Este domingo, el arzobispo de Antequera Oaxaca, Pedro Vázquez Villalobos, se quejó porque el atrio de la Catedral de Nuestra Señora de La Asunción (más conocida como catedral metropolitana) ha sido utilizado para diversas actividades y sin que se consulte o pida la anuencia al párroco encargado.
Debido a la eliminación de sus bardas o rejas que tuvieron hace varios años, atrios como el de la catedral, el del templo de Santo Domingo de Guzmán o el de San Agustín, todos en la ciudad de Oaxaca y con categoría de monumento histórico, han sido usados para actividades comerciales, culturales y gubernamentales.
El fin de semana, en el atrio de la Catedral Metropolitana, que suele confundirse con el zócalo o la Alameda de León, se instalaron la Feria Internacional del Libro de Oaxaca, el Tianguis Literario Autónomo y Popular, así como un templete para una actividad de gobierno. Además de que diariamente en él se instalan vendedores de globos o burbujas, así como algún payaso.
Otorgar o no un permiso para usar bienes históricos federales como estos, cuando el fin sea distinto al religioso, corresponde al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Aunque el instituto también ha reconocido que ninguna autoridad o particular se ha acercado a pedirles el permiso correspondiente, en el cual debe haber diálogo con los responsables de estos bienes o posesionarios de los mismos, en estos casos los párrocos de los templos, pues hay actividades que podrían afectar el culto.
Ayer, debido al ruido de las actividades en su atrio, al menos una de las puertas de la catedral metropolitana fue cerrada.
Las de este fin de semana no han sido las únicas actividades hechas por particulares o autoridades que carecen de la autorización del INAH.
En 2023, varias actividades organizadas por el gobierno estatal se realizaron en el atrio del templo de Santo Domingo de Guzmán y su fachada, pero sin solicitar el permiso correspondiente al INAH y sin avisar de ello al párroco del templo, representante de la institución posesionaria del mismo, por lo que las actividades al interior del templo se vieron afectadas.
En marzo de este año, al INAH había señalado a este diario que a raíz del uso indiscriminado de atrios de templos como el de Santo Domingo de Guzmán, el instituto acordó con los gobiernos estatal y municipal acatar la normatividad, tanto la que estipula la ley federal sobre monumentos y zonas arqueológicos, artísticos e históricos como el reglamento de aplicación del Plan Parcial del Centro Histórico.