralelo al deporte en sí.

Las empresas más importantes fabricantes de las tarjetas son tres, la más antigua se llama Fleer Corporation, fundada en 1885, su principal producto era el chicle, con una fórmula especial para hacer bombas, a partir de 1923 empezaron a acompañar la venta de dulces y goma de mascar con tarjetas que contenían información de artistas y deportistas.

A partir de 1959 empezó a publicar una serie de 80 tarjetas de Ted Williams con estadísticas de su carrera y logros dentro de la pelota caliente, desafortunadamente se tardaron tanto en firmar convenio con otros peloteros que les ganó la delantera la empresa de nombre Topps Chewing Gum Inc. que es otro negocio dedicado en la actualidad a producir estas estampas.

Topps fue fundada en 1938 por una empresa dedicada al tabaco propiedad de Morris Shorin desde 1890, su producto principal a comercializar era también la goma de mascar con el nombre de bazuca, a partir de 1950 empezó a vender su chicle acompañado de un sobre con el cromo de un artista famoso y la información de su vida y películas actuadas.

A partir de 1952 diseñaron tarjetas de deportistas con la siguiente información, al frente el nombre del jugador, su foto, firma, nombre y logotipo del equipo en el que jugaba, ya en la parte posterior se daba cuenta de la altura, su peso, de qué lado batea y fildea, lugar y fecha de nacimiento, estadísticas del jugador y una breve biografía.

La visión de la empresa les hizo firmar en exclusividad a la mayoría de los peloteros en activo para ser publicadas, creciendo exponencialmente su éxito, cuando Fleer firma a Ted Williams pudo hacerle competencia por unos tres o cuatro años, hasta que se retiró el pelotero, los convenios de exclusividad que tenía Topps con los demás beisbolistas le acorraló hasta retirarse temporalmente del mercado.

Fleer inició una demanda para combatir ese monopolio y la resolución vino hasta 1965 ganándola, desafortunadamente el comisionado no la aceptó lo que les obligó a venderle a Topps los pocos contratos que aún tenían, en los setentas iniciaron una nueva querella volviendo a ganarla, finalmente en 1984 regresan al mercado de las tarjetas.

La tercera empresa en el mercado de tarjetas dedicadas a deportistas fue fundada en Reino Unido en 1988, se llama Upper Deck, a partir del siguiente año emite cartitas del béisbol profesional, diez años después obtiene convenios en Estados Unidos para producir tarjetas de jugadores los cuatro principales deportes, hockey, basquetbol, futbol americano y béisbol por supuesto.

Con su llegada a este mercado, rompe con el pleito enorme de Topps y Fleer y entra en competencia, esto deriva en una mejora sustancial en la presentación y calidad de las tarjetas producidas por todos para beneficio de los fanáticos.

Gracias a estas tarjetas coleccionables podemos conocer a los jugadores, saber cuál es su rostro, su altura, peso, edad, su posición en el terreno de juego, en que equipos ha participado, saber sus estadísticas, su información personal y demás datos.

Con el paso del tiempo, evolucionó de ser un simple pasatiempo a una actividad financiera, mucha gente ve la adquisición de las tarjetas como una inversión redituable, no es sencillo ni barato adquirir todas las que salen al mercado cada año, analicemos números.

Si hay 30 equipos en Grandes Ligas y cada uno tiene un roster de 40 jugadores, más unos diez o quince que suben y bajan de sucursales de las menores al equipo principal, también hay que considerar a los integrantes del cuerpo técnico como son entrenador y couches, entonces la suma de tarjetas diferentes es de casi dos mil por temporada.

Adicionalmente, no puedes escoger de manera individual las tarjetas de tus jugadores favoritos ya que se venden en sobres de aluminio delgado con diez cromos diferentes dentro elegidos totalmente al azar, si tienes la fortuna de que te salga alguna de las más cotizadas por ser de un jugador destacado o de tus favoritos, puedes guardarla esperando que aumente de valor.

Muchos coleccionistas las promueven de inmediato en internet a un costo que depende de la oferta y la demanda, este mercado es muy volátil y dependiendo de muchos factores puedes revaluarse o depreciarse abruptamente.

El mercado al que iban dirigidos los cromos en los sesentas y setentas eran los niños, esto cambió con el tiempo, ahora los coleccionistas de tarjetitas son expertos en el arte de escoger cuales son las que van a buscar con paciencia y detenimiento, se pueden contar en millones, va más allá de ser un simple entretenimiento, descubrieron que es toda una economía paralela.

Los que llegan a tener utilidades lo consiguen porque se mantienen bien informados, nada tiene que ver la suerte, tienen conocimiento del juego, saben evaluar la calidad de cada uno de los peloteros y especulan cuál va a ser su crecimiento en el tiempo, confían en que no se lesionen, que irán destacándose sobre los demás y que el comportamiento dentro y fuera del terreno de juego será el adecuado.

Leen todas las revistas especializadas, saben encontrar el valor fluctuante de cada tarjeta en las bolsas de valores o los mercados de los coleccionistas, ya que el desempeño de los jugadores y sus estadísticas pueden variar con el paso del tiempo, hay inclusive ferias por todo el país para el comercio de estas tarjetas, es un termómetro claro de las tendencias y valores de cada una.

Hay quienes buscan a los jugadores de su equipo favorito, otros los de los peloteros destacados, no faltan los que buscan a los de su posición predilecta dentro del terreno de juego, como ejemplo los receptores o los lanzadores, o por jugadores que tengan récords vigentes, por la inicial del nombre de los jugadores, por su nacionalidad, en fin, es infinita la variedad de lo que buscan los coleccionistas.

Hay tarjetas que salieron con algún error de impresión y adquieren un gran valor sin depender de la calidad del pelotero, una vez que alguien ha elegido que tarjetas va a guardar porque le genera confianza y espera que con el tiempo se revalúen, será importante cuidarla.

Hay que cuidar algunos detalles que van a permitir que alcancen el máximo de su valor, por ejemplo, que las cuatro puntas no estén dañadas, que no tengan rayones ni manchas en la superficie, que la impresión sea equidistante en los bordes, la foto centrada, puede tomar un gran valor con el tiempo y por no cuidarla se pueden desvanecer muchísimos dólares.

Si en México se abriera la posibilidad de comercializar y coleccionar las estampas de beisbol, ya sea de Liga Mexicana o de Grandes Ligas, sería un entretenimiento muy interesante. 

 

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Facebook: Jaime Palau Ranz

Seguiré comentando la próxima semana.