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Columna sin nombre

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Sigue transcurriendo el mes de la Patria, y parece que los desastres han terminado, claro, faltan doce días para que termine el trágico mes de “septiemble” y la incertidumbre por la remota coincidencia de que mañana diecinueve se repita un terremoto me tendrá sin dormir, pero la verdad, pienso, es un decir, que esto no va a suceder, sobre todo si no existe ya el Fonden, Fondo Nacional para desastres, y eso seguramente lo sabe la Madre Naturaleza.
Por otro lado, me da casi risa la forma en que Claudia Sheinbaum de linaje alemán, muy respetable, cambia de opinión a cada momento, y me refiero al más reciente: primero dejó u ordenó quitar la estatua de Cristóbal Colón, que la iban a restaurar, luego que siempre no, que se iba a instalar por los rumbos de Polanco; más tarde que mejor se colocaría la estatua de una mujer originaria de la más antigua etnia, la Olmeca, por cierto una cabeza presuntamente a imagen y semejanza de las grandes cabezas del museo de La Venta en Tabasco, y quizás ante las críticas, otra vez cambia de opinión y expresa que mejor decida un Consejo de Cultura que no sé de dónde y con quien se formará o que tal vez ya está formado y bueno, a esperar otra ocurrencia como las de su “Jefe político”, porque hay que recordar que lo que dice y opina AMLO, ella lo repite mínimo y exactamente al otro día y si así nos llega a gobernar por un dedazo, mejor me voy “pa Mérida.”
Así las cosas, Colón y sus cristobalitos tendrán que seguir esperando.
Si me preguntaran, opino libremente: que reinstalen a Don Cristóbal y dejen a sus frailes, en donde llevan más de cien años como estatuas sedentes.
Para mi Colón, no vino a hacer la Guerra, pero me ha extrañado que un destacado intelectual lo llame el “primer Genocida” del Nuevo Mundo.
¡Viva México!

Yo también soy Pueblo.
Por allí nos encontraremos.