El arzobispo de la arquidiócesis de Antequera-Oaxaca, Pedro Vázquez Villalobos, se pronunció en desacuerdo con quienes reclaman justicia afectando a otros con bloqueos en la ciudad y no optan por el diálogo para dirimir los conflictos.
Las recientes movilizaciones que han cerrado calles y carreteras federales, afectan a personas que se dirigen a sus trabajos, hogares o a recibir atención médica, formándose una injusticia, refirió monseñor.
Aunque reconoció la existencia de una problemática de injusticias, de malos tratos, de situaciones no resueltas, de desarreglar en lugar de arreglar, cuestionó la forma de pedir atención.
“Tienen derecho de manifestarse, de hablar de su problemática, a levantar su voz a que se les escuche a que les atiendan y que remedien sus problemas, pero también los otros tienen derechos que no deben ser pisoteados, tampoco deben pagar por otros”, señaló.
Por ello, monseñor convocó a todas las partes en trabajar juntas para llegar a las soluciones con el menor daño posible al libre tránsito de los demás, en no incidir de manera negativa en la vida cotidiana de ninguna persona.
También conminó a los funcionarios responsables en dar atención a que cumplan sus compromisos y den soluciones.
“Necesitamos la paz, la armonía; dialoguen, encuentren soluciones, cedan unos y otros para no dañar a quienes nos visitan a quienes son nuestros hermanos”, rogó.
Y es que, en su mensaje dominical, habló de la función de denuncia que tiene el profeta, es decir, todo bautizado y en la ciudad hay ciertas situaciones que no son agradables.
Incluyó a los reporteros y reporteras que acuden a varias comunidades, quienes se encuentran con mucha gente, a denunciar con justicia las situaciones que viven los demás, sin atribuir a la confrontación.
“Todos tenemos que ir a denunciar lo injusto; no nos callemos, no guardemos silencio, porque somos profetas”, indicó.
No obstante, reconoció la dificultad de los bautizados en cumplir con su responsabilidad y prefieren callar cobardemente.
“No denuncio porque esto me compromete, y nos quedamos en silencio ante lo que pasa en nuestra casa, en nuestro entorno familiar”, reforzó.
Eso lleva a la gente a estar inquieta por decir algo, pero no abre la boca para hacer una denuncia de algún comportamiento que no va de acuerdo con el proyecto de Dios.
“Usted tiene miedo de denunciar y yo también, pero tenemos que ser conscientes de ser profetas, de cumplir con nuestra misión y estar atentos de lo que pase en el entorno”, recomendó.
