En el contexto del Domingo de la Palabra de Dios, instaurado por la Iglesia Católica, el arzobispo, Pedro Vázquez Villalobos, invitó a los asistentes a emocionarse al escuchar las Escrituras, llevarlas a su vida cotidiana y compartirlas con los demás.
La Palabra de Dios: alimento espiritual integral
El arzobispo subrayó que la Eucaristía consta de dos momentos fundamentales: la liturgia de la Palabra y la liturgia eucarística, y destacó que ambos son esenciales para el crecimiento espiritual.
“No solamente venga a escuchar la Palabra, también venga a alimentarse del Cuerpo y la Sangre del Señor. Dele importancia a los dos alimentos”, exhortó.
A través de sus palabras, Monseñor Vázquez Villalobos animó a los fieles a ser evangelizadores en sus hogares, barrios y lugares de trabajo, transmitiendo la Palabra de Dios en las acciones cotidianas y no solo en espacios formales de proclamación.
El arzobispo recordó el ejemplo del pueblo de Israel, que se emocionó profundamente al escuchar la Palabra de Dios tras un largo tiempo de silencio, tal como narra el libro de Nehemías. Invitó a los fieles a experimentar una emoción similar al escuchar las Escrituras y a permitir que transformen su vida.
Un llamado a la evangelización cotidiana
Vázquez Villalobos explicó que la evangelización no necesariamente implica predicar de manera formal, sino sembrar el mensaje divino en los momentos cotidianos.
“Evangeliza cuando anima a las personas a seguir esforzándose en su trabajo, cuando promueve el diálogo en su hogar o cuando consuela a alguien en un momento difícil”, explicó.
Además, exhortó a los fieles a practicar la escucha activa y a respetar la confianza de quienes comparten sus vivencias. “Silencio, sigilo, secreto. Aprendamos a escuchar, a dialogar y a guardar en el corazón lo que otros nos confían”, añadió.
Jesús: ¿el hijo del carpintero o el Mesías?
Retomando el Evangelio del día, el arzobispo planteó una pregunta central: “¿Y Jesús para usted, sigue siendo el hijo del carpintero nada más o es el Mesías?”. Recordó que, aunque muchos contemporáneos de Jesús no lo reconocieron como el Salvador, sus milagros y enseñanzas demostraron su naturaleza divina.
Monseñor Vázquez invitó a los fieles a abrirse a la obra liberadora de Jesús en sus vidas, dejando atrás el rencor, el odio y las actitudes negativas. “Estamos en un año de gracia, un año santo. No dejemos que pase sin llenarnos de gracia, sin crecer en fe y santidad”, concluyó.
Un mensaje de esperanza
El arzobispo cerró su mensaje con una exhortación a vivir como “peregrinos de esperanza”, buscando constantemente la gracia y las bendiciones divinas. Encomendó a los fieles a María, modelo de humildad y apertura a la Palabra de Dios, para que su ejemplo inspire a todos a escuchar, meditar y vivir las Escrituras.
Concluyó deseando bendiciones a los asistentes y recordándoles que Dios también habla a través de los acontecimientos cotidianos de la vida, siempre invitando al crecimiento espiritual y humano.