¡Don Beto, Don Beto! ¿ya tendremos autopista?
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BARATARIA

  ¡Don Beto, Don Beto! ¿ya tendremos autopista?

 


 

 

“¡Pobres constructores! Se tienen que apurar” dijo el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador al anunciar, a ver si ahora sí, que el 4 de febrero se inauguraría la eterna carretera Oaxaca-Costa; lo dijo como si fuese un chascarrillo, pero sin duda para los oaxaqueños y más para los costeños, esto es asunto serio, muy serio. Sin duda, muy buena noticia, pero con un gran tufo de intención electorera. 

“¡Se tienen que apurar!”, dijo quien despacha en Palacio Nacional, sin embargo, ¿podríamos confiar de que las constructoras cumplan con su palabra? Al parecer esta vez sí, pues se están jugando cumplir el capricho presidencial. Si la carretera ha empleado 18 años para su construcción ¿qué más da meses más o meses menos para su inauguración?

Ahora bien, habrá que preguntar y vigilar si con los apresuramientos la obra estará concluida no solo a tiempo, sino con calidad, que su tránsito sea seguro y confiable y que, no como en los viejos regímenes priistas, solo sean colocadas mamparas para camuflar lo inacabado o el adefesio. 

Recién el 22 de diciembre, como regalo de fin de año, se inauguró el primer tramo del Tren Interoceánico. Los beneficios de esta obra no están a discusión; sin embargo, desde ese día y los subsiguientes se han ido acumulando testimonios de lo inacabado en algunas estaciones e, incluso, el uso de mamparas para disimular carencias. En ambos casos está en juego la seguridad de los usuarios, tanto en el tren como en el tránsito de la autopista. 

Basta recordar que la 4T ha dado por abrir obras inconclusas como el propio Tren Maya o la refinería de Dos Bocas.

Pero veamos, el presidente habló de las constructoras implicadas en el proyecto, una de ellas fue ICA, la cual devolvió la concesión en junio de 2020, sin sanción ni mínima explicación, la concesión de la supercarretera Barranca Larga-Ventanilla y luego de “calentarla” por 4 años. En contraposición y, como premio, obtuvo la obra del Tren Maya, por 27 mil millones de pesos. Los ansiosos oaxaqueños vimos cómo los siguientes años no se movió ni un tabique e, incluso, maquinaria parada, oxidándose en diferentes puntos, sin mínimo avance.

Cómo no recordar la profunda crisis de la poderosa constructora por ahí de 2016; ello “justificó” la devolución de la concesión al Gobierno Federal y fue entregada al Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin). Cuatro años tuvo ICA la Barranca-Ventanilla, entre 2012 y 2016.

A través de su filial “Desarrolladora de Infraestructura Puerto Escondido, S.A. de C.V. (DIPESA)”, ICA entró al relevo de Omega, que originalmente obtuvo la concesión para construir esta autopista de dos carriles y 104.2 kilómetros de longitud. Hoy la bonanza ha regresado a ICA de la mano del gobierno de los pobres.

En todos esos años se incumplieron plazos, se echó mano de dinero público a un barril sin fondo, no hubo supervisión ni transparencia; creció exponencialmente el costo de la supercarretera y, al final, no se entregó. Todo ese incumplimiento, el pisoteo de contratos quedaron impunes. Y del dinero de los gobiernos de Calderón, Peña Nieto y ahora AMLO, nadie sabe nada. 

Los oaxaqueños seguimos esperando la utopía. ICA solo logró construir la mitad de esta carretera, con un mal manejo financiero del proyecto. “DIPESA inicia obra en 2012 y suspende en 2016 con avance del 53% por aumento de costos e inviabilidad financiera, y cede derechos al Fonadin”, reportó el Fondo.

Hasta 2017 “la inversión total aplicada pasó de 5 mil 329 millones de pesos a 8 mil 283 millones de pesos, los cuales, en su mayoría provienen de créditos y subvenciones de Banobras y Fonadin; ICA solo aportó mil 615 millones de pesos que corresponde a un “capital de riesgo”, se señala en una ficha informativa.

Con esta es la tercera o cuarta fecha para la “inauguración” de dicha vía durante el gobierno de AMLO; en junio de 2021, el presidente y Alejandro Murat adelantaron que sería en junio de 2022. Fallaron, Murat, más adelante dijo que sería el 1 de noviembre de 2022, un mes antes de entregar el poder. Era claro que la 4T no le iba a dar el gusto de entregarle esta obra en bandeja de plata para uso electorero al priista. Mejor esperar.

Jara y López Obrador dieron más adelante otra fecha: el 29 de noviembre de 2023. Pero se vino el derrumbe y se reprogramó para junio de 2024. Sin duda, los tiempos están siendo utilizados por la 4T y la Primavera Oaxaqueña para que “cuadren” los plazos electorales. ¡Qué mejor bocado que los votantes oaxaqueños acudan en junio de 2024 a las urnas con el imaginario de una vista a Puerto Escondido!

El domingo 4 de febrero cae “como anillo al dedo”. Algunos ya habrán ido a la Costa en alrededor de 3 horas o tendrán ya el proyecto de hacerlo. Esperemos, haiga sido como haiga sido, que el 4 de febrero ya tengamos carretera.

¡Pobres constructoras! Se tendrán que apurar.

 

VETO INFORMATIVO

No solo deciden a quién, cómo y cuándo se le da palabra (o se le niega) de entre los representantes de los medios de comunicación en las mañaneras del gobernador o en eso que llaman “conferencias” del Gabinete de Seguridad.

Empeñados en controlar toda la información que emana del gobierno jarista, baste saber de 4 a 6 insulsos y propagandistas boletines de prensa al día, las huestes de Elizabeth Álvarez Acosta, quien dice “coordinar” la comunicación social, deciden y seleccionan quién va a las giras extraordinarias organizadas por el propio gobierno.

La estrategia es acercarse de manera individual con los compañeros periodistas para negociar con ellos; si son portales, you tubers o influencer, mejor; ellos tienen mano. A los medios serios se les arrincona, no se les extiende esas “invitaciones” o se les limita porque permitirles el acceso, por ejemplo, a un penal, puede resultar contraproducente para el discurso oficialista.

Prefieren imponer a un fotógrafo para que el funcionario pueda buscar su mejor ángulo y ver su imagen en portales, en redes sociales o tik tok que ceder un lugar a un reportero que podría realizar preguntas incómodas, recoger testimonios y salirse del camino fijado por cualquier excursión oficial para escribir o dar testimonio de algo no deseado. 

Ya fueron señalados de espiar a periodistas a través de un personaje de origen árabe. Que veten a un medio o a algún reportero es ya quizá un mal menor.