• Al Momento
  • Opinión
  • Video
  • Al Momento
  • Opinión
  • Video
opinion

Crónicas de Oaxaca: Tehuantepec

Doña Juana Cata Romero.

 

Hay un gran proyecto en torno a la figura de Doña Juana Cata Romero, que agiganta la figura de la ciudad de Tehuantepec, al estar en proceso de reconstrucción el Chalet, que será el gran museo de Tehuantepec del Istmo que lo tiene todo pero que ha carecido de un Centro de Arte y Cultura, así que la vieja casona en el centro de la ciudad será la que albergue pinturas, esculturas, libros, fotografías, muebles, piezas de colección como son las monedas, los sellos postales y cartas o documentos de valor histórico cuando pronunciar Tehuantepec, me evoca el pasado, el de Dani-Gui-Bedji- cerro de los tigres, años después en el virreinato sería por tres siglos la Villa de Guadalcázar, nombre que se extinguió al terminar el virreinato en 1821, regresando al nombre de Tehuantepec, nombre de la nomenclatura Mexica -Cerro de fieras- del año de 1821 a 1837, sólo habían de transcurrir 16 años para que naciera el 27 de noviembre de 1837 una hermosa niña blanca, tan blanca como aquella “Pelaxilla” que en Zapoteco significa –Cadejo de algodón- y en Mexíca Coyolicatzin que también significa copo de algodón, esta última es el personaje de la hermosa “Leyenda de Nizarindani”, lugar al que la historia oficial le puso “Charco de Moctezuma”, hoy es un simple ojo de agua que nos ha permitido refrescarnos en los eternos veranos de esa hermosa tierra tropical que es leyenda, tradición y cultura.

Bien, esa niña mestiza creció con educación, en el seno de una familia más criolla que mestiza, más rica que pobre, más educada que el resto de la población, que eran el 90% Binigulaza (zaae) es así que cuando llega a Tehuantepec Porfirio Díaz en 1859, -dos años después de la jura de la constitución en Oaxaca, Porfirio a los 29 años de edad ya era capitán este personaje, 6 años antes el año de 1851, Juárez había ido a Tehuantepec a imponer la paz, porque ese año se proclamó el plan de Juchitán que establecía la separación del Istmo de Oaxaca.

 

“Mujer y poder en el XIX”, libro de la historiadora Francis Chassen.

 

La Didjazá

En su libro “Viajes por el Istmo de Tehuantepec” 18 el “Arqueólogo, el literato, el viajero” CHARLES BRASSEUR, describe a una bella mujer de piel bronceada, joven, bella, esbelta, elegante y la compara con Doña Marina “La mal llamada Malinche”, con la Diosa Egipcia Isis y con la Reina Cleopatra, “hablando de su altruismo y su labor cultural y he aquí la confusión que originó, el viajero porque nunca mencionó el nombre de aquella mujer que encantaba a los hombres y le llama algo así “Como una bruja”.

Lo demás es producto de la imaginación, de la falta de lectura o la mala fe de quien no podía concebir que una mujer que le dedico 50 años de su vida al trabajo, lograra el éxito que puso a Doña Juana C. Romero como ejemplo para todas las hermosas mujeres que día a día en el Istmo trabajan en los mercados, en la elaboración del totopo, del queso, de los alimentos y dulces, que son un manjar, desgraciadamente se perdieron las fallunqueras, que subían al tren y que vendían sobre el viaje en el ferrocarril, ahora son vendedoras en todo el estado, ya que se les ve en las plazas del valle grande de Oaxaca, en la Cuenca, en la Costa y demás mercados del Estado en sus días de plaza.

Este escrito producto del deseo de dar a conocer la personalidad “la verdadera”, Juana es una copilación de datos de muchos libros, archivos y fuentes hemerográficas de la historia del Istmo, que gracias a él podemos saber que son dos personajes.

