Organizaciones de la Sociedad Civil acusaron a la Secretaría de Fomento Agropecuario y Desarrollo Rural (Sefader) de entregar semillas mejoradas de maíz, con lo cual se atenta contra el patrimonio cultural de los pueblos.
Los integrantes del Espacio Estatal en Defensa del Maíz Nativo de Oaxaca señalaron a la Sefader del Gobierno del Estado, de implementar el programa de Abasto Seguro de Maíz, y pretender entregar a los campesinos semillas mejoradas de la marca Reycoll y fertilizantes químicos.
Alertaron que Oaxaca es un centro de origen y diversificación del maíz en el que se encuentran al menos 35 de las más de 60 razas de maíz que se cultivan en algún lugar de México.
Recordaron que muchos campesinos e indígenas oaxaqueños han rechazado las semillas entregadas por el programa Abasto Seguro, aunado a que una de sus bases es la distribución de un solo tipo de semilla para todas las comunidades del estado, lo que es un atentado a la diversidad biológica y el patrimonio cultural de los pueblos indígenas.
Explicaron que se pretende lograr la autosuficiencia alimentaria, pero a la fecha nuestro país sigue importando maíz y otros granos de consumo básico.
La distribución de fertilizantes químicos en comunidades donde no se han utilizado desde hace muchos años, es otro atentado a la diversidad microbiológica que se ha preservado en los suelos de los pueblos indígenas y comunidades campesinas de Oaxaca, informaron.
Si bien el campesino no tiene otra opción que aceptar los sacos, estos en muchos casos se almacenan o se venden”, comentaron.
El programa Abasto Seguro de Maíz solo ha sido hasta ahora un nuevo paquete de insumos para la agricultura, que ha desdeñado las capacidades y saberes que los campesinos oaxaqueños utilizan para su sobrevivencia, denunciaron.
Dijeron que en Oaxaca y en muchas otras regiones de México se conservan y luchan por conservar las semillas nativas, las prácticas tradicionales de cultivo que han sido permanentemente menospreciadas.
Rechazaron todo intento de privatización de las semillas indígenas y campesinas, tanto por empresas transnacionales, como por iniciativas nacionales, “miles de años de creación hoy quieren ser expropiadas por intereses mezquinos en aras del libre comercio y la ganancia”.
No queremos más programas asistencialistas para el campo mexicano, es urgente que se establezcan políticas públicas que pongan énfasis en el respeto a los saberes tradicionales de los pueblos indígenas y comunidades campesinas, así como en las prácticas agroecológicas que han sido respetuosas con sus culturas, sus formas de organización y privilegian el diálogo y la experimentación”, cerraron.
