El futuro es el pasado
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Opinión

El futuro es el pasado

 


Es indudable que el presidente López Obrador tiene conocimientos de historia nacional, aún con el tropiezo que tuvo al afirmar que el país se había fundado hace diez mil años. Está casado con Beatriz Gutiérrez Müller, a quien, de acuerdo a diferentes fuentes periodísticas, se le acredita el haber estudiado comunicación, una maestría en letras iberoamericanas y un doctorado en teoría literaria. Es promotora del rescate y preservación de archivos, ejemplo de ello fue el anuncio que realizó el pasado de 26 de enero, en el que afirmó que Oaxaca será la nueva sede del Archivo Agrario Nacional y dejó claro que con ese propósito se construirá un nuevo edificio, ya que anteriormente se había mencionado que el acervo sería resguardado en inmuebles ya existentes, dentro de los cuales se consideraba al antiguo penal de Ixcotel. 

También es autora del libro: La “memoria artificial” en la historia verdadera de la conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo. Aquí es necesario subrayar que el escrito atribuido a Bernal Díaz del Castillo tiene como propósito corregir las versiones que escribieron otros cronistas sobre la expedición de Cortés y que, de acuerdo a James Ray Green, recurrió a recursos mnemotécnicos. Bajo este planteamiento, Gutiérrez Mühler hace énfasis en la memoria artificial como técnica para reconstruir episodios considerados históricos y generar nuevas posiciones en torno a ellos.  

Coincidentemente, en el ámbito político y diplomático, el 26 de marzo de 2019 se hizo del conocimiento público que el presidente López Obrador envió una carta a Felipe VI, Rey de España, en la cual le solicita reconocer los atropellos que se cometieron durante la conquista y pedir perdón por ellos. Posteriormente, el 13 de agosto de 2021, el propio presidente López Obrador, pidió perdón por los excesos de la conquista en nombre del Estado mexicano, ello, en el marco de los 500 años de la caída del imperio mexica en 1521 y a 200 años de la independencia. Un mes después, propuso al priista y ex gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel, como embajador de México en España. Esta cadena de hechos, tuvo su más reciente episodio el pasado 10 de febrero, ya que durante la mañanera comentó que sería conveniente “pausar y distanciar las relaciones político-económicas” entre ambos países. 

Intuitivamente, el presidente tiene otras relaciones de afinidad con personajes y episodios históricos, que, aunque no aparecen en el logotipo de su gobierno, pareciera que influyen en su ejercicio y por ello, vale la pena iniciar su análisis para identificar el rumbo de los sucesos que están por venir. 

Ese personaje rector es Ricardo Flores Magón, oriundo de Oaxaca, el estado al que el presidente profesa un afecto particular. A Flores Magón se le ha definido como un idealista que hasta el final de sus días soñó con la existencia de “la ciudad de la paz”, en la cual no tuviera cabida ni el pecado ni la virtud y donde no tuvieran significado las palabras amo, esclavo, caridad, piedad, autoridad y obediencia. En esa ciudad, las personas debían de encontrar la manera de hacer agradable el trabajo, suprimiendo a los parásitos y convirtiéndose en propietarios y trabajadores al mismo tiempo, razón por la cual también un aspecto radiante, ya que el trabajo y el placer serían lo mismo. 

Sin embargo, ese idealismo, estaba alimentado por principios de acción política, como el hecho de opinar que el Estado era una “institución creada por el capitalismo para garantizar la explotación y subyugación de las masas, razón por la cual, al concluir la revolución en 1920, la Cámara de Diputados le otorgó una pensión, la cual rechazó, ya que consideraba que el dinero obtenido por el Estado representa el sudor, la angustia y el sacrificio de los trabajadores, por lo que ese dinero quemaría sus manos y llenaría su corazón de remordimiento. 

Otras coincidencias son su simpatía por el liberalismo y por la regeneración, esta última considerada como acción reivindicadora. En el caso de Flores Magón fundó y mantuvo en operación intermitentemente el periódico Regeneración, que alimentó las principales ideas que sirvieron para detonar la Revolución de 1910. En el caso del presidente, fundó un movimiento que ha servido como estructura política para la conquista del poder por la vía electoral. Flores Magón, aunque coincidente con el movimiento revolucionario, nunca accedió a sumarse a Madero, a quien consideraba burgués y se opuso a de la Huerta, Venustiano Carranza e incluso a Francisco Villa, de quien criticó su incondicionalidad a Madero y por ello lo definió como “un perro de la burguesía y (quien) fusila al proletariado que toma una pieza de pan para mitigar su hambre”. Con quien si externó afinidades fue con Emiliano Zapata, de quien pensaba que sí comprendía la toma de posesión de la tierra por los trabajadores para trabajarla sin amos. 

Ricardo Flores Magón es considerado anarquista y ese sello se lo imprimió al Partido Liberal Mexicano, al considerar que “todos los males que aquejan al ser humano provienen del sistema actual”.