Desarrollo: Crimen y castigo
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BARATARIA

Desarrollo: Crimen y castigo

 


Para Oaxaca el “desarrollo” ha llegado de la mano de la expoliación, atropellamiento de comunidades, corrupción, nula planeación y alejada de la resolución de los problemas económicos y sociales torales para los oaxaqueños y parece que esa tónica no cambiará en los próximos años.

La semana que termina el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) difundió estadística de Indicador Mensual de la Actividad Industrial por Entidad Federativa a enero de 2023. Cifras sin duda plausibles: con respecto a enero de 2022 Oaxaca muestra un inusual crecimiento de 28.1%, con una breve caída de -5.3% con respecto a diciembre. Datos alentadores y para presumir, que no los tiene ni Biden.

Alentadores si, por ello esta columna se dio a la tarea de desgranar cómo está integrado el indicador. ¿Dónde está ese crecimiento que señalan las cifras, pero que en la entidad los oaxaqueños no percibimos? Pues bien, el informe indica que “las entidades que presentaron los ascensos más significativos en su producción industrial, en términos reales, fueron: Oaxaca, Baja California Sur, Quintana Roo, Guanajuato e Hidalgo”. Oaxaca lidera el repunte industrial en el país, el segundo estado con mayor desarrollo lo es Baja California Sur, con 23% de avance en un año, 5 puntos porcentuales menos que nuestra entidad.

Pero en Oaxaca ¿dónde está ese crecimiento que señalan las estadísticas si, en verdad, no hay industria? Ese “avance industrial” no se perciben en las calles, en la figura de empleos de calidad y/o mejores salarios. Desde febrero de 2022 la gráfica que acompaña el informe ha ido de manera ascendente de manera ininterrumpida luego de “picos y valles” observados durante la pandemia.

Indica el Inegi que en Construcción, las alzas más relevantes ocurrieron en Oaxaca, Baja California Sur, Campeche, Quintana Roo, Tlaxcala y Chihuahua. En Industrias manufactureras, los crecimientos más altos se registraron en Chiapas, Guanajuato, Puebla, Michoacán de Ocampo, Hidalgo y Nuevo León.

Nos echamos un clavado a los datos y las ramas productivas que más han contribuido a ese inusual crecimiento: la minería, no tanto con crecimiento anual de 5.5%, el décimo cuarto (lugar 14) en el país; somos sexto lugar por transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos, con repunte productivo de 16%. Finalmente damos con “el culpable”: la industria de la construcción, con un repunte de ¡60.3%! en un año. Sin embargo, los constructores consultados han indicado que no hay obra, el gobierno del estado y los municipios no han invertido en el sector, mucho menos en grandes o mega proyectos.

Entonces ¿dónde está ese repunte?: en el Istmo de Tehuantepec, en la construcción del Corredor Interoceánico, ese proyecto a cargo de gobierno federal entregado a la Sedena para su realización, que emplea fondos federales, que ha generado escozor, disputas entre comunidades, que ha dado vida a organizaciones sociales en busca de dádivas y que, además, como en toda historia, tiene dos caras.

Hay disputas entre organizaciones de transportistas por el acarreo de materiales, por ejemplo, para el rompeolas en Salina Cruz, jugoso negocio; presionan para retirar los escombros o por abastecer insumos a esa obra. La decisión por revivir un proyecto porfirista le quitaba el sueño al gobierno federal. Son más de 309 kilómetros en la cintura del país donde se busca el desarrollo para apuntalar y propiciar el despegue de la economía regional. Hasta ahí, bien.

Sin embargo, las disputas entre transportistas ya han ocasionado violencia y muertos, pues sabemos cómo se disputan los contratos, de qué manera presionan por llevarse una tajada del pastel y de lo que están dispuestos a hacer membretes como Catem, sindicatos independientes y hasta la CTM.

La obra ha desatado protestas por comunidades que se han sentido atropelladas y, como en el caso de Mogoñé Viejo, se dicen despojadas y demanda indemnizaciones millonarias alentados y atizados por organizaciones como la OCIZONI. Con 38 años de existencia, que los cumple en junio próximo, UCIZONI nació como organización en defensa de la tierra, hoy se ha transformado en grupo de presión en busca de prebendas y el corredor transístmico “les cayó como anillo al dedo”, máxime el interés federal, de la 4T y presidencial para que se llegue a buen puerto.

La realización de las obras ha revivido viejas demandas de comunidades por sus tierras, rencillas intracomunitarias y líos agrarios. Sin estar directamente ligado a la obra del Interoceánico, ayer la disputa entre San Juan Mazatlán Mixe y Santo Domingo Petapa dejó al menos 3 muertos, heridos y desaparecidos. El 28 de abril elementos de la Guardia Nacional y la policía estatal desalojaron en Mogoñé Viejo al plantón instalado por varias semanas en contra de la obra del tren transístmico.

En la zona se ha comendado el resguardo y vigilancia a la Secretaría de Marina ante los retrasos causados por las protestas. Sin duda es bienvenido el crecimiento, pero que este se haga extensivo a las regiones del estado, que se lleve a cabo de manera planeada para echar a andar el motor económico y no como hasta hoy, localizado en una zona en donde se han alentado conflictos, donde solo se beneficia a empresas foráneas, de acuerdo a lo que nos han dicho constructores; evitando fortalecer a grupos que tienen en la extorsión como fuente o razón de ser.

Oaxaca mostró crecimiento, sin duda eso dicen los datos, pero puede ser flor de un día, efímero o un gigante con pies de barro y, como se ha visto en las últimas fechas, ocasionado atropellos y manchado con sangre. Ese “crecimiento” no le viene bien a Oaxaca y mucho menos la creación de esperpentos y mucho menos respaldados en el falaz argumento de que “esos son los costos del desarrollo”.