Noche de rábanos como moneda de cambio
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

CONTRANARRATIVAS

Noche de rábanos como moneda de cambio

 


Las fiestas decembrinas ya se hacen presentes en territorio oaxaqueño. Por un lado, encontramos las posadas, que tienen un trasfondo religioso (católico) pero que en muchas comunidades afianzan lazos de cooperación y reconocimiento social; por otro lado, está la celebración de la virgen de Juquila (8 de diciembre) y la celebración de la virgen de la Soledad (18 de diciembre), ambas con una fuerte carga religiosa y con impacto en la idiosincrasia oaxaqueña, en la que muchos peregrinos se hacen presentes; también encontramos las fiestas propias del catolicismo referentes a esta época (la navidad), en la que se celebra el nacimiento de Jesucristo, así como el año nuevo occidental, referente a un nuevo ciclo. Por último, hay una fecha de especial relevancia para las y los oaxaqueños: la noche de rábanos, festividad que atrae al turismo nacional e internacional. No obstante, todas estas festividades se hacen en medio de tragedias y conflictos constantes: la muerte de migrantes en Chiapas, la caída de un puente colgante en la región chatina o el conflicto sindical en Oaxaca de Juárez. La noche de rábanos se ha convertido en la moneda de cambio del conflicto: su realización a cambio del cumplimiento de las demandas sindicales.

Se esperaba que para las vacaciones de diciembre, la ocupación hotelera alcanzara el 70% de su capacidad, sin embargo, con los bloqueos y la inestabilidad de la capital, muchos hoteles han anunciado cancelaciones que ascienden a un 30% por parte de los turistas. Esto denota varios problemas: por un lado, el impacto de la política en la economía (y viceversa); por otro lado, el ejercicio del poder en el ámbito público y la vigencia de los repertorios de protesta aún en tiempos actuales, cuando se pregona que todo debe ser institucional. El mayor de los pecados de Oaxaca es basar su economía en un elemento tan fluctuante como el turismo, en un estado tan complejo y convulso. El boicot a los macro eventos turísticos oaxaqueños ya es un tema de tradición histórica.

Una situación tan grave y compleja como la pandemia dejó ver la imposibilidad de estar sujetos a una sola fuente de recursos y lo absurdo que resulta que todo ello esté supeditado a mostrar una “buena cara” al turismo nacional y extranjero. De esconder debajo del tapete los problemas. Es por eso que los matices que existen en el estado se pierden, pues Oaxaca deja de ser un espacio complejo, politizado y con profunda organización.

Por su parte, la noche de rábanos se coloca como una de las principales festividades de Oaxaca y un orgullo local. Se trata de un concurso de figuras talladas en rábano, institucionalizado en el siglo pasado por Francisco Vasconcelos, debido a la abundancia de este tubérculo. Al día de hoy, este concurso representa una de las principales atracciones de las fiestas decembrinas en nuestro estado. El conflicto actual demuestra que esta tradición no está del todo interiorizada por los oaxaqueños, que no se trata de algo que forme parte de la cosmovisión de la gente que habita este territorio, quizá este concurso, lejos de ser un referente para los Oaxaqueños, es concurso hueco en el fondo, que no hace eco en la gente de piso, en aquellos que viven al día. Por otro lado, la importancia de esta tradición a nivel económico –y por ende, político– queda en evidencia con el conflicto actual.

Los problemas que aquejan a Oaxaca se esconden detrás de la máscara de una ciudad limpia, colorida y fiestera, pero pocas veces se cuenta la historia completa, la historia de las desigualdades y vejaciones hacia los sectores minoritarios. Es mucho más sencillo entablar una conversación sobre lo bien que se ven las calles de Oaxaca con adornos navideños, que el diálogo sobre el problema de la basura, los ambulantes y el sindicalismo; es mucho más sencillo admirar la belleza de la indumentaria típica indígena que abordar el olvido institucional en el que se encuentran; es menos problemático pensar en dónde pasar las vacaciones que los homicidios en el estado y el país; es más entretenido ver una película sobre migrantes y vivir su dolor durante dos horas, a buscar las formas reales de acercarnos al fenómeno y problematizar.

Finalmente, no se debe olvidar que este conflicto está en medio de la salida de Jarquín y la llegada de Neri; a unos meses de las elecciones a gobernador, en las que se vaticina la salida del PRI y el arribo de MORENA. Mientras que, al interior de este partido, la disputa se da entre Susana Harp y Salomón Jara. Lamentablemente, los conflictos públicos nunca son tan simples y siempre tienen amplias lecturas.

No está mal disfrutar las fiestas decembrinas. En CONTRANARRATIVAS sólo buscamos que, aunado a nuestro espíritu festivo y convenciones sociales, siempre exista el tiempo para la reflexión y el diálogo profundo.

Twitter: @vidanyhbo