Una monedita que le sobre…
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Carpe Diem

Una monedita que le sobre…

 


Las imágenes de hoy alrededor del mundo son de calles y plazas vacías. La poca actividad que hay en nuestra ciudad se da entre las 10 y 18 horas. Pasado ese tiempo, el calor es lo único que ocupa las vialidades desiertas.

Los espacios que hemos dejado vacíos los está llenando la naturaleza, vemos fotografías y videos de como animales salvajes y fauna silvestre recuperan momentáneamente los espacios que les arrebatamos.

Pero no todo es tan romántico, las calles no solo se están llenando de fauna silvestre, se están empezando a llenar de personas con hambre.

Personas viviendo en la calle siempre ha habido, sin embargo, desde hace un tiempo es notorio el aumento de gente deambulando que busca algo que comer pidiendo ayuda en comercios y casas.

Algunos podrían ser los migrantes que se quedaron varados a medio camino ante la llegada de la Guardia Nacional que, por órdenes de Donald Trump, les impide acercarse a nuestra frontera norte.

Hay zonas en dónde se sabe que la gente ayuda a la gente, el Hospital Civil es una de ellas. Desde hace mucho tiempo, personas de buen corazón les lleva algo calientito de comer a los familiares de los enfermos, el único precio que hay que pagar, a veces, es rezar en grupo y cantar algunas plegarias.

Cada vez más personas convergen por las tardes hacia el hospital. Algunos de ellos viven en la calle desde hace mucho, otros son migrantes, pero esta crisis está provocando que otros que nunca se habían acercado lo estén empezando a hacer.

Es gente que viste muy humilde y parecen ser originarios de comunidades indígenas y, otros muchos, parecen obreros de la construcción sin trabajo. No hay obra y no les queda otra que acercarse a poner cara de vergüenza y aceptar la ayuda para ellos y sus mujeres con niños en los brazos.

El hambre que se avecina es a lo que el gobierno debería poner atención.

El gobierno estatal ha lanzado un raquítico plan para proteger el empleo, los $350 que ofrece por semana a PyMES no es que no sirva ni tampoco deben ser malagradecidos los que lo reciban, simplemente es surrealista ante la crueldad de la situación y la opulencia en la que viven los tres poderes del Estado de Oaxaca.

El gobierno debe proteger el empleo y a las empresas, es lo mejor para la economía, pero no puede cerrar los ojos y dar la espalda a la gente que no sabe si hoy podrá comer. Esta sensibilidad afortunadamente si existe entre la sociedad civil, y se sabe ya de algunas almas bondadosas que, sin coordinación previa, están ayudando con sus propios recursos a aliviar el dolor del hambre. El marcador está ahora así: Sociedad Civil 1; Gobierno 0.

Y en medio de este surrealismo embriagante el silencio marca la ausencia, la gran ausencia del gremio magisterial. En una de esas debemos lanzar una alerta Amber para saber si alguien los ha visto.

Nacieron de las clases más precarias, humildes aquellos viejos y sabios maestros que eran pueblo. Hoy son soberbios, fríos e indiferentes a todo aquello que no les proporcione nuevos privilegios neo-feudales.

Hoy en día no ha habido acciones solidarias de ellos, potentados de la burocracia, hacia le gente más expuesta, la que vive al día.

No solo eso, en medio de esta pandemia ya están grillando contra la educación del futuro, la educación en línea, porque la ven como una amenaza por la pérdida de poder y control que les dejaría ser sustituidos por robots que interactuarán con los niños directamente, dejando de lado la mediocridad que caracteriza a los profes de la Sección 22.

Esta crisis nos está mostrando la gran distancia que existe entre la sociedad civil y uno de los brazos del Estado, distancia que no debería haber porque la razón de ser de los maestros fueron los niños y su educación.

Con todo y pandemia insisten en imponer su visión ideológica con su plan educativo, el PTEO. No dan tregua, son como Ricardo Salinas Pliego, el dueño de Elektra, no les importa nada más que el dinero que podrían dejar de ganar. Así es la Sección 22 ahora, una máquina de control político carente de humanidad.

La indiferencia de este gremio salido del pueblo es difícil de entender para quienes siguen asumiéndose como tal. Pero comprender la indiferencia es sencillo: ahora tienen poder y dinero. Pasarán muchos años antes de que puedan recobrar la imagen de apóstoles que alguna vez les dimos. Invocar a Juárez, a los mártires de la historia y ondear banderas de Lenin y Stalin ya no motiva a la gente.

Existe un claro divorcio entre maestros y la gente, un divorcio necesario por la violencia machista que han cometido una y otra vez en nuestra contra. Su capacidad destructiva los ha dañado profundamente, la gente ya no los quiere.

El que se opongan a la educación a distancia muestra que tan vulnerables son al avance científico y tecnológico, mismo que no quieren y por eso insisten en imponer su PTEO para seguir alienando a los niños con dizque saberes ancestrales de la historia de bronce de este país. Están mostrando su talón de Aquiles: el avance científico y tecnológico.

De los cientos de millones que reciben al año, de los enormes salarios y jugosos aguinaldos que devengan hasta el momento no han sido capaces de comprar un paquete de guantes para los médicos o un plato de sopa para los que han perdido el trabajo.

Mientras por las calles hay miles de ancianos vendiendo paletas, semillas o tamales, ellos están cómodamente en sus casas haciendo la cuarentena porque su pago es seguro. En estos momentos ellos son los únicos que gozan de salarios completos y jugosos. Cuando los vean, extiendan la mano y pidan “una monedita que le sobre, por favor”.