Guardia Nacional, pecado original
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

BARATARIA

Guardia Nacional, pecado original

 


En medio de la vorágine ocasionada por el paso de la Guardia Nacional al control militar, algo que sucedía ya de hecho, prácticamente desde su nacimiento, pero no de derecho, hagamos un alto paciente lectora-lector respecto a la opinión que la ciudadanía en Oaxaca tiene de ese cuerpo cocinado al vapor, con una amalgama no muy bien lograda de elementos castrenses, policíacos y con una embarrada de civiles que, poco a poco, irán desapareciendo.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2022 (ENVIPE) levantada entre marzo y abril de este año, el 30% de los oaxaqueños no se encuentran identificados con este ente entre castrense y civil que vieron aparecer por las calles de Oaxaca por ahí de marzo-abril de 2019.

A más de tres años de su presentación en la sociedad oaxaqueña, de acuerdo con una nota de la compañera Sayra Cruz, casi uno de cada 10 oaxaqueños, el 9.9%, tienen “algo” o mucha desconfianza del actuar de la Guardia Nacional. Aunque esa desconfianza es menor de la que se manifiesta a nivel nacional, el promedio de desconfianza respecto a la Guardia Nacional es de poco más de 17 por ciento.

La Guardia Nacional fue creada en febrero de 2019 luego de la propuesta presentada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, pasó por la Cámara de Diputados y el Senado, luego de intensas negociaciones que dejó insatisfecho a AMLO, aprobó su creación el 22 de febrero, pero con el carácter y mando estrictamente civil, lo cual generó escozor en Palacio Nacional.

En medio de una ola de violencia, que desde entonces no se ha contenido, la presentación en sociedad de la Guardia Nacional en Oaxaca se dio apenas dos meses después, el 26 de abril en Tuxtepec, principalmente para controlar la ola de creciente inseguridad, levantones, asesinatos, ejecuciones que tenían a la Cuenca del Papaloapan como escenario.

Con tiempo apenas para que soldados se cambiaran el uniforme y los policías vistieran de azul o verde olivo, se dio el arribo de 200 elementos del Sedena y 100 de la Policía Federal quienes se encargarían de montar el operativo en la región, con magros resultados.

Fue hasta el 2 de julio cuando se extendió la presencia del nuevo cuerpo al resto de las 8 regiones del estado, pero a cuentagotas. En Juchitán, por ejemplo, fue necesario que un grupo de integrantes rehabilitaran una terminal de autobuses para recibir al resto de sus compañeros. El despliegue en la capital era urgente pues se tenía en puerta las fiestas de La Guelaguetza de ese julio de 2019.

A dos años de distancia, el 23%, casi uno de cada 4 oaxaqueños consideran que la Guardia Nacional es corrupta. Solamente la Marina y el Ejército son estimados menos corruptos de esa instancia en nuestro territorio. Claro que esa percepción no se compara con los niveles de corrupción, más del 70% que se cree que tienen los jueces, las policías de tránsitos o las policías estatales y municipales.

Sin embargo, en el ámbito nacional, 30% de los mexicanos considera que hay corrupción en la Guardia Nacional, 7 puntos porcentuales más que en Oaxaca.

El país ha entrado a una vorágine de militarización de instancias de vigilancia y seguridad pero la mayor presencia de la Guardia Nacional, al menos en Oaxaca, no se ha traducido en mejores índices de seguridad en regiones como el Istmo de Tehuantepec, con niveles alarmantes de hechos sangrientos, la Costa, con ejecuciones un día sí y el otro también o en la Cuenca del Papaloapan, donde se inauguró en el estado.

Se les ve patrullar la Verde Antequera pero, lo dice los resultados, la opinión de la ciudadanía: no se identifica con la Guardia Nacional, no genera confianza y si se percibe con una creciente corrupción.

Empresarios, organizaciones civiles, organismos de apoyo y defensa de derechos de las mujeres se muestran pesimistas del sello castrense impreso por decreto a la Guardia Nacional.

 

Normalistas tocan a la puerta

Este fin de semana estudiantes normalistas reactivaron sus protestas en la capital oaxaqueña, donde y se careció de la intervención de elementos de seguridad para impedir el saqueo a unidades de empresas transnacionales.

Los jóvenes ni siquiera señalaron el motivo de su protesta para justificar este acto vandálico e ingresaron toda la mercancía robada al Centro Regional de Educación Normal de Oaxaca (CRENO), donde no hubo ni la intención de las autoridades de seguridad para recuperarla.

Veremos si en los próximos días seguirán reteniendo unidades de transporte urbano y saqueando camionetas de productos chatarra, y si las autoridades les permitirán hacerlo ante el miedo que todos sabemos tienen a estos grupos que se conducen bajo amenazas y chantajes, sobre todo por tener el respaldo del magisterio oaxaqueño.

La paz en Oaxaca apenas duró unos días, pero pasando las festividades del inicio de la gesta de Independencia los ambulantes regresaron al Zócalo de la ciudad y las protestas resurgieron en la capital con los normalistas.