La razón de la sinrazón de López Obrador
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Opinión

La razón de la sinrazón de López Obrador

 


 

En una reflexión fría y serena, tratando de entender las razones del presidente respecto a la reforma judicial, tal como la propone que a todas luces suena descabellada. Me pregunté, nadie en sus cinco sentidos y con una mínima información sobre la justicia en México, se le ocurriría este dislate. Si es verdad que referirse a la justicia en México tiene muchos claroscuros, especialmente en materia penal, porque interviene de forma determinante las Fiscalías que son quienes acusan y deben integrar perfectamente las carpetas de investigación y llevarle al juez todos los elementos de la acusación, si no, lo dejan desarmado para procesar a los imputados, y en todas las materias del fuero común, la lentitud nos agobia a los justiciables.

Es cierta la frase, que una justicia tardía no es justicia. Lo que obedece, más que nada, a que el número de juzgadores por habitantes es insuficiente. Los juzgados están saturados y sin modernizarse con procesos automatizados. Y todo eso, coadyuva con la corrupción, ya que la gente se desespera y ofrece dinero para darle prontitud. Me cuentan que, en un juzgado civil de un distrito del interior del Estado, son tres mil pesos para el secretario por cada acuerdo. El Poder Judicial del Estado, no hace revisiones o el que las hace, hace como que no ve. Yo no doy ni un peso, y mis acuerdos tardan de cuatro a seis meses. Incluso una admisión de un juicio sucesorio testamentario, no se ha admitido en dos años, porque se equivocaron y declinaron la competencia a la CDMX.

Interpuse el recurso de apelación a la Sala familiar, y tiene un año, un tema tan sencillo como es la competencia territorial. Esto es lo que la gente vive a diario. Pero, el Poder Judicial Federal, que en su mayoría son amparos en todas las materias, no sé cómo le hacen y dictan los acuerdos al día siguiente. Se que tienen jornadas extenuantes, sacan el trabajo con bastante esmero y profesionalismo.

Volviendo al pensamiento de López Obrador, pensé tiene que estar lleno de odio en contra del Poder Judicial Federal, para una propuesta así. Y me acordé del episodio de cuando fue jefe del Gobierno del entonces Distrito Federal en la época de Fox. Cuando con motivo de un predio conocido como “El Encino”, Rosario Robles entonces jefa del gobierno capitalino, habría expropiado el citado terreno. Y en diciembre del año 2000 los propietarios habían recurrido al juicio de amparo, surgido por las diferencias en la extensión del inmueble. Cuando en el año del 2003, López Obrador era el nuevo jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, ordenó la realización de obras para darle una salida alterna al hospital privado ABC.

Resulta que ya se habían abierto otros litigios y en uno de ellos, un juez de distrito, dicta una suspensión de la obra en dicho amparo, pero cuentan que la Segunda Sala de la Suprema Corte, revocó esa suspensión; sin embargo, en el 2004, el Procurador Macedo de la Concha, ya había iniciado la averiguación por desacato a una orden judicial y pide el desafuero al Congreso, politizándose el asunto pues el presidente Fox, intervino, a decir, de López Obrador, haciendo uso faccioso de la Ley. El desafuero, toma grandes dimensiones políticas el asunto que la votación del Congreso le favoreció al hoy presidente y cosa curiosa, en la votación en los que los diputados del PAN y no todos del PRI, pero si su mayoría. Tatiana Clouthier del PAN, voto junto con los del PRD y aliados al partido de López Obrador.

Lo que hace entendible, el porqué, la amistad de ella con López Obrador. Muñoz Ledo renunció como embajador en solidaridad con López Obrador y el personaje del que hoy, hablamos, hizo una gran marcha silenciosa con una alta concentración de personas, quienes portaron cubre boca como una simbólica mordaza por el autoritarismo de Fox y el uso faccioso de la ley que el presidente López, le atribuye. Hasta aquí la SCJN, actuó apegada a derecho y en favor del López Obrador, podría decirse; pues, al quedar si efectos la orden de suspensión de los trabajos de construcción del gobierno capitalino, quedaron desestimados los motivos del desafuero solicitado contra el jefe de Gobierno. A mi parecer, López Obrador, salió fortalecido de este embrollo político y nada que reclamarle a la SCJN.

Incluso los medios nacionales y algunos de los Estados Unidos de Norteamérica, les pareció que se habían violado las reglas de un proceso justo. Tal vez, del Juez de Distrito que, con su incidente de inejecución de la suspensión, López Obrador, midió la fuerza de una orden judicial y no le agradó que otro poder tenga tal fuerza. Será de lo único que pueda decir del Poder Judicial de la Federación. Y qué bueno que tenga ese poder la justicia federal. Pero con eso, se entiende por qué dejó sin dientes con la reforma a la ley de amparo, las medidas precautorias que puedan pedir los ciudadanos en amparos contra leyes. Le incomoda que haya otro poder con la misma fuerza que el Poder Ejecutivo. Tiene la cultura presidencialista de los setentas. Realmente con esta propuesta de reforma judicial, sale del clóset el supuesto demócrata para darse a conocer como el más autoritario de los presidentes que haya tenido México. No quiere contrapesos, ni nadie que le pida cuentas del excesivo gasto de los megaproyectos como el tren maya que declaró la información de seguridad nacional para no rendir cuentas.

 

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