Pero como lo relata la Fundación Comunitaria de la región del Istmo, no pueden seguir permitiendo que se siga reconstruyendo en comunidades indígenas, sin respetar su cultura.
“Las nuevas edificaciones carecen de identidad y tampoco están hechas para el tipo de clima y entorno, hemos perdido identidad cuando se ha aceptado que se impongan modelos ajenos”, advierten.
Por eso invitan a los habitantes de los pueblos y comunidades afectadas por los movimientos telúricos del año pasado, esperar los tiempos y contribuir para erigir conforme a la tradición istmeña.
Tal como destaca Ana Rodríguez del Taller de Restauración, pues en sus meses de trabajo en las poblaciones de Santo Domingo Tehuantepec y Asunción Ixtaltepec, la prioridad ha sido concientizar a los habitantes de la riqueza cultural y arquitectónica de sus inmuebles.
“Nos hemos encontrado a gente que no quiere tirar lo que queda de sus casas y con ellos hemos trabajo, principalmente con materiales de la región y con el apoyo decidido de los pobladores”, subraya.
Un problema que han tenido que sortear en los meses en las comunidades ha sido, tanto la falta de mano de obra, como la escasez de material de construcción o bien su encarecimiento.
Rosalía Gutiérrez del Comité de Reconstrucción Digna de San Mateo del Mar, reconoce el interés de la gente por organizarse y poner en pie poco a poco su patrimonio, “en la comunidad hay esperanza pero sobre todo unidad”.
Sin duda un acierto que se ha tenido por parte de los participantes en las labores de reconstrucción ha sido la inclusión de las mujeres en las labores de diseño de espacios de sus viviendas, expresa.
En otras de las zonas afectadas por los sismos de hace un año resalta la zona Mixe, en donde sus viviendas también colapsaron, aunque en menor número con relación al Istmo de Tehuantepec.
Otro factor importante, añade Mario Ledezma del equipo de asesoría para la reconstrucción ha sido, la influencia que tiene la migración debido a que en algunos casos de desdeña a los materiales ancestrales.
“En muchos casos piensan que entre más rígida la construcción no se va a afectar con los movimientos telúricos, lo cual es incierto, pero que no siempre es lo ideal”, comenta el experto.
No obstante dice que la migración en estos momentos está muy ligada al proceso de edificación dado que los pobladores dependen en gran medida de los envíos de remesas, principalmente de Estados Unidos.
“Nos ha costado mover algunas cosas muy arraigada como lo es el horario de trabajo, pues nada más (los albañiles) laboran de 8 de la mañana a 3 de la tarde y al otro día no sabes si van a trabajar o como dicen ellos, a cuidar a sus animalitos”, expone.
Algo en lo que coinciden los participantes a la mesa redonda organizada por la Casa de la Ciudad a un año del sismo devastador ocurrido en Chiapas, pero con mayor impacto en el Istmo, es en el interés por rescatar y conservar sus casas tradicionales.
