Norteamérica, eje hegemónico
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Opinión

Norteamérica, eje hegemónico

 


Por Julio Faesler

La reunión de los tres jefes de Estado de Norteamérica no fue inocua. Comprometió decisiones internas e internacionales de los tres países y afectará las perspectivas económicas y políticas de muchos más.

La presentación hecha por el Presidente de México, preparada seguramente por su canciller, evitó los temas de ecología o reformas a legislación energética para referirse a tres grandes rubros.

Pandemia. Asunto de imperativa urgencia es controlar el avance de la enfermedad en el continente, tratar a los contagiados y mejorar programas de vacunación. El compromiso adoptado en la reunión fue reforzar el acceso popular de las vacunas autorizadas por la OMC y colaborar con su distribución.

Migración. Igualmente dramático, y a veces más que los estragos de la enfermedad, los remedios a la insensible y brutal cadena de abusos y violaciones a la dignidad del control migratorio dependen del presidente de Estados Unidos, los gobernadores, autoridades locales y del Congreso. Medidas arbitrarias subsisten.

Al exponer el tema de migración, el presidente López Obrador señaló que falta hacer a un lado mitos y distorsiones y analizar con realismo la escasez de mano de obra que existe tanto Estados Unidos como en Canadá para alcanzar ritmos completos de producción. López Obrador insistió en volver a programas que movilicen trabajadores, debidamente reglamentados, como el que ofreció Vicente Fox, para asegurar beneficios tangibles para todos los interesados. La mejor solución sería abrir dentro del continente la circulación libre de trabajadores, análoga a lo que existe en la Unión Europea.

Economía regional. Fue aquí donde resaltó la trascendencia de la reunión de los tres líderes. Para llevar adelante la coordinación continental que era el tema central de la reunión había que saber utilizar el T-MEC.

El Presidente mexicano enfocó su presentación desde lo económico como factor indispensable para convertir Norteamérica en un centro de desarrollo de justicia y bienestar conforme lo propuso el presidente Biden en su discurso de bienvenida.

De acuerdo con López Obrador, la primera cuestión es parar el crecimiento económico de China, cuyo notable empuje la ha llevado a superar el de Norteamérica en producción y comercio exterior. En efecto, continuó, si en la actualidad China ocupa el 14% del mercado mundial, Norteamérica vale 13 por ciento. De seguir a este ritmo, llegará en 2050 a ocupar el 42% del mercado mundial, mientras que Norteamérica será de sólo 12 por ciento. Ese desequilibrio generará tensiones que se resolverían con violencia..

El aplomo con que López Obrador señaló lo anterior fue tan preciso como inesperado. Develose así la cruda realidad internacional y todos los factores sociales y políticos que justifican Norteamérica como programa para hacer del continente el eje mundial de igual o superior potencia que el de China.

Definidas dichas aspiraciones de dominio mundial, la evolución que López Obrador prevé acabar en un violento choque.

Varias veces hemos señalado en nuestros artículos que el desarrollo regional propuesto por Estados Unidos es la creación del Eje Norteamérica como respuesta al reto de Pekín a la hegemonía de Washington.

Es grave el compromiso que representa para México identificarse con estrategias que limitan la diversificación de nuestros intercambios y relaciones internacionales hasta el grado de tener que pedir la autorización de nuestros socios para firmar un acuerdo comercial con un país cuya economía no es “de mercado”.

Llama poderosamente la atención que las prevenciones de López Obrador de la expansión de China contrasten con su simpatía por China en compras del gobierno mexicano y el fomento de sus negocios. China es nuestro segundo socio comercial y tercer mercado después de Canadá. Somos el mayor receptor latinoamericano de inversiones chinas en industrias automotrices y aeroespacial, como en San Luis Potosí, Chihuahua, Querétaro, Nuevo León o Jalisco. Algunas empresas mexicanas ganan contratos acompañadas de chinas.

Cientos de trolebuses importados íntegramente de China, en lugar de fabricarse en México, circulan en nuestras ciudades; un consorcio chino ganó en noviembre un importante contrato por varios millones de pesos para rehabilitar una línea del Metro, otra obtuvo el del primer tramo del Tren Maya.

El llamado que López Obrador hizo en la Casa Blanca para promover la sustitución de importaciones chinas no valdrá si no se insiste en fabricarlas en la región bajo acuerdos comerciales nacionalistas.

Fueron oportunas las propuestas de López Obrador en materia de distribución de vacunas o sobre políticas migratorias humanitarias de migración y su propuesta de circulación libre de trabajadores en el continente.

En cuanto a compartir el propósito hegemónico Norteamérica queda mucho por distinguir y aclarar. La geografía no es todo.

 

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