Inmigración
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Columna sin nombre

Inmigración

 


La palabra para señalar el hecho de que una persona o grupo cambia de residencia a otro país, se le llama migración.
Desde el punto de vista de un país, el fenómeno para expresar que las personas entran a su territorio, se usa la palabra Inmigración.
Cuando los nacionales salen a otro Estado, se dice Emigración.
Así las cosas, los haitianos están inmigrando, hablando desde nuestra posición, a México, y desde el punto de vista haitiano están emigrando al abandonar su isla.
Sutilezas lingüísticas si usted quiere.
Como sea, el fenómeno de la presencia de los haitianos en México es gravísima, y de solución francamente “imposible”.
Hay que recordar que Haití es el país más pobre de América o si usted prefiere del Caribe.
En sus bellísimas playas habita un pueblo de tradiciones muy distintas al nuestro; su Gobierno desde el terrible Papá Doc y su hijo, su policía política casi de brujería los Ton Macutes, la brujería Vudú que se practica, los hacen completamente diferentes a nuestras costumbres, pero a pesar de todo son seres humanos que sufren, buscan un mejor lugar para vivir y de acuerdo a las leyes internacionales deben gozar de los derechos humanos, el Ius Gentium de los romanos.
Su presencia en nuestras fronteras sur y norte constituye, quizá, una de las mayores vergüenzas para los Estados Unidos, México y Guatemala, amén de otros países de tránsito.
A primera vista, la solución sería deportarlos, lo que parece que ya está haciendo USA, pero son tantos miles de personas que el costo, su mantenimiento temporal mientras se les lleva de regreso significa un gasto presupuestal de miles de millones de dólares, que al menos en México no tenemos en el presupuesto de egresos para ese menester.
Debemos añadir al plantear el problema, que la casi totalidad de ellos no quieren quedarse en México, ellos manifiestan que buscan el “sueño americano” a pesar de los tratos inhumanos que les da la Migra de aquel país, y la discriminación que sufren por ser de raza negra.

Por otro lado, si se les deporta, algunos han manifestado que para el recorrido desde su país hasta México vendieron toda, todas sus pertenecías y al regresar no tienen ni para comer y menos un lugar para vivir, y no digamos un trabajo.

Ahora bien, los problemas migratorios son mundiales y parece que no hay solución más que la violencia y el rechazo, a menos que en un acto de solidaridad mundial, una suerte de “Plan Marshal”, se invirtiera en Haití, para crear fuentes de trabajo, maquiladoras quizás, construcción de carreteras y qué se yo cuántas otras formas para dar trabajo a esas gentes.
¿Y trabajo para los pobres de México?
¿Invertir en Haití cuando aquí nos faltan fuentes de trabajo?
He allí el gravísimo problema, la tragedia colectiva con la que no contábamos y la presencia de los Jinetes del Apocalipsis, al menos tres: El Hambre, la Peste y la Muerte.
Yo también soy Pueblo.
Por allí nos encontraremos.