Las  tortugas también vuelan
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Opinión

CONTRANARRATIVAS

Las  tortugas también vuelan

 


Por Ameyalli Valentín Sosa

 

En 2004 el director Bahman Ghobadi colocaba su película “Las tortugas también vuelan” como uno de los filmes obligados no sólo en la cinematografía iraní sino en las listas de las producciones que lejos de limitar el cine a función estética buscan privilegiar su sentido social, critico y narrativo. La propuesta de Ghobadi no cobró importancia únicamente por el contexto en el que se realizó (fue la primera película producida después del asesinato del terrorista Saddam Hussein) sino por la poderosa narración que enmarca.

 

La película centra su diálogo en recorrer a través de la mirada de los sin-parte, de las víctimas de la guerra en Irak frente a los Estados Unidos mientras traza las historias protagonistas de un grupo de niños víctimas de la guerra; donde a manera de ficción, la crueldad de la guerra cobra rostros, palabra e historias. Han pasado 17 años desde que Ghobadi mostraba en sus imágenes y secuencias el horror de las guerras y la vulnerabilidad de las infancias.

 

Con sus respetivas distancias, la obra del cineasta iraní pareciera encontrar eco en distintas latitudes y entre ellas la nuestra se asoma por una rendija en los momentos en los que se ha hablado de la niñez mexicana como la gran víctima de la guerra contra el narcotráfico, los desplazamientos forzados por la violencia y las pocas posibilidades de movilidad social en algunas regiones del país. A esto habría que agregar la crisis migratoria infantil que en fechas recientes se ha colocado en la opinión pública a raíz de los datos publicados por la oficina de Aduanas y Protección fronteriza (CBP por sus siglas en inglés) los cuales indican que en la frontera norte de nuestro país sólo en el mes de marzo se detuvieron a 18.890 inmigrantes menores de edad que solos buscaban llegar al país vecino.

 

En esta crisis muchos son los ejemplos que pueden darse para enmarcar la tragedia de la niñez mexicana con relación al fenómeno de la migración. En 2019 el caricaturista estadounidense Michael de Adder dibujaba en una de sus caricaturas políticas al entonces presidente Donald Trump jugando golf encima de los cadáveres de una niña centroamericana y su padre quienes buscaban emigrar a los Estados Unidos por el Río Grande, mientras que el pasado 1 de abril, ya en el periodo Biden, la historia de un niño nicaragüense solicitando el apoyo de agentes fronterizos después de ser abandonado solo en el desierto por el grupo de migrantes que lo acompañaba, daba un rostro devastador a la crisis.

 

Estos dos ejemplos nos ayudan a entender algo importante en el tema de migración: si bien los actores políticos colocan y privilegian temas en sus agendas, hay temas de fondo y tan críticos que no se resuelven ni resolverán con mandos unilaterales y muchos menos con políticas divisorias ni con medidas paliativas. ¿Qué elementos se necesitan entonces para pensar esta crisis de migración infantil? ¿Desde dónde hablar sobre infancias perdidas en un país donde niños y niñas se encuentran entre fuegos cruzados por las guerras contra el narcotráfico y muros divisorios?

 

La respuesta está muy lejos de encontrarse en esta reflexión, sin embargo, en una aproximación apresurada, un primer paso tendría que ver la necesidad de pensar al proceso migratorio mexicano desde diferentes aristas y no sólo como peticiones de una agenda de seguridad extranjera. Entender su complejidad y entenderla como un proceso heterogéneo, donde no es imposible hablar de un solo tipo de migrante sino que son muchas narrativas, nacionalidades y rostros puede permitir entender el problema y darle solución, sobre a todo a grupos tan vulnerables como el de los menores de edad, a la par de pensar en oportunidades reales de desarrollo, estabilidad y una vida digna para las infancias mexicanas y latinoamericanas.

 

Para finalizar, si alguien me preguntara porque las tortugas vuelan mi respuesta instantánea sería un no lo sé, pero agregaría sin duda que comenzar haciéndonos las preguntas correctas es un buen primer paso para encontrar algunas posibles respuestas cuando se habla sobre el vuelo de las tortugas, muros divisorios e infancias perdidas.

 

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