La voz de un líder religioso
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BARATARIA

La voz de un líder religioso

 


El pasado domingo, el arzobispo de Antequera-Oaxaca, monseñor Pedro Vázquez Villalobos lanzó un fuerte llamado a los gobiernos federal y estatal, para solucionar en lo inmediato, los conflictos agrarios que están manchado de sangre las tierras empobrecidas oaxaqueñas.

Y fue precisamente en la homilía en el templo de Catedral Metropolitana donde Vázquez Villalobos, oriundo de Huiscuilco, Jalisco, hizo valer su calidad de líder de la Iglesia católica al pedir en particular al gobierno del estado no justificarse en el pasado, y tratar de resolver estos conflictos.

La postura de Monseñor Pedro, nos recordó al “Hijo del surco”, al desaparecido arzobispo, Bartolomé Carrasco Briseño que, con calidad moral, salió siempre en defensa de los desprotegidos al alzar siempre la voz en contra de las injusticias.

Desde entonces la Iglesia católica en Oaxaca no tenía un líder de tal envergadura como lo es ahora Don Pedro Vázquez Villalobos. Un líder tal, que no esté al lado del gobierno, sino del pueblo, que es la voz de Dios.

No es nueva la postura de Vázquez Villalobos respecto a su preocupación por los problemas sociales, sobre todo los de la tierra.

Cuando estuvo como obispo en Puerto Escondido, su labor pastoral fue tan grande e intensa al involucrarse con los católicos de las comunidades recónditas de la Costa oaxaqueña, a donde siempre llevó mensajes de paz y esperanza.

Al recorrer esos pueblos con grandes problemas económicos y espirituales, supo entonces del abandono de los campesinos pobres, así como de sus problemas y su lucha contra los caciques y los malos funcionarios del gobierno.

Por ello estuvo al lado de miles de indígenas de los municipios de Santiago Jamiltepec, Santiago Ixtayutla, Santa Cruz Zenzontepec, Santiago Tetepec y Tututepec que luchaban en contra de la construcción de la presa “Paso de la reina” que afectaría las escasas tierras de esos campesinos marginados. Gracias a ello, la obra se suspendió, pero está latente la amenaza de construirla.

En su homilía del pasado domingo, Vázquez Villalobos habló con dolor y preocupación de las matanzas ocurridas, primero en San Miguel El Grande, Tlaxiaco y luego de la matanza de nueve personas, cuatro de ellas mujeres, todos oriundos de Santiago Mitlatongo, perteneciente a Nochixtlán.

“Como Pastor de esta Iglesia, de esta Arquidiócesis de Antequera Oaxaca, me duele lo que está pasando en varios pueblos de nuestra Arquidiócesis. Ayer hablé con el Párroco de Chalcatongo, a donde pertenece San Miguel El Grande y ayer hablé con el Párroco de María Magdalena Jaltepec, a donde pertenece el pueblo de Santiago. En uno murieron asesinados cinco y en el otro murieron asesinados nueve. Asesinados, a lo directo, se fueron contra ellos los que viven en otro pueblo. Hoy, quiero hablar desde aquí, como Pastor, como Arzobispo. Ojalá y las gentes que tomaron las armas y apretaron el gatillo, apuntando a un hermano, puedan escuchar en su mente y en su corazón, una pregunta que le hace Dios: ¿Qué hiciste con tu hermano? Porque esa pregunta se la hizo Dios a Caín, después de haber matado a su hermano Abel. Hoy, Dios pregunta a quienes asesinaron a cinco y a nueve, ¿qué hiciste con tu hermano? ¿Por qué te marcaste con la marca de Caín para toda tu vida? ¿Por qué te manchaste tus manos de sangre? ¿Por qué quisiste arreglar un conflicto con armas? Los conflictos no se arreglan con armas, se desarreglan más, se descomponen más”.

Y agregó:

“Tengo el temor, tengo el temor que, en días futuros nos digan, ahora los de aquí mataron a los de allá. Nunca vamos a acabar. ¿Dónde estamos, en qué mundo vivimos? ¿Por qué se ha endurecido nuestro corazón? ¿Por qué hemos perdido el respeto a Dios al quitarle la vida a un hermano, a un hijo de Dios, a un hermano nuestro?

El Párroco de Magdalena me dijo: Monseñor, mataron a mi catequista, a mi catequista de Santiago, uno de ellos era mi catequista.  Tengo que decir también yo, tomando las palabras de mi hermano sacerdote: mataron a mi catequista”.

¿Quién otro con suficiente calidad moral, para decirle sus verdades a los funcionarios de la administración actual de que no están haciendo las cosas bien, que el arzobispo de Antequera-Oaxaca? Y así pidió, así rogó a los del gobierno para que frenen este derramamiento de sangre:

“Hago un llamado, aquí, a nuestras autoridades federales y estatales a que se den a la tarea de pacificar y de resolver estos asuntos de territorio, porque ese es el problema. No es suficiente que digamos que esto tiene añales, estos problemas tienen años y años y no se resuelven. Te toca a ti resolverlo hoy, autoridad, te toca. Mis sacerdotes están haciendo lo suyo, porque también les pregunté y me dijeron: Monseñor, con frecuencia tratamos este tema, no venganzas, no armas, no pleitos, vivamos en paz, hacemos lo nuestro y lo seguiremos haciendo, pero sí pido que no concluyamos diciendo: son problemas de muchos años y ya”.

Y finalizó con este mensaje: “Autoridad federal, autoridad estatal, yo les pido, les ruego, les ruego que se pueda hacer algo y por supuesto se puede hacer.  Y a quienes viven en esos pueblos, guarden las armas, porque según me platican, traen armas de alto poder, que destruyen por completo. Guarden las armas, así no se va a reconciliar nuestro pueblo, con armas; no, no vayamos al diálogo con armas, porque se puede provocar una masacre. Vayamos al diálogo con la mente abierta y el corazón para escuchar al hermano. A mí ya me tocó ir por aquella zona y tuve que irme por otro camino, porque me dijeron: Monseñor, por allí no se vaya, por ahí no se puede pasar, hay conflicto, vaya por otro lado, dele la vuelta. No hay por qué dar vueltas”.

Qué bueno que en Oaxaca la Iglesia tenga a un personaje que defienda a los suyos, al pueblo desprotegido, porque líderes así, le hacen falta a México, más ahora en que el país navega hacia un rumbo incierto.