Ante la persistente contaminación del río Salado por parte de empresas dedicadas al vaciado de fosas sépticas, el activista Nasario García, integrante del Colectivo de Organizaciones Ambientalistas de Oaxaca (COAO), señala que el problema data de al menos 6 o 7 años, pero que pese a las denuncias las autoridades e infractores parecen estar en complicidad.
En especial ahora que la Procuraduría de Protección al Ambiente del Estado de Oaxaca (Propaeo) carece de titular. “Esta práctica se ha venido dando desde hace más de seis o siete años, lo hemos denunciado y las autoridades no han hecho nada”, lamentó García, quien remarcó que tras la destitución de Ernesto Ruiz como procurador del Medio Ambiente del Estado de Oaxaca ni siquiera existe autoridad que pueda aplicar la ley.
Aunque antes el colectivo ha denunciado este problema ante la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), García señaló que estas se han deslindado “olímpicamente de esa responsabilidad” y que aunque como activistas lograron frenar el problema hace unos años, este ha resurgido.
“Estas personas que manejan las pipas de aguas residuales pertenecen a un sindicato muy combativo que le apuesta mucho a la violencia y que son parte del sistema”.
Si bien como colectivo de activistas reconoce que la lucha ha sido difícil y sin resultados, Nasario remarcó que seguirán con las denuncias, en espera de que las autoridades las atiendan.
Como este problema, el activista recordó que tras la denuncia por descargas en la playa principal de Puerto Escondido, finalmente la Conagua y la Semarnat recorrieron el área y detectaron más de 100 descargas y por lo cual se iniciarán los procesos correspondientes.
“Eso mismo estamos pidiendo para el río Salado”, refirió el activista, quien ante una próxima reunión con diputados de la comisión de medio ambiente del congreso local buscarán atención a esta y otras contaminaciones a los ríos Atoyac y Salado.
Este fin de semana, EL IMPARCIAL dio a conocer cómo diariamente en inmediaciones del río Salado, a la altura del cuartel inconcluso del ayuntamiento capitalino y cerca de agencias automotrices y colegio, varios camiones tipo pipas descargan sus aguas en el afluente.
El río Salado y el Atoyac adolecen de una contaminación muy fuerte y que a pesar del amparo ganado por la asociación Litigio Estratégico Indígena para garantizar un medio ambiente sano, las autoridades de los tres órdenes de gobierno no han acatado desde la sentencia del 2019.
De acuerdo con el plan de saneamiento de los ríos Atoyac y Salado del municipio de Oaxaca de Juárez, en el tramo que del río Salado pasa por la ciudad se han detectado 2 puntos de descarga de aguas residuales (hasta noviembre de 2022), una de ellas del vaciado de fosas sépticas que denunció EL IMPARCIAL.
La dependencia municipal reconoce en este plan que aunque como municipio tiene cierta responsabilidad para atender la problemática de la contaminación por aguas residuales de tipo doméstico, son los tres órdenes de gobierno los que comparten esta responsabilidad.
Con base en la Ley de Aguas Nacionales, el plan refiere que es la Comisión Nacional del Agua (Conagua) la que administra y custodia las aguas nacionales, por lo que es la responsable de dar o no concesiones de descarga de aguas como las que señala, aunque no especifica si se permite o no las de empresas dedicadas al vaciado de fosas.
Por la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, también señala que en el caso de estas descargas domésticas son el estado y el municipio los que deben de llevar el control de tales, su vigilancia, tratamiento y sanciones.
La Secretaría de Medio Ambiente y Cambio Climático de Oaxaca de Juárez señala que el río Salado es un afluente que nace al sur del municipio de San Miguel Amatlán, cerca de Cuajimoloyas, pero que ahí es conocido como Arroyo Cacalote y al ir rumbo al sur y pasar por otros municipios se une con el arroyo Guueshguet, donde adopta el nombre de Arroyo Seco. El río pasa por la Villa Díaz Ordaz y Tlacolula, donde ya se conoce como río Salado, luego se une con el río Grande y posteriormente pasa por la ciudad de Oaxaca, Santa Lucía del Camino y San Antonio de la Cal, donde confluye con el río Atoyac.
