Oaxaca y la inseguridad
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BARATARIA

Oaxaca y la inseguridad

 


Una tarde lluviosa de junio, una pareja de amigos de la tercera edad –Juan y María-, regresaban de un paseo por San Felipe del Agua, en donde visitaron a una familia de conocidos. Llegaron a su casa que se ubica en un sector de Santa Lucía del Camino, avanzada la tarde; vieron televisión y se dispusieron a descansar.

Al día siguiente, al despertar de un sueño pesado, Juan se levantó como cualquier día y notó que faltaban una gran cantidad de aparatos eléctricos: computadoras, tabletas, pantallas, joyas; dinero.

Intrigados por estos hechos, revisaron las cámaras que tienen por toda la casa; ahí vieron que prácticamente durmieron con el ratero.

Este había entrado por la parte trasera, con escalera y todo.

Suponen que puso algún líquido en el ambiente que los hizo dormir, profundamente, pues no oyeron nada.

En las cámaras se ve que el ladronzuelo tuvo horas para esculcar y ver qué cosas se llevaba. Bueno, hasta estuvo en la cocina, abrió el refrigerador; avanzada la noche comió el guisado que sería para el día siguiente, luego, con su “mercancía” regresó por donde había entrado.

En las cámaras se observa cómo sus secuaces ya lo esperaban con una camioneta estacionada en la calle, por donde colinda el patio trasero.

Juan y María están agradecidos que el tipo no haya atentado contra sus vidas. En el video se ve perfectamente el ladrón, cuyo rostro revela no más de 25 años.

La pareja no presentó denuncia correspondiente. A la Fiscalía les llevó el video donde se ve clarísimo el rostro del ladrón. Como siempre, no pasó nada; ahora sólo forman parte de las estadísticas.

Primero se desesperaron que no pasaba nada, que no se investigara, si a la Fiscalía le fue llevaba toda la evidencia.

A la pareja la aburrieron con la burocracia y le dijeron francamente que no recuperaría nada y que mejor lo pensara, ya que sabían todo, de ellos, y podían regresar a vengarse. Mejor blindaron la casa y se fueron de Oaxaca para olvidar el trago amargo.

El pasado miércoles, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dijo que la percepción de inseguridad de los mexicanos subió ligeramente a 62.3% en el segundo trimestre de 2023 en medio de ataques del crimen organizado de alto perfil.

Esto significa que 6 de cada 10 habitantes de 18 años y más consideraron inseguro vivir en su ciudad, según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del Inegi.

La ciudad con mayor percepción de inseguridad fue Fresnillo, en el céntrico estado de Zacatecas, donde 92.8% de sus habitantes reportaron este sentimiento en medio de las masacres que ahí comete el crimen organizado.

 

¿Y OAXACA?

Según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del Inegi, el 66.3 por ciento de la ciudadanía oaxaqueña encuestada se siente insegura, entre ellos mis amigos Juan y María, después de la maldita experiencia que vivieron, mientras que el 33.7 por ciento se encuentra segura en la ciudad de Oaxaca.

Ahora, echémosle un vistazo a los rubros. En Oaxaca de Juárez, el 68.8 por ciento percibe la inseguridad en los cajeros de los bancos; el 67 por ciento en el transporte público; el 62.9 por ciento en los mercados públicos y en las calles de la ciudad el 58.3 por ciento.

En tanto que el 55.5 de los encuestados perciben la inseguridad en los bancos; el 46.7 por ciento en las carreteras; el 45.6 por ciento en parques recreativos; el 30.2 por ciento se sienten inseguros en el trabajo y el 28.7 por ciento en su automóvil.

El 25.6 por ciento perciben la inseguridad en los centros comerciales y el 23.2 por ciento en su casa, como es el caso de la pareja que señalamos líneas arriba, en tanto que en la escuela el 22.9 por ciento.

El 66.3 por ciento percibe la inseguridad en Oaxaca; esto es una cifra elevada. Estas personas o algunos de sus familiares, han sufrido en carne propia los embates de la delincuencia, como es el caso de la pareja, Juan y María que por poco no viven para contarla.

A lo mejor pueden parecer cifras amarillistas, pero son reales y no caen bien en algunos funcionarios porque no se dan cuenta que ha aumentado en la entidad oaxaqueña, la pobreza, la desigualdad, el desempleo y la falta de oportunidades de estudio, además de que el narcotráfico ha rebasado a las instituciones.

Hay colonias periféricas en donde las familias medio comen, en comparación con los funcionarios que utilizan la austeridad Republicana como mera pose, pues sus gastos son ostentosos. No hay una entidad federativa perfecta y Oaxaca es una de ellas, sólo hay que admitir que se cometen errores.

 

NINGUNEO A DELEGACIONES

Más que la intoxicación alimentaria que sufrieron integrantes de la delegación de Jamiltepec días antes de su participación en la Guelaguetza, da vergüenza cómo son atendidas las delegaciones con desayunos y comidas que a todas luces se ven en mal estado y no son dignas para quienes representan la cultura y tradiciones del estado.

Aunque lo borró horas después de sus redes sociales, una de las integrantes de la delegación de Jamiltepec puso al descubierto qué tipo de servicio reciben las y los jóvenes participantes en los Lunes del Cerro, pese a que por medio de los bailes ponen en alto a la máxima fiesta de los oaxaqueños.

Una hamburguesa con papas o un caldo con dudosa apariencia, es lo que sirven a las delegaciones que no les queda de otra más que comérselo, porque son invitados del Gobierno del Estado y no tienen derecho a quejarse.

Así quedó demostrado cuando la joven que se atrevió a denunciar el mal servicio que les dieron en conocido restaurante ubicado en las cercanías del cerro del Fortín, fue regañada por las mismas autoridades para que borrara la publicación y por lo que la delegación oficial de Jamiltepec tuvo que disculparse, asegurando que recibieron las mejores atenciones por parte de las autoridades y aclararon que nadie fue hospitalizado por la intoxicación.

Sin embargo, este caso recordó lo ocurrido el año pasado con la delegación de Putla Villa de Guerrero, donde varios de sus integrantes sufrieron de malestares gastrointestinales, pese a los operativos que el sector de salud debe realizar para que esto no ocurra.