Juana C. Romero – bella, blanca, inteligente, trabajadora y criolla, falleció de 78 años después de viajar a Europa y ganar premios, tener mucho dinero y destinarlo a educar con su colegio católico, a los niños de Tehuantepec, así como ayudar a los cientos de compadres que tuvo, porque fue madrina de muchos y algunos todavía vivían en los albores de este siglo XXI.

La Didjazá -esa hermosa mujer- que describe con amor. Con admiración… como torcedora de puros, jugadora de cartas en el cuartel de la guarnición militar y jugadora de villar y que Enrique Krauze la coloca como una casquivana que vendía tabaco, no es esa la verdadera Doña Juana Catarina Romero.

Fue en 1853 que Antonio López de Santa Anna –El seductor de la patria- declara a Tehuantepec territorio independiente, reviviendo la ley del congreso federal que en 1823 lo había declarado Provincia Nacional.

En el año de 1855 los Tehuantepecanos, se adhieren al Plan de Ayutla y mediante acta solicitan ser mexicanos –adhiriéndose nuevamente al estado de Oaxaca-, para cuando en 1857 jura la constitución nuestro personaje tiene 27 años.

Es en el año de 1859 cuando se presenta en el pueblo de Jalapa del Marqués, el Coronel Ignacio Mejía Fernández y derrota a Cobos, luego se traslada a Tehuantepec, y ocupa la plaza, dejando al capitán Porfirio Díaz Mori como Gobernador y Comandante Militar del Batallón Morelos, el cual mantuvo durante 11 meses en constantes Batallas.

Así podemos ver que la joven criolla de 21 años conoció al joven mestizo de 29 años, fue el empeño de servir a Tehuantepec lo que hizo de Juana C. Romero, una aliada incondicional –De acuerdo al libro de la historiadora Francis Chassen (mujer y poder en el siglo XIX) fue amiga de los liberales e incluso sirvió en contra de los Patricios.

 

FIN

Nunca he creído que el joven capitán con una bala en el costado se escondiera bajo las enaguas de una joven de 21 años y nunca negaré el valor histórico de la empresaria, inteligente mujer que en 1913, ya 2 años ausente del país, Don Porfirio y dos años antes de la muerte de Doña Juana un 19 de octubre de 1915, por ello no se olvida la que el día de ayer construyera un chalet que está volviendo a ser la magnífica casa que fue y que será próximamente -MUSEO- un espacio de cultura y de historia que no tiene el Istmo, se cumplió 110 años de su fallecimiento- y a tantos años seguimos hablando de Doña Juana C. Romero –La Mamá Grande de Tehuantepec-

Claro quién es el hombre, el tehuantepecano o el artista que se ha echado a cuestas este gran rescate, este proyecto al que le ha puesto su amor, su tiempo y su sueño, al que yo le nombre “El Benefactor”, que no tiene mayor interés que ver surgir como una ave fénix, el Chalet de Doña Juana, la casa que de niño lo impresionaba y le hacía soñar, ese hombre es el Arquitecto y pintor Rolando Rojas, quien no duerme, no descansa y solo se afana para que este año se pueda concluir la obra de restauración del Chalet.

 

Mujeres del Istmo

La tierra que tiene mujeres bellas

Se mece al arrullo de un mar de querella,

El Istmo se llama y tiene por soles

Los ojos tehuanos fingiendo arreboles

Mujeres que brindan con boca traviesa

Yo iré a bogar en pos de tus besos

 

Juchitán, yo al ver los ojos y los sonrojos de tus mujeres,

siento correr dentro este ser mi gran pasión, Juchitán

Juchitán, por eso quiero mi amor sincero dártelo a ti,

mi alma te entrego, mi amor cual fuego

Mi corazón es para ti

 

Oaxaca de Juárez, Oax., a 5 de mayo de 2025.

JORGE BUENO.

Cronista de Oaxaca.

Presidente de la A.E.C.O.

Secretario General de la

Federación Nacional de Asociaciones

de Cronistas Mexicanos, A.C.

Notas Relacionadas

Recibe todos los días a primera hora en tu casa u oficina las noticias del momento.