Espejismo de la ética política
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Opinión

Espejismo de la ética política

 


Estamos a unas cuantas semanas de que se lleve a cabo el día de las elecciones en México. El domingo 2 de junio está cada vez más cerca. El peligro también.

Por lo pronto las campañas electorales están en auge y, por lo mismo, como ocurre en todo el mundo en el que se llevan a cabo elecciones, los candidatos de las distintas fórmulas electorales se increpan unos a otros, acusan incapacidades, engaños, mentiras, gastos extremos…: Es usual….

… Depende del elector decidir a quién cree o no; quien va de acuerdo con su propia línea de pensamiento y quién no… quién compra su voto y quién no… y así la feria y su jugada electoral.

Las candidatas y el candidato lanzan lo mismo acusaciones, como descalificaciones y denuncias en contra de sus opositores tal como si de veras cada uno estuviera libre de pecado. Saben que cada uno tiene sus posibilidades, pero también su talón de Aquiles.

Por lo pronto estamos en la etapa en la que han puesto en la mesa de análisis nacional algunos de sus ofrecimientos –según su línea política- para solucionar el grave tema de la falta de seguridad pública; de la violencia y el crimen; migración; condición económica; la salud como prioridad nacional y otros temas de gran relevancia.

Digamos que son los grandes problemas nacionales que están a la vista y que, atenderlos -por lo pronto en el discurso-, es capital político y electoral nada desdeñable. Los mexicanos quieren respuestas para vivir mejor y sin peligro, aunque algunas parecen surgir del libro de los sueños.

Tanto Xóchitl Gálvez de “Fuerza y Corazón por México” como Jorge Álvarez Máynez del “Movimiento Ciudadano” tienen un discurso propio; que surge de sus propias intenciones de gobierno y de su propia experiencia como funcionarios públicos o legislador, y por supuesto de sus partidos políticos.

La idea misma de que todo podría ser solucionado con cada una de estas propuestas merece la atención cuidadosa de los votantes, para saber si hay viabilidad en sus consejas; si se les cree o no; si es que en verdad tienen la intención de gobernar al país con ánimo de renovación y democrático o si será, como en el pasado: “de otro modo, lo mismo”.

Pero: En el caso de la señora Claudia Sheinbaum resulta extraordinario que en las encuestas publicadas por distintos medios de comunicación e información aparezca como cabeza de lista con un porcentaje que, al momento, parece inalcanzable por los otros dos candidatos de oposición.

¿De dónde surge ese alto grado de aceptación que dicen que es con el que cuenta? y que “Si las elecciones fueran hoy mismo: ganaría”.

Por una parte, hay que considerar que las encuestas han demostrado ser un instrumento más político que la realidad del momento electoral. Instrumento de uso para fines de propaganda. No olvidar que la mayoría de las encuestas en el mundo, como aquí, han fracasado estrepitosamente en los resultados electorales de España, Francia y no se diga en Argentina hace poco y tantos más.

Por otro lado, en este presunto alto porcentaje de aceptación de la señora Sheinbaum tiene su origen en julio de 2021, cuando el presidente la definió como una de las “Corcholatas” que podrían ser sucesoras de su gobierno. Y desde entonces está en campaña.

Esto porque pasó a ser la Corcholata ganadora en una consulta de extraño procedimiento para ser la Defensora de la 4-T (¿defenderla de qué?) y más tarde para ser la precandidata y luego ser la candidata: meses-meses-meses en los que ha llevado a cabo una campaña disfrazada de todo. Esto ha impactado tanto en muchos como también en un gasto archimillonario de recursos públicos. “No tienen llenadera”, dirían en mi tierra.

Luego: Es la candidata del presidente de México. Y es él quien lleva esa campaña. Ha puesto a disposición de este proceso –para que gane #EsClaudia—todos los aparatos de Estado. Recursos. Movilidad de gente. Instituciones. Gobiernos estatales afines, siempre dispuestos a agachar la testa. Su propia intención en cada uno de los actos en los que introduce la importancia de Claudia como presidenta y que ella significa la continuidad de su proyecto 4-T.

Ella lo sabe y lo acepta. Sabe que el presidente le entrega un bastón de mando, sin mando; es un bastón de la obediencia; es un bastón de silencio propio; es un bastón que es al mismo tiempo extensión de su voluntad de seguir gobernando a través de ella cuando se tenga que ir a Palenque… aunque no se irá si ella gana… Estará en todo México, aunque ya no se le vea…

Y la gran duda-paradoja-interrogante-suspicacia: Si la señora Sheinbaum no tiene un discurso propio. No tiene propuestas propias. No tiene ideas de gobierno, de país, de nación de su propio cuño y aspiración de un país ¿entonces de dónde sale esa aceptación que se dice en las encuestas?

Porque es cierto que día a día ella repite lo que se dice en Palacio Nacional. Si el presidente denuesta a alguna institución, ella lo hace al siguiente día; si recrimina tal o cual proceder de algún poder de la Unión, al día siguiente ella lo proclama como suyo; si el presidente acusa al INE, ella lo acusa; si a la Suprema Corte, ella repite que hay que elegir a los ministros… Si el presidente dice que no hay violencia ni criminalidad en México, ella dice que no la hay, para nada.

Todo-todo-todo, lo que ella dice es réplica del discurso de Palacio Nacional. ¿Entonces la conocemos? ¿Sabemos quién es ella? ¿En dónde radican sus valores políticos personales con vistas a lo nacional? ¿Es ella la que solucionará los grandes problemas nacionales de México?

Ya Gregorio Marañón refería el espejismo de la ética en algunos seres humanos. ¿Será este el caso?