El Llano, atrapado y sin salida
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Opinión

BARATARIA

El Llano, atrapado y sin salida

 


Es domingo por la tarde de un intenso e inclemente calor. De algún punto sale como un bólido sin control una patineta, chillando contra la cantera rayada, rota, del Paseo Juárez El Llano. Por el lugar, a esa hora, transitan menores de edad. Hay pequeños que “conducen” uno de los pequeños autos que se alquilan para diversión de los “peques”.

Mas allá, adultos mayores caminan despreocupados, a paso lento en uno de los pasillos que, entienden, pueden transitar con el piso sin desniveles ni accidentes ni temor a tropezar o conociendo los obstáculos que puedan encontrar. El bólido, la patineta, detiene su frenética carrera al golpear los tobillos de otro de los skater que se han dado a la tarea de destrozar la cantera de las fuentes, dejar intensos y profundos rayones en el piso, desdentar las bancas de cantera que rodean el parque.

Otro personaje, un adulto ya entrado en años, le llama la atención al dueño de la patineta, un muchacho imberbe, que camina en busca del “juguete” en dirección al otro joven que lo ha detenido. Nada dice el adolescente, pero lanza una mirada de odio. Molesto, el hombre.

Imagine querida lectora-lector ese golpe del bólido en los tobillos de un adulto mayor; que se atraviese y haga tropezar a un niño, una mujer o cualquier adulto que, tras dar varios tumbos como se vio en la escena, golpee en el rostro o cualquier parte del cuerpo de algún niño o niña que en ese momento interponga su pequeño auto de alquiler por la ruta de la patineta.

Por fortuna, nada de ello sucedió. Sin embargo, esta imagen es cotidiana todas las tardes en El Llano, y no hay poder humano, vigilancia, policías que regulen la actividad en el parque que es de todos pero que, por ejemplo, algunos se lo han adueñado para impartir clases de patinaje, por lo que cobran, de baile, de zumba o aquellos que colocan inflables ocupando la parte sur.

El parque está convertido en una ruina. Ahí han caído árboles, el ambulantaje se ha enseñoreado, hay fumadores de mariguana en un espacio familiar. Paseantes de mascotas acuden a él y, en muchos casos, no levantan las heces. Mujeres y hombres acuden para ejercitarse, para trotar o, simplemente caminar, leer un buen libro a la sombra de los árboles que resisten tendría que ser, ahí, una delicia.

Sin embargo, y lo leemos en EL IMPARCIAL, el gobierno municipal carece de un plan, proyecto de rescate; ni siquiera un pequeño presupuesto para su conservación, no digamos para su recuperación.

La situación ha dado pie a que oportunistas, como la diputada morenista Haydeé Reyes Soto quien, de manera justificada, ha levantado la voz por la deplorable situación en que se encuentra el lugar; sin embargo, solo ha lanzado llamados para su recuperación cuando estaría en sus manos impulsar recursos para realizar un diagnóstico, presentar un plan, convencer a sus compañeros para financiar un plan integral de salvamento que, por cierto, una ala es usufructuada por un hotel que recibe turismo de alto perfil.

Por otro lado, las autoridades municipales deben prestar mayor atención a quienes se adueñan del parque para impartir clases de lo que sea y por lo cual cobran. Fijar reglas para el uso de espacios y regular la presencia de patinadores que, por el peligro que representan, restringen el tránsito por algunos espacios.

El Llano no está considerado como parte del plan de obras del ayuntamiento capitalino para este año, por lo tanto, no esperemos que le den una manita de gato. No hay recursos, ni estatales ni municipales para evitar su deterioro.

 

Trato de delincuentes en Chedraui

Compartimos una molestia justificada de un lector de EL MEJOR DIARIO de Oaxaca. “El domingo por la noche acudí con mi esposa al Chedraui de la colonia Reforma. Viendo un adorno de mesa se cayó y rompimos uno de ellos. Levantamos la etiqueta del averiado y tomamos otro para pagarlo, luego de realizar nuestras compras, para ello esperamos que acudiera un empleado para explicar la situación.

Se apersonó una mujer de mediana edad y nos pidió pasar a cajas, le explicamos que llevábamos la etiqueta de la cerámica rota y compraríamos uno más luego de realizar el súper. No aceptó. Se le dijo, incluso, que reconocíamos la labor a la cual estaba obligada y que, además, sabemos perfectamente que íbamos a ser seguidos por las cámaras de seguridad hasta que pagáramos la fabulosa cantidad de 139 pesos y centavos, se mostró inflexible y, para evitar discutir, debimos ir a “(des)atención a clientes” para subsanar la avería.

El pago es lo de menos, el trato de delincuentes que se dio a un cliente frecuente (lo cual la tienda no tiene porqué “reconocer”) es lo que causa la molestia, en un lugar para el cual debemos realizar un gran traslado. Y esto nos subrayó el cliente: “Nada dicen, por ejemplo, cuando no respetan sus ‘ofertas’ y el cliente no reclama o, por ejemplo, con el reetiquetado de productos como la carne para ‘extender’ la fecha de caducidad o inmediata alza de precios de un día para otro”.

Es el trato de segunda que estos establecimientos le dan a los consumidores y claro, querida lectora-lector, usted dirá que lo sencillo es no volver a acudir al lugar, lo malo es que, debemos aceptar, ahí se encuentran algunas mercancías que no se encuentran en otro lado.

A tragarse la bilis

 

¡SERENOS, MORENOS!

¿Qué independencia o dignidad podremos esperar de quienes les imponen el apelativo denigrante de “corcholatas”? O que, por adelantado, les endilgan al próximo gabinete, pues los perdedores de la contienda tendrán un hueso asegurado. El gran titiritero está escribiendo una obra magistral, que no la última.

No son lo mismo, dicen, pero ¡cómo se parece esto a un Maximato!

No lo tuvo ni Plutarco Elías Calles.