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Columna sin nombre

Vacunas

 


Estoy muy triste. No soporto las mañaneras sin AMLO 

-El mapache guasón

 

La pandemia provocada por el Coronavirus, está politizando a nuestro país, en la forma más increíble, sobre todo en lo que se refiere a las vacunas.

A ciencia cierta, existen todavía muchas dudas en cuanto a la eficacia de algunas de ellas, pero en México ya decidimos por la Sputnik rusa, la que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), no ha cumplido a la fecha con la tercera prueba de eficacia.

Así las cosas, el Gobierno Federal se echa un volado, y según sus voceros, Andrés Manuel López Obrador principalmente, ha contratado 24 millones de dosis.

Posteriormente el señor secretario de Hacienda manifiesta, parafraseo, que México no compra vacunas de segunda, lo que llevó a la señora Tatiana Clouthier a criticarlo, y señala que ese señor será muy bueno para los números pero que de vacunas no sabe nada.

Por otro lado, un alcalde de la Ciudad de México,  dice que está en tratos con una marca, para comprar vacunas para el personal de su alcaldía, lo que es una manifiesta mentira, ya que las productoras han afirmado que solo tratarán este año con gobiernos de países y no con particulares.

La mera verdad, todo el mundo tiene problemas similares y las poblaciones están expuestas a los aciertos o errores de gobernantes, y en ese contexto si las potencias están en problemas, nosotros con mayor razón, sobre todo porque el problema se maneja por políticos y no por científicos.

Escuché en un noticiario, que la Sputnik ha sido comprada por Bolivia, Venezuela, Argentina, Pakistán y otros países del “tercer mundo”, pero que Cuba se ha abstenido de hacerlo y surgen las posibilidades populistas, ya que los países mencionados se encuentran dentro de la órbita rus y Cuba, tradicionalmente aliada de la antigua URSS, insisto, se abstiene, y me lleva a recordar que si algún prestigio indudable tiene Cuba, es su avance en la Medicina.

Ahora bien, me pregunto, ¿Qué otra cosa puede hacer un país? Nada más que arriesgarse, fallar o acertar, o esperar y caer en la catástrofe.

Estamos pues en manos de nuestros gobernantes y como simples ciudadanos solo podemos continuar con las medidas preventivas de protección ya tan conocidas como usar el cubrebocas, no acudir ni provocar aglomeraciones y lavarse las manos constantemente.

También debemos rechazar y en su momento votar en contra de quienes mienten y usan la pandemia para obtener votos.

 

Yo también soy pueblo

Por allí nos encontraremos

 

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